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P. 2021

Premios 2021 del Real Club de Monteros

 

Premio Literario Jaime de Foxá 2021

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El Premio Literario Jaime de Foxá en su vigésimo sexta edición, recayendo el galardón en la cacereña/sevillana Dña. Mercedes Barona Martín por la publicación en el diario ABC,  el 7 de julio del año 2021, de un magnífico artículo denominado “AMAR BIEN LA TIERRA”. El Sr. Secretario del Jurado, D. César Fernández de la Peña, dio lectura al acta de concesión. Posteriormente la presentación de la premiada corrió de la mano de D. Javier Hidalgo de Argüeso, amigo de la misma, que con todo el cariño y admiración alabó las dotes humanas y periodísticas de la feliz galardonada. Sin ser cazadora demostró una sensibilidad hacia la vida rural y cinegética muy poco común.

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El Premio a la Personalidad Venatoria le fue concedido este año al Excmo. Sr. Marqués de Villanueva de Valdueza, D. Alonso Álvarez de Toledo, por su más que reconocida trayectoria como cazador,  tanto en nuestra patria como en el extranjero, sus años de dedicación plena a la defensa de la caza antes todos los estamentos y su probada participación en toda suerte de organismos y foros relacionados con la actividad venatoria. Una trayectoria sin duda admirable. Su presentación la llevó a cabo el Excmo. Sr. D. Santiago Satrústegui, que desgloso su importante trayectoria como cazador desde su niñez.

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El Premio Arte y Cultura, le fue concedida al maestro D. Mariano Aguayo, por su relevantísima contribución al arte cinegético mediante su ingente producción de preciosos dibujos, pinturas y esculturas. Una trayectoria absolutamente reconocida por todos. Desde su Córdoba natal aún hoy sigue deleitándonos con el arte que mana por sus cuatro costados. Cuando ves uno de esos podencos tan maravillosamente pintados por Aguayo, sientes el latir de sus corazones monteros. Su presentación vino de la mano de D. Pedro González de Arispe, editor de la Trébere, que ha publicado muchos libros de Mariano Aguayo y muchos de sus dibujos.

P. 2019

Premios 2019 del Real Club de Monteros

 

Premio Literario Jaime de Foxá 2019

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Reunido el Jurado del Premio literario del Real Club de Monteros, Jaime de Foxá, ha acordado otorgar el mismo, en su edición 2019, a Don Ramón J. Soria Breña, por su artículo “Pólvora y Agua”, publicado en el número de Agosto de 2019 en la revista “Trofeo”.

Pólvora y Agua
revista Trofeo, agosto 2019
Pólvora_y_Agua_-_revista_Trofeo_Agosto_

Como sabéis, este año la dotación económica que acompaña al Premio Foxá, será aportada por el Real Club de Monteros a falta de Patrocinador.


Nuestro Premio Jaime de Foxá goza de un enorme prestigio siendo el mejor dotado de cuantos se conceden por un artículo periodístico que “a juicio del Jurado exprese, defienda o divulgue de manera sobresaliente cualquier tema de carácter cinegético”, como se recoge en las bases del mismo.

El flamante XXIV Premio Jaime de Foxá del Real Club de Monteros, Don Ramón J. Soria, (Jarandilla de la Vera 1965) es antropólogo y escritor. Durante treinta años ha investigado como consultor los hábitos alimenticios de las sociedades de consumo.


Apasionado de la pesca a mosca y de la naturaleza, es colaborador habitual de las revistas con ella relacionadas. Ha escrito varias novelas y una colección de cuentos.


La entrega del Premio está prevista para el próximo día 1 de Octubre, D.m., en un almuerzo en el Real Club Puerta de Hierro de Madrid.

P. 2018

Premios 2018 del Real Club de Monteros

 

Premio Literario Jaime de Foxá 2018

Dr. Eduardo Romero Nieto

Premio Personalidad Venatoria 2018

 

En su XXVII edición la Junta del Real Club de Monteros, reunida al efecto, ha concedido el premio a la personalidad venatoria del año 2018 a D. Miguel Oriol e Ybarra en expreso reconocimiento a su  muy larga trayectoria como gran cazador de reconocido prestigio en todo el ámbito nacional, por su impecable defensa a ultranza del mundo rural, sus gentes y su medio de vida, y por su gran actividad como magnífico gestor de fincas de caza de nombre ya mítico como Santa Mª del Carmen de Layos, El Taray y recientemente El Zumajo.  Miguel Oriol ha sido y es un icono de la actividad cinegética en España, un espejo en el que muchos jóvenes que empiezan a caminar por los vericuetos de la actividad venatoria pueden mirarse para comprender más y aprender a amar mejor el mundo de la caza, un ejemplo para todos.

 

Es por ello, por lo que los miembros de la Junta del RCM con su presidente a la cabeza, Carmen Basarán Conde, sus vicepresindentes, Rodrigo Moreno Borbón y Laureano de las Cuevas, Secretario, Reyes Artiñano, Tesorero, Jaime Fernández Gasset, y Vocales, Miguel Ángel Perlado, Ramón Estalella, Eduardo Trigo, Joaquín de La Patza, Pablo Fernández Gasset y Ramón Menéndez-Pidal, le han otorgado tan importante galardón en esta edición del año 2018. D. Miguel entra a formar parte de la pléyade de grandes cazadores españoles que ya recibieron este premio tales como Enrique Zamácola, José Madrazo, Dr. Eduardo Romero Nieto, Pedro Ampuero Castellanos o José María de Blanca Finat, duque de Pastrana.

 

 

La entrega de ambos premios tuvo lugar en la comida que se celebró el día 20 de junio de 2019 en el Real Club de Puerta de Hierro de Madrid, dando comienzo a las 14:00 horas.

El Real Club de Monteros ha otorgado el premio literario “Jaime de Foxá” en su XXIII edición a Gerardo Pajares Bernaldo de Quirós por su artículo “Réquiem por el gran señor del bosque” publicado en ABC el 6 de abril de 2018 en el que contaba la dramática situación que viven los urogallos, la mayor de nuestras aves forestales que está abocada a la extinción.

 

El premio, que cuenta con el patrocinio de Leica, fue otorgado por mayoría por un jurado integrado por la presidenta del Real Club de Monteros, Carmen Basarán, Julián Coca, Juan José Viola, Pablo Capote, Juan Delibes, Jaime Arana, Joaquín de Lapatza, en representación de Leica, la firma patrocinadora del premio, Manuel de Juan como ganador de la anterior edición, César Fernández de la Peña como secretario del jurado y Ramón Pérez-Maura como presidente del mismo. El presidente se abstuvo en la votación final. Desde su primera edición en 1996 el premio Jaime de Foxa ha sido otorgado, entre otros, a Miguel Delibes, Alfonso Ussía, Raúl del Pozo, Antonio Pérez Henares, Tico Medina, Arturo Pérez-Reverte, Ramón Pérez-Maura o Luis Ventoso.

Réquiem por el gran señor del bosque
ABC, 6 de abril de 2018
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P. 2017

Premios 2017 del Real Club de Monteros

 

Premio Literario Jaime de Foxá 2017

Javier Barcaiztegui Rezola

El pasado 17 de abril se reunió el jurado del Premio Literario ‘Jaime de Foxá’ del Real Club de Monteros, que decidió por mayoría conceder este galardón en su edición del año 2017, al Sr. D. Manuel de Juan López-Lago, -Lolo de Juan- amante de la montería, los caballos y el campo, así como reconocido gestor cinegético y autor de varios libros, por su artículo titulado ‘El lobo cerval’ publicado por él en la sección propia ‘El rincón de Polvorilla’ de la revista Caza y Safaris número 397. Este galardón conlleva una dotación económica y una medalla conmemorativa del Club. Este es el segundo año en que está patrocinado por LEICA, la afamada firma alemana dedicada a la fabricación de instrumentos ópticos de gran calidad y precisión, con especial implantación en el mercado cinegético.

El lobo cerval
sección ‘El rincón de Polvorilla’ de la revista Caza y Safaris número 397
Colmillos en la memoria Arturo Pérez-Reverte, Artículo XL Semanal

El jurado de este premio es diferente al de los otros dos premios del Club y está designado a tal efecto. En este caso está compuesto por el Excmo. Sr. D. Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, como presidente, el Excmo. Sr. D. Rafael Castellano Barón, conde de Priego, como secretario, formando el resto del jurado los Sres. D. Juan Delibes de Castro, D. Pablo Capote Urosa, D. Julián Coca Borrego, D. César Fernández de la Peña, como presidente del Real Club de Monteros, y por último el Sr. D. Joaquín de Lapatza Benito, en representación de Leica, patrocinadora de este premio.

Dr. Eduardo Romero Nieto

Premio Personalidad Venatoria 2017

 

Durante el transcurso de la reunión celebrada con fecha del 4 de abril de 2018, el jurado de los premios del Real Club de Monteros ha decidido por unanimidad, otorgar el Premio a la Personalidad Venatoria 2017, a D. José María de la Blanca Finat y Bustos, duque de Pastrana «por la acertada y modélica gestión cinegética de sus cotos de caza, y en especial de la finca ‘El Castañar’, contribuyendo a la conservación y mantenimiento de ecosistemas muy valiosos».

El jurado de este premio está conformado por los miembros de la Junta Directiva del RCM, el Ilmo. Sr. D. José Antonio Rein Duffau, los Sres. D. Jaime Fernández Gasset, D. Ramón Estalella Halffter, D. Santiago Segovia Pérez, D. Miguel Angel Perlado Sotodosos, D. Pablo Fernández Gasset, D. Rodrigo Moreno de Borbón, D. Julián Coca Borrego, D. Eduardo Trigo y Sierra, D. Joaquín de Lapatza Benito y D. Ramón Menéndez-Pidal y Eiras, presididos por D. César Fernández de la Peña.

Premio Arte y Cultura 2017

 

Durante el transcurso de la citada reunión, el mismo jurado ha decidido por unanimidad, otorgar el Premio Arte y Cultura 2017, a D. Iván Martínez-Cubells Leyún, como Director de ‘Fuera de Serie’ y del Área Transversal Estilo de Vida de Unidad Editorial, «por su valiosa aportación a la comprensión de la realidad cinegética y el mundo rural por parte de todas las esferas de la sociedad».

Javier Barcaiztegui Rezola
Javier Barcaiztegui Rezola
Actos de la entrega de Premios 2017
del Real Club de Monteros

El pasado 26 de junio se celebraron los solemnes actos de entrega de los premios anuales del Real Club de Monteros correspondientes al año 2017, en el Real Club Puerta Hierro de Madrid, que tuvo que habilitar la terraza para poder acoger a las más de 250 personas que acudieron a los mismos, presentando un lleno total de sus jardines, debido a la excelente acogida que tuvieron estos actos.

Concurrieron personas procedentes de variados puntos de nuestra geografía nacional, al haberse configurado esta celebración como un punto de encuentro y confraternización de todos los aficionados a la montería española entre socios y amigos.

Una vez terminada la cena el presidente del Real Club de Monteros, César Fernández de la Peña, hizo una revisión de las actividades llevadas a cabo durante el último año, concluyendo que ante todo iban «orientadas a contribuir a que la sociedad esté mejor concienciada e informada sobre los beneficios de la caza y esa labor es la que premiamos con estos galardones», recordando que «para los que sea un orgullo montear bien, si no respetamos la ética venatoria, ni al compañero de armada, ni las reses sobre las que ejercemos nuestra afición con pasión pero sin odio, acabaremos con la montería o lo que es peor; la convertiremos en una caricatura sangrienta». 

No quiso pasar por alto el agradecimiento del Club hacia la firma de óptica Leica, que patrocina por segundo año el Premio Literario Jaime de Foxá, y que delegó una representación del máximo nivel en estos actos.

En este instante, el presidente pasó la palabra a Pablo Fernández Gasset y a Rafael Castellano Barón, conde de Priego, quienes dieron lectura de las actas de los acuerdos por los que se nombraban a los galardonados en esta edición 2017.

Tras este punto S.A.R. Dª Teresa de Borbón, marquesa de Laserna, efectuó la entrega de los premios, y después Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, efectuó una cariñosa semblanza de los premiados en su condición de presidente honorífico del RCM, semblanza que como es habitual en él, aderezó con apuntes biográficos de los mismos.

Comenzó refiriéndose a Iván Martínez-Cubells Leyún, como un gran valedor del mundo rural desde la tribuna mediática que dirige, ‘Fuera de Serie’, ya que «desde esas páginas defiende, con la mirada puesta en España, lo rústico; lo mismo pueden ser las razas autóctonas de ganado que la dehesa, ese milagro que han sabido llevar a efecto los hispanos domesticando la naturaleza, y siempre mostrando la caza como una actividad consustancial con los espacios abiertos, y sin la cual las poblaciones silvestres dispararían su número, y demostrando que resulta una potente ayuda para mitigar la emigración y la desertización de nuestros campos».

Posteriormente pasó a señalar los valores de José María de la Blanca Finat y Bustos, duque de Pastrana, que le hacían merecedor del galardón recibido, y del que señaló que «el campo ha sido siempre su horizonte y su ilusión, desde conducir la vacada por cordeles y coladas desde Toledo a Ávila, la ingrata y complicada gestión de una ganadería de bravo que no permite errores en la selección de los sementales, a la plantación de viñedo en El Castañar y la elaboración de quesos con denominación propia. Y con el campo la cacería, especialmente la de mayor en montería, que él considera el mejor modo de hacer sociedad: desayuno y cena con los amigos y entremedias reses y el latir de los perros».

A partir de ese momento se centró en Manuel de Juan López-Lago –Lolo de Juan-, del que refirió su vida entera coligada al campo como parte indisociable de su ser, señalando que «el campo ha sido su maestro y es ahora su vida, le cuesta moverse sin el olor del cantueso y del tomillo y su existencia solo la entiende a lomos de la silla vaquera». Pero además de destacar sus méritos con la montería y la pluma «con esa preparación, ayuno de Quevedo, tiene la perspicacia del santiaguista con el lenguaje, y olvidado de Rubén, juega con la música de la palabras que es a la prosa como el canto llano a la liturgia», también nos descubrió su faceta humanitaria como Camillero de Lourdes, a lo que habría que unir que el importe del premio recibido será donado a la Fundación Sobre Ruedaswww.fundacionsobreruedas.org - de ayuda a las personas con parálisis cerebral.

Para terminar hizo saber a todos los presentes que se despedía como cabeza del jurado del premio Jaime de Foxá: «Adelanto a los socios del Real Club de Monteros la carta que he entregado al Presidente, y barro el polvo del suelo con las plumas de mi chambergo para saludar a todos mis consocios, me disculpo por los rollos que han tenido que soportar y por las inconveniencias, si las ha habido, y agradezco muy de veras las muchas satisfacciones que en el desempeño de jurado me ha tocado disfrutar».

De entre los premiados el primero en intervenir fue José María de la Blanca Finat y Bustos, duque de Pastrana, quien aludió repetidas veces a su edad y a lo cambiado que está el mundo de la caza desde que él anduvo sus primeros pasos por este camino. También hizo mención al honor que para él representaba pasar a formar parte del elenco de premiados por el Club.

Iván Martínez-Cubells Leyún apuntó a los tiempos en los que estamos viviendo, donde cada día es más difícil que un medio de comunicación generalista y de gran éxito, pueda dedicar espacios a divulgar las actividades rurales y entre ellas la caza, pero ante todo expuso que el premio no se le concedía a él sino a la publicación en la que trabaja. Para Iván esta divulgación se ha de hacer con la máxima naturalidad, tal y como se abordan otros temas sin cortapisa alguna.

Manuel de Juan López-Lago nos explicó que los relatos del Rincón de Polvorilla, uno de los cuales ha sido premiado, están siempre ligados al caballo, a la caza y al campo, porque que él no es cazador, ni jinete, ni escritor, ya que se considera aficionado a cada uno de estas actividades, puesto que si le gustara sólo disparar, en un simple banco de tiro podría calmar mi ambición. Si fuera sólo cazador, acudiría al campo únicamente con un arma al hombro y si le gustaran sólo los caballos, en un picadero cubierto podría pasar las horas. Pero considera que la caza y el caballo son los medios para sumergirse en la Naturaleza, apreciar sus épocas diferenciadas por las estaciones, las labores agrícolas, las ganaderas...

Finalizó su intervención comentando lo agradecido que está a la vida y a quiénes la comparten con él, y por un pacto que tiene con la Morenita de Guadalupe, de manera que la dotación económica de el premio va íntegra a la Fundación Sobre Ruedas, que ayuda a chicos con parálisis cerebral, a jóvenes como él, a la vuelta de la esquina, que no tienen la suerte de subirse a un caballo cuando quieren, ni de pasear por un alcornocal en tiempos de descorche.

(Fotografías: Rodrigo Moreno de Borbón)

Discurso de la entrega de Premios RCM 2017 de César Fernández de la Peña

Queridos compañeros del Real Club de Monteros y amigos todos.

Nuevamente nos encontramos reunidos en este Club de la Puerta de Hierro que amablemente nos acoge para entregar los Premios correspondientes al año 2017.

Hace más de 25 años que iniciamos la concesión de unos Premios a la Personalidad Venatoria y Arte y Cultura al que se unió unos años después el Literario Jaime de Foxá actualmente bajo el patrocinio generoso de LEICA y que se han convertido en referencia dentro del mundo cinegético.

Lo prueba la numerosa asistencia que hoy nos congregamos y que, evidentemente, nos enorgullece al constatar la importancia y el acierto de los Jurados que han seleccionado a las personalidades a los que se les otorga.

De ellos y de sus méritos os hablará a continuación con mucho mejor verbo nuestro Presidente de Honor el Marqués de Laserna.

Yo como presidente del Club no puedo dejar pasar la ocasión para comentaros sobre nuestras actuaciones que siguen orientadas a contribuir que la sociedad esté mejor concienciada e informada sobre los beneficios de la caza y esa labor es la que premiamos con estos galardones.

Es evidente que desde nuestra creación en los años 60 hemos sufrido lo que podemos denominar “vientos de la historia” y hemos tenido que acoplarnos pasando de ser una gratísima reunión de amigos cazadores y monteros que intercambian información sobre todos los temas cinegéticos a unos defensores de la caza en general y, muy especialmente de la montería tradicional el arte que defiende nuestro lema de “venari non est occidere” o en castellano puro: “cazar no es matar”.

Por ello si antes lo hacíamos en los locales sociales, ahora con internet en funcionamiento, lo hacemos a través de una web cada día más operativa y que os animamos a utilizar.

Hoy participamos y colaboramos con instituciones tan importantes como la Fundacion de defensa del lince y el águila imperial, los estudios de Artemisan, el programa de Aequilibrium con los corzos, la recién formada Alianza Rural y los trabajos que la Asociación Española de rehalas viene realizando para conseguir que la montería sea declarada Bien de Interés Cultural en Extremadura y Andalucía.

Además, mantenemos acuerdos con la Cofradía de San Huberto, el Club de la Chasse en París y su Museo de la Caza, con un comedor exquisito, con AEPES asociación española de perros de sangre.

Los junior, cada vez más presentes en todo, la montería que organizamos todos los años y el Club Financiero donde estamos domiciliados y que ofrece múltiples servicios a nuestros miembros.

En resumen, que pertenecer a nuestro Club es un orgullo y a ello os animamos a los que todavía no pertenecéis al mismo para que juntos sigamos manteniendo el espíritu y sobretodo la tradición de cazar nuestros montes con las extraordinarias rehalas de perros que, con gran sacrificio, un grupo de grandes aficionados, de los que varios hoy nos acompañan, mantienen con enormes sacrificios. A ellos nuestro mayor apoyo para lo que se necesite.

Y recordad que para los que sea un orgullo montear bien, si no respetamos la ética venatoria, ni al compañero de armada, ni las reses sobre las que ejercemos nuestra afición con pasión pero sin odio, acabaremos con la montería o lo que es peor la convertiremos en una caricatura sangrienta.

Discurso de la entrega de Premios RCM 2017 de Íñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna

Iván Martínez-Cubells y Leyún ha recibido el Premio de Arte y Cultura del Real Club de Monteros, y aceptad que pronuncie enteros ambos apellidos como una protesta ante la extendida costumbre de abreviar los nombres olvidando el materno, con el que los hispanos, únicos entre nuestros vecinos, rendimos homenaje a la madre.

Este premio es un galardón que distingue los dos apartados que enuncia su título y lo inauguró el Marqués de Viesca por su mecenazgo a la literatura venatoria; luego lo han recibido destacados artistas como Andrés Parladé, Josechu Lalanda y Chiqui Díaz; instituciones tales que la Junta Nacional de Homologación de Trofeos de Caza y personalidades como Tono Valverde, padre del parque Nacional de Doñana. Hoy Iván engrosa esa meritoria lista.

El premiado ha mamado el arte desde la cuna pues pertenece a un linaje de pintores que se distinguieron por sus cuadros históricos y costumbristas y por notabilísimas restauraciones como la serie negra de Goya. Un tío se dedicó también a las Bellas Artes, estudiando y ejerciendo la carrera de arquitectura.

La caza le viene de largo; se hizo ‘novio’ en san Lorenzo de Calatrava en cacería organizada por nuestro presidente, luego por el costado de su esposa, Irene, organizó numerosos años la montería de «Las Mesas del Bembezar». Pero enamorado de la naturaleza, la escopeta o el rifle se le quedaron cortos y se ha empleado también con la pesca, más difícil y sutil que la caza, y con vocación de apóstol organiza todos los años un campamento para iniciar a los niños en esa arte. El décimo lo ha celebrado el fin de semana pasado.

Nació en Santiago de Compostela demostrando su buen gusto y despertó al mundo de la información como director de Gaceta Universitaria. Luego le tocó trabajar en el suplemento Crónica y ahora dirige el semanario Fuera de serie que tiene una tirada de trescientos mil ejemplares y que ha convertido en un canto al mundo rural. Desde esas páginas defiende, con la mirada puesta en España, lo rústico; lo mismo pueden ser las razas autóctonas de ganado que la dehesa, ese milagro que han sabido llevar a efecto los hispanos domesticando la naturaleza, y siempre mostrando la caza como una actividad consustancial con los espacios abiertos y sin la cual las poblaciones silvestres dispararían su número y demostrando que resulta una potente ayuda para mitigar la emigración y la desertización de nuestros campos.

La prensa, esa vertiente de la cultura que dicen está en riesgo como el lince por el avance de lo audiovisual, ha estado siempre muy considerada por el Real Club de Monteros, solo tengo que recordar el premio Jaime de Foxá, único existente en su género. Hoy con Iván vuelve el Club a fijar su mirada en esta especialidad y de la mejor manera posible: por quien la cultiva desde la verdad y poniendo el acento en el campo y en la cacería, una actividad que es necesaria e imprescindible.

¡Enhorabuena Iván!

 

El Premio a la Personalidad Venatoria toma este año su pleno significado con la persona a quien se le ha otorgado; José Finat y Bustos, duque de Pastrana. Saludarle ahora es como hacerlo a mis recuerdos, porque nuestras vidas se han entrecruzado desde muy jóvenes.

El Real Club de Monteros instituyó este premio para hacer patente la admiración del conjunto de los cazadores para personajes que, sin alharacas ni aspavientos, eran reconocidos como una referencia en la gran cofradía de los cazadores. Ahora Pepe viene a unirse al prestigiosísimo grupo de quienes han recibido este galardón y repito el nombre de algunos de ellos: S.M. el Rey don Juan Carlos, el perrero Perico Valdueza y la Infanta Doña Alicia, el Conde de Teba, la Duquesa de Montellano, Paco Basarán y un largo y admirado etcétera.

Pastrana ha hecho, desde siempre, de la discreción su bandera pero la verdad tiene sus propios cauces y acaba por hacerse visible. Refugiado en el rifle, parece que hubiera prescindido de la escopeta o que no sobresaliera con ella, nada menos cierto; le recuerdo durante los años de Universidad, en los ojeos de perdices, disparando con rapidez y sin volverse nunca, juzgando con acierto a las patirrojas, y mojar la oreja a tiradores de mucha fama.

Es verdad que la montería y la gestión de cotos ha sido su dedicación más constante. Y ¡qué cotos! «Buenavista» y «El Castañar» pero también «Campozálvaro» donde se enterraban los pies en la nieve para cobrar un menguado número de piezas.

Su niñez trascurrió en Berlín, donde su padre era embajador, la juventud en Madrid como hijo del Alcalde, ninguna de esas condiciones consiguió ofuscarle, luego, inesperadamente estudió Químicas y después de la tragedia de perder, en las aguas del Tajo, un hermano que era su amigo, contrajo matrimonio con Linette, belleza asturiana y naviera que acabó manchega y serrana como propietaria de «El Rosario».

Cundo España necesitó su concurso, estuvo presto y generoso para ofrecerle sus mejores años al frente de la Diputación de Toledo, compartidos en parte con el fundador de nuestro club, Jaime de Foxá, que era entonces Gobernador de la ciudad imperial. No hubo camino que no recorriera ni aldea que no visitara, ayudado en gran parte por el conocimiento profundo que tenía de la región por antiguas correrías cinegéticas. El recuerdo de Ruy Gómez de Silva le impulsaría para dedicar tiempo y voluntad al servicio de España.

El campo ha sido siempre su horizonte y su ilusión, desde conducir la vacada por cordeles y coladas desde Toledo a Ávila, la ingrata y complicada gestión de una ganadería de bravo que no permite errores en la selección de los sementales, a la plantación de viñedo en «El Castañar» y la elaboración de quesos con denominación propia.

Y con el campo la cacería, especialmente la de mayor en montería, que él considera el mejor modo de hacer sociedad: desayuno y cena con los amigos y entremedias reses y el latir de los perros. También los aguardos para disfrutar con la luz declinante del atardecer, el apagarse los sonidos y entrever la figura furtiva de un jabalí entre las jaras.

Amigo de sus amigos, ha cuidado la amistad como una religión y la suya con el Infante don Carlos es buena muestra.

Pepe, no me atrevo a darte la enhorabuena por este premio, más bien felicito al club por su acierto.

 

Manuel de Juan López-Lago, Premio Jaime de Foxá 2017. Lolo es un personaje singular, como literato y como persona.

Nació en España, y produce la sensación de que en toda ella, se crió en el «Zumajo» y guarda la luz de los alcornoques recién descorchados y las sombras de las encinas en verano.

El campo ha sido su maestro y es ahora su vida, le cuesta moverse sin el olor del cantueso y del tomillo y su existencia solo la entiende a lomos de la silla vaquera.

Con esa preparación, ayuno de Quevedo tiene la perspicacia del santiaguista con el lenguaje, y olvidado de Rubén juega con la música de la palabras que es a la prosa como el canto llano a la liturgia.

El premiado es persona simpática, una condición que acerca a las personas y que él consigue trasmitir en sus escritos. Los textos respiran simpatía, es decir proximidad, que el sazona, además, con alegría.

Ha publicado tres libros: Lances Camperos I, Lances Camperos II y el tercero lo ha titulado, de forma revolucionaria, como Entre sierras y rañas, escritos apasionados y resulta como el índice de los tres, porque todos los tomos cuentan su devenir en los montes, conduciendo la mano de las rehalas, las cabalgadas cortando a los cochinos y como saben los atardeceres cuando regresa después de rematar una mancha, o en las conversaciones con legendarios personajes de las sierras extremeñas.

El jurado ha estado muy acertado premiando a Lolo que es como el espíritu de la montería y del campo; pero no sé muy bien si lo hizo por su entera obra o por el artículo presentado, El lobo cerval, un sucedido lleno de picardía y con olor a jara.

Lolo además, lleva tiempo dirigiendo explotaciones agrarias y organizando monterías, donde se ha distinguido por su buen hacer y por la extrema puntualidad, que es, como toda norma de educación, el primer peldaño de la caridad.

Ahí no acaba su actividad siempre inquieta, lleva años, muchos para los que él tiene, como Camillero en Lourdes. Temporada tras temporada los autobuses de enfermos reciben su figura para ayudar a los más desvalidos para quienes su contagiosa alegría es el mejor socorro.

Con este premio Don Manuel, el tratamiento es debido, se convierte en colega -y declino la lista con unción- de Miguel Delibes, Mariano Aguayo, Alfonso Ussía, Arturo Pérez Reverte, Ramón Pérez-Maura… Los nombres más señeros se dan cita en el premio literario Jaime de Foxá.

Querido Lolo, enhorabuena.

Y termino despidiéndome, esta es mi última intervención a la cabeza del jurado del premio Jaime de Foxá. Adelanto a los socios del Real Club de Monteros la carta que he entregado al Presidente, y barro el polvo del suelo con las plumas de mi chambergo para saludar a todos mis consocios, me disculpo por los rollos que han tenido que soportar y por las inconveniencias, si las ha habido, y agradezco muy de veras las muchas satisfacciones que en el desempeño de jurado me ha tocado disfrutar.

Discurso de recogida del Premio Jaime de Foxá 2017 por Lolo de Juan

Cuando me preguntan si me esperaba el Jaime de Foxá por supuesto digo que sí. Al igual que espero al mejor de los venados bajo un alcornoque las tardes de berrea y lo busco durante horas de aguardo y ronda. Como espero encontrar al trofeo de una vida en cada rececho, y lo busco en los amaneceres que nos regala la Naturaleza siempre que acudimos a ella. Como espero lanza en mano al gran cochino que en todas las sierras hay, y lo busco en las riberas y rastrojeras a lomos de mi caballo. Por tanto, esperar y desear podríamos decir que son la misma cosa. Esperaba al Foxá y lo he buscado transmitiendo a mí alrededor lo que se siente a lomos de una montura vaquera, cuchillo al cinto, lanza en mano o atalayando los amaneceres que nos brinda la vida todas las mañanas.

Como comprenderéis la vida en el campo es muy hermosa, sacrificada, pero si te gusta la soledad (qué bonito nombre, pues así se llama mi madre) te devuelve en caricias lo que has entregado en forma de juventud. Pero reconozco que un baño de multitudes amplifica el ego de cualquiera, tengas o no razón. Y hoy me encuentro conmovido, conmocionado de estar tan bien rodeado.

Los relatos del Polvorilla son siempre ligados al caballo, a la caza y al campo. Pero no soy cazador, ni soy jinete, ni soy escritor. Sí me considero aficionado a cada uno de ellos. Pero si me gustara sólo disparar, en un simple banco de ro podría calmar mi ambición. Si fuera sólo la caza, acudiría al campo únicamente con un arma al hombro. Si me gustaran sólo los caballos, en un picadero cubierto podría pasar las horas... Pero considero que la caza y el caballo son los medios para sumergirme en la Naturaleza, apreciar sus épocas diferenciadas por las estaciones, las labores agrícolas, las ganaderas... Y las herramientas que tengo para camuflarme en su entorno varían desde una espingarda a unas espuelas, de una lanza a una manta estribera, de unos prismáticos a un vaso de vino con el personal que en él habita. Y la manera de expresar, de transmitir esos quehaceres a veces se plasman en papel... Y algunas personas reciben un salvoconducto en forma de correo electrónico para salir del mundanal ruido y encontrar el frescor de las vegas, de los trampales, o el calor de los riscos cuando calienta el sol ante la aurora.

Siempre he creído en Dios y soy profundo devoto de la Virgen de Guadalupe, Reina de la Hispanidad. Y por condición de extremeño y hombre sagaz, profundo pecador también. A partes iguales, para no descompensar.

Creo señores que estáis aquí la mejor representación de la caza en nuestro país. Y no sólo de la caza, sino de todo lo que la engloba. Eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor es una mentira tan grande como los suspensos que me cayeron durante mi época universitaria. Ahora tenemos unos medios, unos conocimientos y unas herramientas tan amplias, tan vastas, que tenemos que defender nuestra afición con más convicción que nunca. Un viernes podemos cazar en Cádiz, el sábado en Cáceres y el domingo en Albacete y asistir entre tanto a una cena con amigos atender nuestro trabajo y nuestra familia. Y seguir disfrutando de lo que el campo español nos entrega. Hemos de ser impecables en nuestras acciones y tener claro que las siguientes generaciones se comportarán de la manera en la que les enseñemos.

Me viene a la mente la historia de un demonio joven y un demonio viejo. El joven le preguntaba a su antecesor: Maestro, qué puedo hacer yo para causar mucho daño a este mundo. El arrugado diablo, acariciando sus barbas le dijo: haz que el hombre se preocupe de los que están lejos, y no de los que están cerca. Esa es su maldición.

A propósito de ello, en las monterías que celebramos se cobra una multa a aquellos que matan un vareto. Ya no vale eso de que se me ha disparado el rifle, iba una pelota de reses, pensaba que era un venado malo, etc... Vareto patas arriba se traduce en 500 euros que se entregan a una obra social, a un cura amigo mío que no sabe lo que es un vareto, ni una montería ni nada de eso, pero si sabe lo que es tener gente necesitada en su barrio y con nuestra bula ayudamos a ese buen hombre a pulir los problemas de muchas familias. Recuerdo una de las primeras veces que le envié el ingreso por la muerte de tres varetos y le expliqué someramente que aquello era la penitencia a un pecado consumado. El cura estaba encantado. Qué felicidad. Así montería tras montería el bueno del cura iba recibiendo un goteo de ingresos para los arreglos de su parroquia y de sus fieles más necesitados. Una madrugada que iba con mi caballo camino de la junta recibo un mensaje: Querido Lolo, sé que hoy cazáis. Ofreceré la Misa para que todo salga bien... deseo que todo acontezca sin mayores pero a ver si alguien mata otro animal de esos que no se puede ¡porque tengo que cambiar unas ventanas de la sacristía...!

Señores, tomando nota de la historia de los dos demonios, de lo agradecido que estoy a la vida y quiénes la comparten conmigo, y por un pacto tengo con la Morenita de Guadalupe, la dotación económica de este premio de 3.000 euros va íntegra a la Fundación Sobre Ruedas, que ayuda a chicos con parálisis cerebral, a jóvenes como yo, a la vuelta de la esquina, que no tienen la suerte de subirse a un caballo cuando quieren, ni de pasear por un alcornocal en tiempos de descorche. Espero que esta mínima ayuda pueda mejorar la calidad de vida de alguno de ellos y, con este gesto, promocionar la Fundación Sobre Ruedas para que sea conocida por todos vosotros por si alguien quiere colaborar.

Me quedo con la satisfacción de sentirme Español, de nacer extremeño y de haber recibido hoy este premio para poder compartirlo con todos vosotros.

De corazón, muchas gracias.

Gestiona Radio, Programa: Caza, Pesca y Naturaleza, 30 junio 2018

Entrega de premios RCM 2017

P. 2016

Premios 2016 del Real Club de Monteros

 

Premio Literario Jaime de Foxá 2016

Javier Barcaiztegui Rezola

El pasado 19 de abril se reunió el jurado del Premio Literario ‘Jaime de Foxá’ del Real Club de Monteros, que decidió por mayoría conceder este galardón en su edición del año 2016, al Sr. D. Luis Ventoso Castiñeira, quien fue director de Diario 16, director adjunto de La Voz de Galicia y ABC, siendo en la actualidad columnista y corresponsal en Londres de ABC, por su artículo titulado ‘Cazadores. Sus trofeos son la libertad, la cultura y la tradición’ publicado por el autor el 21 de octubre de 2016, en el diario ABC. Este galardón conlleva una dotación económica y una medalla conmemorativa del Club. Este es el primer año en que está patrocinado por LEICA, la afamada firma alemana dedicada a la fabricación de instrumentos ópticos de gran calidad y precisión, con especial implantación en el mercado cinegético.

Cazadores. Sus trofeos son la libertad, la cultura y la tradición
Luis Ventoso Castiñeira, Artículo ABC
Colmillos en la memoria Arturo Pérez-Reverte, Artículo XL Semanal

El jurado de este premio es diferente al de los otros dos premios del Club y está designado a tal efecto. En este caso está compuesto por el Excmo. Sr. D. Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, como presidente, el Excmo. Sr. D. Rafael Castellano Barón, conde de Priego, como secretario, formando el resto del jurado los Sres. D. Juan Delibes de Castro, D. Pablo Capote Urosa, D. Julián Coca Borrego, D. César Fernández de la Peña, como presidente del Real Club de Monteros, los Sres. D. Juan José Viola Cardoso, y D. Ramón Emilio Pérez-Maura García, como galardonados en ediciones anteriores y por último el Sr. D. Joaquín de Lapatza Benito, en representación de Leica, patrocinadora de este premio.

Dr. Eduardo Romero Nieto

Premio Personalidad Venatoria 2016

 

Durante el transcurso de la reunión celebrada el pasado 27 de abril de 2017, el jurado de los premios del Real Club de Monteros ha decidido por unanimidad, otorgar el Premio a la Personalidad Venatoria 2016, a D. Pedro de Ampuero Castellanos, «por considerar al premiado un ejemplo a seguir entre los jóvenes, ya que encarna unos valores en los que se aúnan el amor por la pureza de la naturaleza salvaje, el afán de superación y la asunción de retos inalcanzables, que además traslada a todos los actos de su vida».

El jurado de este premio está conformado por los miembros de la Junta Directiva del RCM, el Ilmo. Sr. D. José Antonio Rein Duffau, los Sres. D. Jaime Fernández Gasset, D. Ramón Estalella Halffter, D. Santiago Segovia Pérez, D. Miguel Angel Perlado Sotodosos, D. Pablo Fernández Gasset, D. Julián Coca Borrego, D. Eduardo Trigo y Sierra, D. Ramón Menéndez-Pidal y Eiras, D. Rodrigo Moreno de Borbón y D. Joaquín de Lapatza Benito, presididos por D. César Fernández de la Peña.

Javier Barcaiztegui Rezola

El Club, fiel a los principios que inspiraron su constitución, instituyó en 1992 este premio, para distinguir a las personas que se han convertido en ejemplo por su buen hacer cinegético, y se concede anualmente. Las propuestas razonadas de candidatos podrán presentarse en la sede social, o en nuestra dirección de correo electrónico, por los socios del Club, asociaciones cinegéticas, entidades artísticas o culturales, y por las personas a quienes se hubieran otorgado anteriormente estos premios.

Corresponde a su presidente dirigir las deliberaciones y en su caso las votaciones que se produzcan, y a su secretario levantar el acta de las sesiones e interpretar el presente reglamento.

El premio se otorgará a la candidatura que obtenga la mayoría de los votos del jurado. El voto deberá ser emitido personalmente por cada uno de los miembros del jurado, durante las sesiones en las que este se halle formalmente reunido. En caso de empate decidirá el voto del presidente.

Los premios no podrán declararse desiertos, ni concederse a título póstumo.

El premio consistirá en un diploma y en una figura artística representativa del galardón, un bronce que el Club encargó y compró expresamente para este fin, al socio y escultor D. José Antonio Lalanda Mejía.

Javier Barcaiztegui Rezola

Notas biográficas sobre Pedro de Ampuero Castellanos

 

Nacido en Bilbao en 1987.

Ingeniero Industrial especializado en Diseño Mecánico, trabajó varios años en el campo del diseño de aparatos astronómicos, algo que le llevo a vivir en las islas de Hawaii durante un par de años, dirigiendo el montaje del telescopio solar más grande del mundo. A su vuelta de este proyecto decidió dejar la ingeniería para dedicarse al mundo de la caza, pasando a dirigir la parte europea de la marca de ropa técnica de caza KUIU Ultralight Hunting.

Nacido en familia cazadora, hijo de José Domingo de Ampuero Osma, uno de los cazadores españoles con más experiencia en caza nacional e internacional, ha tenido la suerte de poder acompañar y aprender de su padre por medio mundo.

Aunque se considera cazador en general, tanto de mayor como de menor, su gran pasión es la caza con arco. La aproximación a los animales y el silencio es lo que le conquistó de esta modalidad y rececha con él tanto como puede, desde abiertos desiertos, a densas selvas o duras montañas. 

Ha cazado prácticamente toda la fauna española con el arco en abierto a rececho, y también numerosos animales para muchos impensables de intentar con un arco como el Carnero de Dall, Mountain Goat, Tur de Dagestán, Eland de Derby, Bongo, Sitatunga, Búfalo…  Su corazón está en los corzos a rececho, la perdiz en mano en el norte de Burgos o en los sarrios del Pirineo aragonés. La montería en grupos reducidos de amigos íntimos es otra de sus grandes aficiones.

Escribe en revistas de todo el mundo en varios idiomas, en su labor de promoción de la caza salvaje y autentica. Así mismo realiza trabajos de fotografía y vídeo con repercusión internacional, siendo en ocasiones productor y, en otras, protagonista. Recientemente ha comenzado a presidir la asociación de cazadores de montaña Culminim Amicus. A pesar de su edad le han otorgado premios de todo tipo (Cinegética,  WildSheep, SCI), y se le considera una referencia del sector a nivel internacional.

Javier Barcaiztegui Rezola

La revista Cazaworld ha editado este vídeo sobre nuestro último premiado a la Personalidad Venatoria 2016 Pedro Ampuero

Actos de la entrega de Premios 2016
del Real Club de Monteros

El pasado 3 de octubre se celebraron los solemnes actos de entrega de los premios anuales del Real Club de Monteros, correspondientes al año 2016. Por imposibilidad de llevar a cabo estos actos en su sede social tuvieron que recurrir al restaurante Loft 39 de Madrid, que fue colmado en su capacidad, debido a la excelente acogida que tuvieron estos actos, entre socios, familiares y amigos de los premiados.

Una vez terminada la cena el presidente del Real Club de Monteros, César Fernández de la Peña, hizo una breve exposición sobre los ideales y objetivos de nuestro Club, haciendo un especial énfasis en el impulso que le ofrece al mundo de la caza, y a la montería y la rehala en particular, ya que aún a pesar de las transformaciones que la vida actual ha impreso en nuestras tradiciones, la esencia sigue vigente gracias a los esfuerzos que muchos aficionados ponen en ello, con un ejemplo claro en las rehalas, imprescindibles en esta forma de caza. No quiso pasar por alto el agradecimiento del Club hacia la firma de óptica Leica, que patrocina por primer año el Premio Literario Jaime de Foxá, y que delegó una representación del máximo nivel en estos actos.

En este instante, el presidente pasó la palabra a Pablo Fernández Gasset, quien dio lectura del acta de los acuerdos por el que se nombraba al galardonado en esta edición 2016, con el Premio a la Personalidad Venatoria.

En primer lugar refirió como reunido el Jurado, conformado por los miembros de la Junta Directiva del RCM, presididos por César Fernández de la Peña, acordó por unanimidad, una vez estudiadas las diversas candidaturas presentadas, conceder el Premio a la Personalidad Venatoria 2016 a D. Pedro de Ampuero Castellanos «por considerar al premiado un ejemplo a seguir entre los jóvenes, ya que encarna unos valores en los que se aúnan el amor por la pureza de la naturaleza salvaje, el afán de superación y la asunción de retos inalcanzables, que además traslada a todos los actos de su vida».

Tras este momento, el Excmo. Sr. D. Rafael Castellano Barón, conde de Priego, ofreció la lectura del acta del Jurado del Premio Literario Jaime de Foxá, que decidió conceder este galardón en su edición del año 2016, al Sr. D. Luis Ventoso Castiñeira, por su artículo «Cazadores. Sus trofeos son la libertad, la cultura y la tradición» publicado por el autor el 21 de octubre de 2016, en el diario ABC. El jurado de este premio es diferente del de los otros dos premios del Club y está designado a tal efecto.

Tras este punto S.A.R. Dª Teresa de Borbón, marquesa de Laserna, efectuó la entrega de los premios, y después el Excmo. Sr. D. Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, efectuó una breve pero simpática y distendida semblanza de los premiados en su condición de presidente honorífico del RCM.

Inició el uso de la palabra remarcando sobre Pedro de Ampuero Castellanos que «El Premio a la Personalidad Venatoria se ha concedido este año {…} a un personaje singular e inhabitual para este galardón. Pedro es insultantemente joven y la distinción suele premiar el recorrido vital de personas de edad más bien avanzada, además es arquero y es el primer discípulo de Guillermo Tell en alcanzar este honor»

Tras glosar el recorrido vital del premiado por sus éxitos profesionales, nos hizo también un breve resumen de su trayectoria cinegética con estas palabras: «Morralero primero, lo mismo tras las perdices en Castrojeriz y los corzos burgaleses que en busca del bongo en Centroáfrica, cuando le llegó el tiempo de cazar por su cuenta, escogió el arco. Siempre de la forma más difícil y esforzada y evitando aguardos tranquilos sobre un cebo que garantiza la presencia de las reses; nada de eso, en los riscos y montañas donde el éxito se alcanza cuando se logra acortar distancias en el terreno más complicado. Sarrios, carneros silvestres, el elánd de Derby, el bongo y el sitatunga e incluso búfalos figuran con sus fechas en su diario de caza. Este año ha rizado el rizo y ha conseguido uno de los trofeos más complicados, el tur oriental, en la cordillera más difícil, sin más armas que su arco, las flechas, mucha dedicación y mayor conocimiento.»

En cuanto a Luis Ventoso Castiñeira, prácticamente al inicio de su presentación nos hizo ver que siendo gallego «eso imprime carácter, y no hablo del chascarrillo de la escalera, lo afirmo porque conozco su tierra: Los suevos vinieron y se prendaron de ella y ahí continúan mientras los vándalos (algo harían cuando su nombre tiene las connotaciones que conserva) abandonaron la rica Andalucía. Galicia es pobre, con tierras ácidas que han impulsado la emigración, y con un mar generoso aunque muy bravo.»

Sobre las razones que llevaron al Jurado a premiar su artículo, refirió que añade este premio a otros que ya posee «con un valiente artículo que titula ‘Cazadores’ y en el que se atreve a decir que la caza honra al animal pues nadie lo ama más que el cazador, y más adelante identifica a la cacería actual como un ejemplo de las libertades, así dicho con la misma expresión que siempre se usó en Castilla para designar lo que ahora se llaman derechos.»

De entre los premiados Pedro Ampuero fue el primero en intervenir, invitando a realizar dos reflexiones. La primera relativa a «la amenaza que en la actualidad sufre la caza por políticos, administración, animalistas, ecologistas y la gente en general», pero para el premiado nuestra principal amenaza proviene de la falta de relevo generacional, diciendo que «la caza desaparecerá el día en que no exista gente capaz de defenderla {…} por el alejamiento del mundo rural». En segundo lugar invitó a que se introduzca a los jóvenes en todo lo que representa la caza, ya que lo menos importante es la propia caza del animal, lo realmente importante es todo lo que conlleva el acto de la caza y todo lo que hay antes de aprehender la pieza.

Tras sus palabras tomó el micrófono Luis Ventoso, quien refirió su escasa vinculación con el arte venatorio. Sin embargo, desde hace tiempo, al observar el creciente movimiento animalista comenzó a ver a los cazadores «como un refugio de libertades y de amor por la naturaleza», que tienen un afecto real por ella, no impostado con actitudes y adornos nada reales, con poco fondo de autenticidad y menos contribución económica a su conservación, al contrario de lo que sucede con los cazadores.

 

 

(Fotografías: Marcos Ruíz Espín)

Discurso de Pedro de Ampuero Castellanos

 

Lo primero, muchas gracias a toda la Junta directiva y al Real Club de los Monteros por semejante distinción. La verdad es que fue una sorpresa enorme, ya que no creo que haya hecho gran cosa más que la de pasármelo como un enano haciendo lo que me gusta. La que realmente tiene mérito es mi mujer Victoria, que no solo comprende mi afición, a veces obsesiva, sino que la apoya hasta tal punto, de que trabajamos juntos generando todo tipo de contenido de caza.

No he venido hablar de mi libro ya que creo que Iñigo ya ha dicho suficiente y no quiero aburriros con mis batallas. Así que quiero aprovechar este par de minutos para hacer un par de reflexiones.

Todos sabemos que la caza vive momentos complicados, le gente vive tan alejada del mundo rural que no entiende de que va este. Estamos amenazados por todos los frentes, los animalistas, los políticos, las asociaciones ecologistas, la pérdida de hábitats, las administraciones... Cada vez estamos más unidos, pero bajo mi punto de vista, estamos pasando por alto la mayor amenaza que tenemos, que es la falta de relevo generacional. La caza no va a acabar por los ecologistas, o por la fuerza que ejerzan los animalistas. La caza seguirá viva siempre que haya gente dispuesta a defenderla.

Cada vez es más difícil encontrar a gente joven en el campo. Yo en mi colegio era el único cazador de mi clase, y la mayoría de mis amigos todavía no han hecho nunca una acampada, aparte de en festivales de música. Todavía a día de hoy muchos me preguntan con cara de asco, si me como eso que acabo de cazar.  Es importante acercar a toda esa gente tan alejada del mundo rural al campo, aunque sea con pequeños gestos. Yo cada vez que organizo una cena en casa siempre doy carne de temporada, ya sea de corzo, jabalí o perdiz.

Es cierto que cada vez es más complicado cazar para la gente joven, ya sea por su difícil acceso, su elevado coste o por la gran cantidad de tiempo que requiere. Es por esto, que es muy importante educar a las nuevas generaciones para que aprendan a saborear todo lo que engloba la caza, y no solo el hecho de abatir un animal. Esto es algo que me enseñó mi padre, entre otras muchas cosas, y probablemente la lección más importante de todas: aprender a saborear todo lo que es la caza. Esto incluye ir a ver corzos antes de que se abra la temporada, ir a rastrear el corzo de un amigo o ir a rellenar los comederos de jabalí. También una parte importante es sacar toda esa carne del campo y compartirla con la familia en la mesa.

La caza con arco me enseñó a la fuerza a aprender a valorar todo esto. Se caza mucho, pero se mata poco. Todo ese tiempo en el campo te enseña a ver todas esas pequeñas cosas que nos regala el campo, aprendiendo que el camino es más importante que la meta.

Una modalidad por cierto ideal para introducir a la gente joven, ya que no requiere permiso de armas, ni tiene límite de edad para practicarla. Además de que con un precinto tendremos probablemente para divertirnos toda la temporada.

Tuvimos un guía en NWT que hacia una comparación muy acertada. Decía que la caza es como un buen libro. El ultimo capitulo de un libro es bueno, no porque te descubran el final, si no porque te has leído el resto de capítulos. Son todos y cada uno de los capítulos lo que hacen bueno el final. En la caza lo mismo, el hecho de cobrar un animal no es lo importante, si no el haber llegado hasta ese punto.

Ahora acabamos de volver del Yukon, y es curioso ver como la mayoría de mensajes que recibes es preguntando si has cazado algo y si éste era grande, cuando realmente la razón de viajar a esos destinos no es el resultado, si no el 90% de las cosas que la gente ya no te pregunta por ellas. Los amaneceres en el rio, las historias del guía alrededor del fuego, ver las auroras boreales, dormir en cabañas comiendo sobres deshidratados… Todas esas cosas son por las que cazamos, más que el hecho de haber cobrado un alce o no.

No me enrollo más, solo agradecer a todos vuestra asistencia y desearos este otoño una gran temporada de caza. Recordad, introducid a alguien joven y disfrutemos de toda la belleza de la caza.

P. 2015
Discurso de Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna
Premios del Real Club de Monteros 2015
14 de junio de 2016

 

Noto desencanto en vuestras miradas porque no está al micrófono el verbo fácil e ingenioso de Alfonso Ussía, pero dimitió hace un año considerando que había cumplido su ciclo y, por tanto, solo cabe ahora agradecerle su labor durante los once que estuvo al frente del jurado del Jaime de Foxá llevando a este premio a la alta consideración de que goza.

En esta edición el Real Club de Monteros ha concedido también el premio de Arte y Cultura que solo se otorga cuando hay un personaje relevante a quien distinguir, y tengo la satisfacción de proclamar que Javier Barcaiztegui Rezola, conde del Llobregat, «Barca» para el público en general, es el agraciado con el premio del 2015.

Su nombre artístico tiene un origen entrañable, es como le llamaban sus amigos en el colegio, y como un homenaje a la amistad, que para él tiene fuerza de religión, lo ha utilizado luego para dar a conocer sus dibujos.

Sus inicios en el mundo de la imprenta están ligados a Alfonso Ussía, compañero de la infancia, y arrancan con Eugenio Suárez, quien con extraordinaria visión periodística acogió a esos dos jovenzuelos en ‘Sábado Gráfico’. Allí se dio a conocer como caricaturista incisivo ilustrando la sección «Escenas parlamentarias», donde retrató a la avifauna del Congreso de Diputados.

Su colaboración con Alfonso Ussía ha ido de la mano de su estrecha amistad, y 18 libros del escritor se adornan con sus viñetas en las que ha establecido la figura, entre otros personajes, del marqués de Sotoancho de modo tan acertado que tengo la impresión que sus dibujos llegaron a condicionar la pluma de Alfonso.

Ha colaborado en ‘Blanco y Negro’, en ‘ABC’ con el P. Martín Descalzo, en ‘Epoca’ y en la revista ‘Trofeo’ de donde se seleccionó el dibujo premiado con el Mingote 2014, en el que, por vez primera, se distinguía a un artista y un dibujo venatorio.

Como ilustrador de libros se inició en ‘La flor de la jara’ de Alfonso Urquijo, y luego ha dado vida a textos de Mariano Aguayo, Paco León y en el Reino Unido a Ian Macalpine Leny en sus obras ‘Noveaux riches to Nouveuax pauvres’ y ‘The Envy of its Competitors’. Yo me enorgullezco de que mis obras y artículos cinegéticos acompañan a dibujos suyos. En 2011 publicó una antología de su obra en el volumen titulado ‘Campo y Caza’.

«Barca» es un apasionado de la caza y un enamorado del campo, un artista observador y con sentido del humor, capaz de retratar y penetrar con una mirada lúcida a personas y situaciones y, a pesar de que es más fácil una sátira ácida, sus trazos nunca son amargos. Prefiere la sonrisa a la carcajada, quizás producto de su carácter y buen gusto. Costumbrista, conserva una añoranza sentimental por los prados y robles de las vertientes del Jaizquíbel, pero se entusiasma con las encinas a las que requiebra como a mozas retrecheras y con los madroños, lentiscos y cornicabras, también con los horizontes austeros y esenciales de Castilla.

Javier, «Barca», se une ahora a Andrés Parladé, Alfonso Urquijo, Tono Valverde, Josechu Lalanda, la JNHTC, el Conde de Priego, Chiqui Díaz y el marqués de Borghetto en la larga lista de los premios Arte y Cultura y creo interpretar el sentir de los socios de nuestro club diciendo que para nosotros, querido Javier, es un orgullo tenerte como consocio.

El Premio a la Personalidad Venatoria recae hoy en el Dr. Eduardo Romero, un personaje singular a quien conocí en Ulan Bator, la capital de Mongolia, donde esperaba como agua de Mayo la llegada de un compatriota que andaba cazando por el Altai y que era el feliz dueño de un rifle que podía sustituir al suyo perdido por la aduana comunista de Moscú. Nuestro siguiente encuentro tuvo lugar en Monte la Reina, provincia de Zamora, donde cazó un soberbio lobo, envidia y no sana de todos los asistentes a la montería. Esas anécdotas ya anuncian que las sierras españolas le son tan conocidas como las montañas allende nuestras fronteras.

Eduardo se inició, como debe ser, cazando la menor en su localidad zamorana, y cuando terminó la larguísima preparación que se exige a los médicos y comenzó a triunfar en su profesión, quiso saber por sí mismo como eran las especies cinegéticas de tierras remotas, que carácter tenían los pueblos de esas regiones y cuan altas eran las montañas asiáticas o americanas. Su rifle ha conocido los cinco continentes y sus escopetas han disparado en muchos países. La selva primaria del África profunda, angustiosa y muda, le ha visto repetidamente siguiendo la pista de los elefantes, conoce la mirada pétrea de los búfalos y la exaltación que se alcanza cuando se derriba un gran carnero en las laderas del Karakórum o un íbice de cuerna inacabable en el Tian Shan. El CIC y el SCI le premiaron con un galardón que entregaban con juntamente y la Cofradía Culminum Magister, el súmmum para los cazadores del montaña, le ha acogido como uno de los suyos. Sin embargo no ha olvidado sus orígenes y las paredes de su casa están empapeladas con los colmillos de los jabalíes que ha matado y con las cuernas de los corzos, esos diablillos que prueban a los verdaderos aficionados.      

Tantas experiencias le hicieron pensar que estaba en deuda con la caza y sus gozos y movido por su generosidad decidió regalar a la sociedad la fuente de sus disfrutes. En el alto Porma existía un anfiteatro único donde las montañas reflejaban sus roquedos en el agua embalsada que había inventado un lago que podían envidiar los orgullosos Alpes suizos o austríacos. En medio una península se adentraba en el agua y allí, con tesón y mucho esfuerzo implantó el Museo de la Fauna Salvaje. Levantó el oportuno edificio, instaló su colección de animales de caza completando la taxidermia para que todos estuvieran de cuerpo entero; y ha buscado en zoológicos aquellos especímenes cuya caza no está autorizada, incluso ha adquirido una extensísima colección de mariposas para que su colorido alegre a los visitantes. Los detalles se han cuidado al máximo y el suelo de los pasillos muestra la huella de los animales que contemplamos. En las cincuenta hectáreas que circundan el edificio viven en libertad las especies cinegéticas españolas incluido el lobo, único recluido para salvaguardia de las demás. Una obra de gigante en un marco idílico que disfrutan anualmente más de 50.000 visitantes, entre los que la tercera parte son  niños de las escuelas.     

Ese es el personaje singular que ha premiado el Real Club de Monteros y que hoy se une a la relación entre los que destacan: Periquillo, Infanta Dª Alicia, Bunting Teba, Hilda Montellano, Paco Basarán, Santi Salinas, Tony Sánchez-Ariño, Javier López de Ceballos, S.M. el rey Juan Carlos I, Castor Cañedo y Laurentino Carrascosa. 

Eduardo y Toñi ¡Enhorabuena! Nos honráis con vuestra amistad.

Como siempre rematamos la jornada con el premio Jaime de Foxá, el galardón que distingue bien al escritor que dedica su pluma a la cinegética en un artículo de prensa, bien al literato por su ejecutoria en pro de la caza.

Hoy celebramos un magnífico artículo de un periodista consagrado: Ramón Pérez-Maura cuyo curriculum voy a abreviároslo para no alargar el acto en exceso.

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra, ha realizado su carrera profesional en el diario ‘ABC’ del que es adjunto a la dirección desde que se tiene memoria. En ‘ABC’ han cambiado los directores pero nunca el adjunto, lo que demuestra su valía y buen carácter.

Viajero por el mundo más conflictivo de Asia, Europa y África como enviado especial por su periódico, es ahora articulista y analista de política internacional. Pero no se ha limitado a la prensa escrita, ‘ABC’, ‘Punto Radio’, la ‘Cope’ y la ‘Sexta’ saben de su voz y su dialéctica. Es habitual como profesor o ponente en la Complutense, Menéndez-Pelayo, Cardenal Herrera de Valencia y también allende nuestras fronteras. Es secretario General de European Daillies Alliance, Presidente del Comité Español por la Unión Paneuropea y ha publicado ‘Del imperio a la Unión Europea’ sobre el archiduque Otto y ‘El Rey posible, Simeón de Bulgaria’, dos estudios lúcidos sobre Europa y los países que vivieron el comunismo respectivamente.

Y no sigo porque me quedo sin voz sin conseguir contar todos sus logros.

Ramón ha conocido la caza desde niño, nieto de Gabriela Maura, sordera mayor del reino, los fines de semana estuvieron siempre rodeados de escopetas y aunque su actividad profesional le deja poco tiempo para nuestra actividad, él la hace propia organizando en su coto una apasionante cacería de jabalíes, la presa montera por excelencia, en la que los cazadores llevan unos rifle y otros lanzas, rehalas y caballos revueltos para cazar a los de la mirada baja.

En su artículo expone una defensa tan acertada como inteligente de la actividad cinegética para terminar echando en cara la doble moral o la ética torcida de quienes se alegran de que las compañías aéreas dificulten los viajes de los cazadores sin cuestionar, sin embargo,  que esas compañías de transporte mantengan pujantes los repugnantes viajes de turismo sexual. ¿Son más importantes los animales silvestres que la dignidad de la persona?  Contestad vosotros.    

Con todo merecimiento hoy Ramón une su nombre a los de Francisco León, Miguel Delibes, Mariano Aguayo, Alfonso Ussía, Raúl del Pozo, Tico Medina, Juancho Viola y Arturo Pérez-Reverte, flor y nata de los escritores españoles. Querido Ramón, recibe con el mío el abrazo de todos los socios del Real Club de Monteros.

Discurso de Javier Barcaiztegui Rezola, conde del Llobregat, «Barca»
Premio Arte y Cultura 2015 RCM
14 de junio de 2016

 

Buenas noches a todos.


Muchas gracias, César, gracias Iñigo por vuestras palabras y gracias a todos los miembros de la junta del Real Club de Monteros, por este prestigioso Premio Arte y Cultura 2015, que dais a «Barca».


Quisiera dar mi más sincera enhorabuena a mis compañeros de viaje, Ramón y Eduardo, así como agradecer a los que habéis hecho un esfuerzo por venir esta noche a compartir conmigo estos momentos tan gratos.


Tras pasar años asistiendo pasivamente a este importante evento, tengo claro que debo ser breve, mejor muy breve, lo cual no es difícil porque lo que tengo que decir me sale del corazón y es por tanto fácil de expresar.


Al nacer, Dios me ha dado dos grandes regalos.


El primero la afición al campo y a la caza, y el segundo, cierta habilidad para el dibujo humorístico.


La conjunción de estos favores tan bonitos me han hecho pasar grandes momentos de felicidad, y confieso que doy constantemente gracias por ello.


Esta noche veo alrededor caras entrañables de viejos amigos a los que he dibujado en mil ocasiones divertidas, y yo mismo -no me canso de repetirlo- soy el autor intelectual de casi todas las situaciones grotescas que dibujo, porque los cazadores somos apasionados, la caza es pasión y hay pocas cosas tan saludables como reírnos de nosotros mismos, cuando por apasionamiento cometemos torpezas y nos reímos sanamente de ellas.


Y en este contexto, quiero recordar a alguien que se nos fue tras sufrir del lápiz de «Barca», con humor y sabiduría -porque era rápido e inteligente, mordaz y apasionado-, Juancho Narváez, marqués de Benavites, que fue en su día miembro de esta junta y al que dedico desde aquí un emocionado recuerdo.
En esta España convulsa y preocupada, qué gran ocasión la de esta noche de pasar tan buen rato con tantos buenos amigos, y reafirmar con optimismo nuestra esperanza por el futuro de nuestro gran país.
Gracias a todos.


Me siento muy honrado.


Barca.

Discurso de Ramón Pérez-Maura García
Premio Jaime de Foxá 2015
14 de junio de 2016

 

Gracias. Muchas gracias al Real Club de Monteros y más gracias todavía al jurado del premio Jaime de Foxá que presidió el marqués de Laserna.


Debo empezar por confesar que en realidad yo soy un montero tardío. En una familia con mucha afición, fueron mi hermano Álvaro y mi cuñado Carlos Santos, que hoy nos acompaña, quienes aficionaron a montear a mi hijo Borja, que hoy no puede estar aquí porque mañana tiene un examen. Pero sí está mi hija Casilda, que heredó una finca de su madre que la ha convertido en una amante del campo. Pero fue por la vía de mi hijo por la que yo me aficioné a la montería. Lo que supongo que no es un caso muy habitual.


Cuando el pasado mes de agosto, rodeado de los maravillosos viñedos de Burdeos, escribí este artículo por el que tan generosamente me habéis premiado, no estoy seguro de que tuviera en mente la venatoria tanto como la libertad. La libertad de actuación y la libertad frente a quienes sólo viven para prohibir. Los que se pasan el día creando inquisiciones que nada tienen de santas. La caza, como la tauromaquia, padece hoy un constante acoso por parte de quienes gustan mirar por encima del hombro a los demás. De quienes se creen en posesión de la Verdad frente a los que, supuestamente «promovemos la barbarie».


El caso del león ‘Cecil’ sobre el que versaba mi columna en ABC «’Pena de telediario’ para los cazadores» fue un perfecto ejemplo de manipulación mediática en una campaña hábilmente promovida. Un «maldito» norteamericano que se había ido a Zimbabwe a cazar «ilegalmente» un león que era un emblema nacional. Días de ruido y furia dieron paso al silencio más absoluto. ¿Por qué? Porque casi todo en el caso era falso. El cazador fue juzgado y declarado inocente de haber perpetrado ningún delito o irregularidad que sí habían sido cometidos por las autoridades de Zimbabwe. Pero contra el tirano de ese país, Robert Mugabe, que sólo lleva en el poder desde 1980, no se atreven los valientes defensores del león ‘Cecil’.


La caza, en África como en Europa o América, está regulada. Y así debe serlo, porque es la mejor forma de garantizar la supervivencia de las especies y la actuación de los cazadores. El problema es cuando esa regulación se convierte en un intervencionismo que acaba siendo prohibicionismo. 


Muchos de los aquí presentes sabéis de la labor que se ha realizado en los últimos años para recuperar en España la caza del jabalí lanceando a caballo. Los relatos de venatoria nos enseñan que hasta los albores del siglo XVI y la entronización del César Carlos, se prohibía el uso de arcabuces para la caza porque las armas de fuego eran para uso militar. Sólo se autorizaba la ballesta y la lanza, arma que, no por casualidad también recibe el nombre de jabalina. Y ahora, algunos animalistas quieren acabar con el uso de las lanzas para la caza y permitir sólo el de las armas de fuego. Es decir, un perfecto ejemplo de intervencionismo y limitación de las libertades que busca finiquitar la montería tradicional española que fue durante siglos a caballo y con lanza, la llamada «montería a res concertada».


Cada vez es más necesario en nuestros montes rematar los «cochinos» con lanza, incluso por los rehaleros de a pie, ya que en las fincas cercadas los guarros corren poco, y se plantan en seguida… El uso de la lanza evita riesgos que la muerte a cuchillo implica por su cercanía. Y estaremos de acuerdo en que es disparatado pensar en prohibir la muerte con lanza a caballo, pero permitirla a pie: Casi todos los años hay algún muerto por navajazos de los jabalíes.


En fin, estar en contra del lanceo de jabalí a caballo es pura demagogia porque no hay ni un solo argumento en su contra que se sostenga. Ni uno solo.  


 Decía hace un momento que el lanceo de jabalíes, la forma más antigua de montería en España está amenazada. Permitidme completar estas palabras explicando esta afirmación. A lo largo del siglo XX la caza por alanceros a caballo quedó reducida casi exclusivamente al coto de Doñana o muy poco más. Pero en los albores del siglo XXI esta caza fue reivindicada desde el Club de Lanceo Español, que tiene su sede en esta comunidad de Madrid. Se reivindica una forma de caza que implica una lucha con la bestia mucho más equitativa que el uso del arma de fuego. 


Al fin hace muy pocos años se consiguió que la Junta de Castilla-La Mancha incluyera en su reglamento de caza las normas para el lanceo. Los defensores de esta forma de caza habían buscado estar amparados por la legislación. Es decir, hasta entonces, en Castilla-La Mancha, como en todas las comunidades, no era ilegal cazar jabalíes con lanza y a caballo. Era simplemente, alegal. Castilla-La Mancha fue la primera comunidad que reguló esta montería en un reglamento. Los alanceros no podían demostrar mejor voluntad.


Ahora nos encontramos con que esa iniciativa puede volverse contra quienes la promovieron. Porque alguno de los partidos de los que depende la supervivencia política del gobierno de Castilla-La Mancha ha manifestado su disgusto con la caza –de la que no deben de haberse enterado de cuántos jornales produce y cuánta riqueza genera. Y como no pueden enfrentarse a ella porque saben que es una forma segura de perder votos, han encontrado en esta forma de caza, ciertamente minoritaria, un chivo expiatorio perfecto. Y qué os voy a contar que no sepáis ya: el chivo expiatorio es la bestia favorita de los animalistas.


Así que, como sólo puede ocurrir en España, nos encontramos ahora con la paradoja de que la única comunidad en la que se ha regulado la forma más tradicional de montear, la de alancear a caballo, puede ser la única en la que esta suerte de caza se prohíba. Es decir: quien intenta acogerse con rigor a las leyes y reglamentos es quien primero ve recortada su libertad. Y cuando eso ocurra, será una victoria que animará a otras prohibiciones.


Así que yo sólo quiero pedir a todos que os convenzáis de una cosa: el futuro de la caza, de la libertad de cazar, está en nuestras manos. Demostremos nuestro orgullo de ser cazadores. No ocultemos nuestros trofeos ni nuestras monterías. España tiene cientos de miles de cazadores, pero la mayoría de ellos sólo se confiesan como tales en círculos muy reducidos. 


Señoras y señores: Somos muchos. Estemos orgullosos de serlo. 

Premios 2015 del Real Club de Monteros

 

Premio Personalidad Venatoria 2015

 

Durante el transcurso de la reunión celebrada con fecha del 28 de febrero de 2016, el jurado de los premios del Real Club de Monteros ha decidido por unanimidad, otorgar el Premio a la Personalidad Venatoria 2015, al Dr. Eduardo Romero Nieto, «por ser un eminente cazador internacional y montero, que ha llevado a cabo una ingente labor didáctica y cultural en la Fundación Dr. Romero Nieto, haciendo atractiva la fauna salvaje y su caza, presentándola en su máxima excelencia.»

Dr. Eduardo Romero Nieto

(Fotografía: Dr. Eduardo Romero Nieto)

El jurado de este premio está conformado por los miembros de la Junta Directiva del RCM, el Ilmo. Sr. D. José Antonio Rein Duffau, los Sres. D. Jaime Fernández Gasset, D. Ramón Estalella Halffter, D. Santiago Segovia Pérez, D. Miguel Angel Perlado Sotodosos, D. Pablo Fernández Gasset, D. Felipe Torroba Maestroni, D. Julián Coca Borrego, D. Eduardo Trigo y Sierra y D. Ramón Menéndez-Pidal y Eiras, presididos por D. César Fernández de la Peña.

 

Premio Arte y Cultura 2015

 

Durante el transcurso de la reunión celebrada con fecha del 28 de febrero de 2016, el jurado de los premios del Real Club de Monteros ha decidido por unanimidad, otorgar el Premio Arte y Cultura 2015, al Ilmo. Sr. D. Javier Barcaiztegui Rezola, Conde de Llobregat, «Barca» «por su genial talento dibujante, muy conocido por los aficionados a la actividad cinegética en su faceta humorística y costumbrista, pero tremendamente realista, que acerca la caza a toda la sociedad con gran brillantez.»

El jurado de este premio está conformado por los mismos miembros de la Junta Directiva del RCM, que el anterior.

Javier Barcaiztegui Rezola

(Fotografía: Javier Barcaiztegui Rezola)

Premio Literario Jaime de Foxá 2015

Ramón Pérez-Maura

(Fotografía: ABC)

El pasado 4 de abril se reunió el jurado del Premio Literario Jaime de Foxá del Real Club de Monteros, que decidió conceder este galardón en su edición del año 2015, al Sr. D. Ramón Pérez-Maura, que además de un ilustre literato, es un ferviente cazador y propietario de coto, por su artículo titulado ‘«Pena de telediario» para los cazadores’* publicado por el autor el 8 de agosto de 2015, en el diario ABC. Este galardón conlleva una dotación económica y una medalla conmemorativa del Club.

El jurado de este premio es diferente al de los otros dos premios del Club y está designado a tal efecto. En este caso está compuesto por el Excmo. Sr. D. Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, como presidente, el Excmo. Sr. D. Rafael Castellano Barón, conde de Priego, como secretario, formando el resto del jurado los Sres. D. Juan Delibes de Castro, D. Pablo Capote Urosa, D. Julián Coca Borrego, D. César Fernández de la Peña, como presidente del Real Club de Monteros y los Sres. D. Juan José Viola Cardoso, y D. Juan Luís Oliva de Suelves como galardonados en ediciones anteriores.

 

 

 

La entrega de premios se llevará a cabo en una solemne ceremonia, que se celebrará el próximo 14 de junio a las 20,30 hs. en nuestra sede social el Club Financiero Génova.

 

 

Notas biográficas sobre Eduardo Romero Nieto

 

Eduardo Romero Nieto, tiene 70 años, nacido en la provincia de Zamora y afincado en Madrid desde hace 45 años. Es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca. Desde allí viene a Madrid en 1969 y hace la especialidad de Pediatría-Puericultura en el Hospital Gregorio Marañón, para después sacar plaza en la Seguridad Social y después de ejercer varios años pide excedencia, situación en la que se encuentra. Hace Neurología en el Hospital de la Paz y saca una plaza como médico militar en el Hospital Gómez Ulla, donde ejerce como Teniente Médico como neurocirujano, donde años más tarde pide también la excedencia para sacar la especialidad de Dermatología Médico–Quirúrgica, fundando la primera clínica capilar en España, para en su clínica privada del Paseo de la Castellana, dedicarse al tratamiento médico de las alopecias y ha realizado más de 12.000 trasplantes de cabello, siendo pionero y fundador de la llamada Tricología como rama de la Dermatología y creando una escuela de alumnos médicos que han seguido su camino y por lo que es conocido mundialmente por congresos y ponencias al respecto.

Todo su ocio y tiempo libre lo ha dedicado a su familia y su enorme pasión, la caza. Empieza en España con monterías y recechos, y pasa a la fase de coleccionista con más de 200 viajes cinegéticos, explorando los rincones más recónditos del mundo en los cinco continentes en busca de los trofeos ansiados, conocer las culturas de los nativos y ejercer esta pasión ancestral, siempre teniendo un espíritu conservador y valorando el animal conseguido con dificultades, esfuerzo físico y salvajismo.

Su pasión actual son los corzos (más de 1.300 cazados) y más de 1.000 trofeos de jabalí macho. Ha conseguido todas las especies del mundo que él se propuso conseguir, excepto las prohibidas por ley, y determinadas subespecies que no considera que tengan base científica, y que solo sirven para determinados premios americanos a los que no quiere nominarse, ya que su ilusión es cazar, el contacto con la naturaleza y conseguir el sueño de su vida que es crear un Museo de la Fauna Salvaje para que nuestros jóvenes y niños conozcan los animales, los respeten, y contribuir, en esencia, en la labor divulgativa , docente y científica que cree haber conseguido.

Durante más de 45 años le han concedido varios premios y distinciones:

  • Culminum Magister a cuya cofradía pertenece desde hace varios años por las especies conseguidas en montaña.

  • Premio Venatoria, CIC y SCI en el 2011.

  • 1er Premio de Iniciativas Turísticas Españolas en 2006.

  • Cazador del Año en la revista Caza y Safaris de la que fue presidente del consejo de administración así como de FICAAR.

  • Reconocimiento Especial de la casa de León en Madrid y Barcelona.

  • Premio Fray Gerundio de Campazas.

  • Premio en Feciex (Badajoz) con exposición de cientos de trofeos taxidermizados y edición de un libro-catálogo por parte del Ayuntamiento.

  • Exhibición de la Sabana Africana durante 1 año en el Museo de la Ciencia de Valladolid con miles de visitantes.

  • Exhibiciones y contribución con diferente animales en Atapuerca y más tarde en el Museo de la Evolución en Burgos

  • Premiado por el Consejo de la ONCE por su labor didáctica con los invidentes.

  • Premio Nacional de la Federación Española de Caza.

  • Mantenedor y pregonero del Centro de Iniciativas Turísticas «San Isidro».

  • Más de 100 exposiciones decoradas en Ferias de Caza y Naturaleza en España y Portugal.

  • Recientemente nombrado Summa Hispánica en Cinegética 2016 (medalla de oro).

Y de lo que se siente más orgulloso es de este premio 2016 a la Personalidad Venatoria del Real Club de Monteros, que no esperaba y que se siente orgulloso y realmente emocionado.

Sin duda su mayor colaboración a la cinegética y zoología es la creación del Museo de la Fauna Salvaje que gestiona la Fundación Dr. Romero Nieto de la que él es presidente y de la que forman parte como patronos el Presidente de la Excma. Diputación de León, el Rector de la Universidad de León y el Alcalde de Boñar. Se siente orgulloso de los patronos nombrados por él como son Eduardo Sánchez Junco, Enrique Zamácola e Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, al que considera un camino y espejo a seguir por su personalidad, por sus dotes literarias, por su labor como historiador y maestro de cazadores.

Dr. Eduardo Romero Nieto

(Fotografía: Dr. Eduardo Romero Nieto)

El Museo de la Fauna Salvaje lleva abierto 12 años al público y lo han visitado más de 600.000 personas, entre ellos 250.000 niños con padres y profesores y su cara de sorpresa, su sonrisa y sus fascinantes preguntas le llenan de satisfacción. Consta de 25 salas ambientadas en dioramas, ordenadas por continentes, que con la pintura artística en paredes (más de 5000 m²), 500 mamíferos enteros, 100 primates, 5.000 aves y más de 8.000 insectos y decorados con plantas, árboles, rocas, charcas, etc. contribuye notablemente a recrear el hábitat en el que viven estas especies y su lucha por sobrevivir. Consta de bronces de tamaño natural (más de 20) esculpidos por famosos autores de diferentes animales en las zonas ajardinadas. Está dotado de biblioteca, sala de audiovisuales, aula y cafetería restaurante, galería de arte donde han expuesto más de 20 pintores, consta también de un Museo Entomológico. Recientemente se ha montado una sala de anatomía científica con más de 60 esqueletos montados terrestres y marítimos en colaboración con Karangua.

Creemos que es uno de los mejores museos del mundo por la variedad de animales que forman un auténtico museo de Ciencias Naturales en lo que se refiere a la fauna cinegética y salvaje en general. Enclavado en la montaña Cantábrica y con vistas a un gran pantano del río Porma que forma un paisaje paradisiaco en su conjunto.

Tenemos un Parque Zoológico de más de 25 has. que puede visitarse en coches todo-terreno preparados y en un enorme robledal veremos muy de cerca rebecos, corzos, ciervos, gamos, jabalíes y muflones y los míticos lobos tan abundantes en la zona.

Recientemente hemos incorporado 10 Bisontes Europeos puros traídos de diferentes parques y países que se están aclimatando y reproduciendo y que forman parte de un proyecto de «Recuperación del Bisonte Europeo» en España ya avanzado, y que en colaboración con un veterinario encargado y especialista de ello (Fernando Morán)  y el gobierno polaco, esperamos formar una reserva de 2.000 Has. para su incorporación a nuestra fauna y que incluso, como en otros países europeos, mas adelante sea una especie cinegética.

 

Notas biográficas sobre Javier Barcaiztegui Rezola «Barca»

 

El trabajo de «Barca» (San Sebastián, 1948) ha oscilado siempre entre la caricatura y la ilustración costumbrista especialmente relacionada con el mundo del campo, la naturaleza y la caza.

Se inició (1979) con Alfonso Ussía en SABADO GRAFICO («Coplas, canciones y sonetos para después de una guerra», «Fustazos y caricias») BLANCO Y NEGRO, el Colorín de ABC (también con el P. Martín Descalzo) y EPOCA.

Ussía y Barca han colaborado juntos en varias obras del conocidísimo escritor («Tratado de las Buenas Maneras», «Manual del Ecologista Coñazo», «Carpe Diem», «Coñones del reino de España II», «Cuentos disparatados», etc…) y ha creado los rasgos físicos de los divertidos personajes de la serie del marqués de Sotoancho.

«Barca», apasionado cazador, se encuentra especialmente interesado dibujando el mundo rural y cinegético de España.

Colabora desde hace años con la revista TROFEO (desde que formaba parte de PRENSA ESPAÑOLA) con sección propia o ilustrando artículos y libros del malogrado Paco León, del marqués de Laserna («De domingo a domingo», «Fermín Tordancha» etc…), Javier Hidalgo

Trabajó para el Manifiesto de la Montería y con Mariano Aguayo ilustró «Viviendo Bien y Despacito», «Consejos para llegar a ser un montero indeseable». etc…

También ha ilustrado las cartas de varios Restaurantes (Zalacaín, El Bodegón, Chomin, Principe de Viana…) y del mundo empresarial y financiero publicó en el Reino Unido «Nouveaux riches to Nouveaux pauvres» y «The Envy of its Competitors» (de Ian Macalpine-Leny).

En 2011 La Trébere publicó una recopilación de la obra de «Barca» en el libro «CAMPO Y CAZA» con decenas de dibujos e ilustraciones de toda su trayectoria.

Recientemente ha sido galardonado con el Premio MINGOTE 2014, patrocinado por ABC y entregado por S.M. El Rey.

Para terminar, está ahora proyectando un nuevo libro actualizando sus caricaturas y trabajos costumbristas en el mundo del campo, la caza y la empresa.

 

Transcripción del artículo ‘«Pena de telediario» para los cazadores’

publicado por Ramón Pérez-Maura el 8 de agosto de 2015, en el diario ABC

 

«Pena de telediario» para los cazadores

¿Van a dejar de enriquecerse las líneas aéreas con los turistas sexuales?

¿Es más importante un león que una niña?

 

Walt Disney fue un ser lleno de buena intención que nunca se dio cuenta del daño que iba a hacer a nuestra civilización humanizando los animales y dándoles la palabra. Primero fue «Dumbo», en 1941, y después «Bambi», en 1942. Y con esa cuña tan bien clavada por el genio Walt, sus herederos han seguido finiquitando el sentido común hasta nuestros días, en que todavía en 1994 la compañía Disney nos regalaba en «El Rey León» unas manadas de félidos buenísimos con los que uno querría sentarse a echar la tarde y compartir merienda. Igualitos que este Cecil de Zimbabue, que debe de ser un país donde el régimen de Robert Mugabe sólo es culpable del genocidio de los animales que mueren en sus fronteras y a los que las redes dedican tanta atención. A los humanos (negros) de esa tiranía, que les den. Pero al pobre Cecil...

Hay versiones tan contradictorias sobre lo que de verdad ocurrió en la caza de ese león, que no me atrevo a juzgar lo que allí sucedió con la ligereza de tantos, que ya han condenado una actividad imprescindible con unos datos mínimos. Exactamente igual que las «penas de telediario» a las que somos tan aficionados en España. De lo que no tengo duda es de que, si las descripciones más incriminatorias del cazador americano fuesen ciertas, estaríamos hablando de un furtivo sin ética e incompetente. Alguien que ha cometido unos hechos que deberían apartarle de la caza por mucho tiempo, quizá por toda su vida, y costarle durísimas sanciones económicas. Pero descalificar esta actividad crucial para el mantenimiento de las especies y de nuestro campo, por el hecho de que haya podido haber un violador de las normas, equivaldría a pedir que deje de haber coches porque hay unos conductores suicidas que se meten por las autopistas en dirección contraria. ¿Hay alguien a favor de eso?

Otros más cualificados que yo podrán explicar la labor imprescindible que hacen los cazadores en defensa del campo y el medio ambiente. Sin ellos acabaríamos viendo nuestros espacios naturales llenos de caminitos asfaltados para que los urbanitas puedan pasear –incluso circular en vehículos a motor– mientras los animales salvajes quedan cada vez más arrinconados.

En medio de este disparate mediático, las redes han clamado victoria ante el supuesto anuncio de las grandes compañías aéreas según el cual dejarán de transportar desde África los trofeos de los cazadores. Gran triunfo. Hay que ver la fuerza que han dado las redes a la «democracia popular». Claro que no es muy habitual que los cazadores vuelen de vuelta con sus trofeos, que suelen pasar por el taxidermista. Y a casi nadie le importaría de verdad esperar tres o cuatro meses en lugar de uno, porque un trofeo es para toda la vida, no para el siguiente fin de semana. Y con esos plazos, las compañías marítimas –en las que ya casi no viajan pasajeros, mas sí mercancías– pueden hacer ese servicio mucho más barato. Pero hay algo más, me gustaría saber si quienes han promovido tan benemérita iniciativa animalista en las redes, tendrían el mismo interés en propulsar otra iniciativa de boicoteo de todas las compañías aéreas del mundo que no actúen de forma contrastada y con resultados concretos contra el turismo sexual –con frecuencia pedófilo– que practican tantos de sus pasajeros en lugares como Cuba, Tailandia o Vietnam. ¿O es que es más importante un león que una mujer prostituida? Tenemos inconveniente en que viajen quienes van a cazar unos animales de forma regulada y contribuyendo a la sostenibilidad de la especie, ¿pero no los pederastas que van a abusar de niños?

Actos de la entrega de Premios 2015
del Real Club de Monteros
Diptico premios RCM 2014
Diptico premios RCM 2014

El pasado 14 de junio se celebraron los actos de entrega de los premios anuales del Real Club de Monteros, correspondientes al año 2015. El lugar elegido para esta ceremonia fue nuestra sede social, el Club Financiero Génova, que presentaba un salón superado en su capacidad, teniendo que habilitar mesas extras, debido a la excelente acogida que tuvieron estos actos, entre socios y amigos de los premiados.

Antes de la cena los asistentes tuvieron la oportunidad de establecer animadas tertulias durante el tiempo en que se sirvió un cocktail.

Una vez terminada la cena el presidente del Real Club de Monteros, César Fernández de la Peña, hizo una breve exposición sobre los ideales y objetivos de nuestro Club, como la preservación de la autenticidad de la montería española, recordando una vez más que nuestro lema es «Venari non est occidere», una frase que bien puede compendiar nuestra visión de la caza y que estuvo presidiendo gráficamente estos actos.

En este instante, nuestro presidente pasó la palabra a Jaime Fernández Gasset, tesorero del Club, quien dio lectura de las actas de los acuerdos por el que se nombraban los galardonados en esta edición 2015, con los Premios a la Personalidad Venatoria, Arte y Cultura y el Literario Jaime de Foxá.

En primer lugar refirió como reunido el Jurado, conformado por los miembros de la Junta Directiva del RCM, presididos por César Fernández de la Peña, acordó por unanimidad, una vez estudiadas las diversas candidaturas presentadas, conceder el Premio a la Personalidad Venatoria 2015 al Dr. D. Eduardo Romero Nieto «por ser un eminente cazador internacional y montero, que ha llevado a cabo una ingente labor didáctica y cultural en la Fundación Dr. Romero Nieto, haciendo atractiva la fauna salvaje y su caza, presentándola en su máxima excelencia».

A continuación procedió a dar lectura del acta correspondiente al Premio Arte y Cultura 2015, concedido por el mismo jurado al Ilmo. Sr. D. Javier Barcaiztegui Rezola, Conde de Llobregat, «Barca», «por su genial talento dibujante, muy conocido por los aficionados a la actividad cinegética en su faceta humorística y costumbrista, pero tremendamente realista, que acerca la caza a toda la sociedad con gran brillantez».

Tras este momento, nos ofreció la lectura del acta del Jurado del Premio Literario Jaime de Foxá, que decidió conceder este galardón en su edición del año 2015, al Sr. D. Ramón Pérez-Maura García, que además de un ilustre literato, es un ferviente cazador y propietario de coto, por su artículo titulado ‘«Pena de telediario» para los cazadores’, publicado por el autor el 8 de agosto de 2015, en el diario ABC. El jurado de este premio es diferente del de los otros dos premios del Club y está designado a tal efecto.

Tras este punto S.A.R. Dª Teresa de Borbón, marquesa de Laserna, efectuó la entrega de los premios, y después Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, efectuó una breve semblanza de los premiados en su condición de presidente honorífico del RCM.

S.A.R. Dª Teresa de Borbón, marquesa de Laserna hace entrega de los Premios 2015 del Real Club de Monteros

S.A.R. Dª Teresa de Borbón, marquesa de Laserna hace entrega de los Premios 2015 del Real Club de Monteros

(Fotografía: Marcos Ruíz Espín)

Inició el uso de la palabra celebrando que tres grandes amigos suyos hubieran recibido este honor. Comenzó glosando los méritos alcanzados por Javier Barcáiztegui, expresando que «Es un apasionado de la caza y un enamorado del campo, un artista observador y con sentido del humor, capaz de retratar y penetrar con una mirada lúcida a personas y situaciones y, a pesar de que es más fácil una sátira ácida, sus trazos nunca son amargos».

En cuanto a Eduardo Romero, recordó que le conoció en Ulán Bator, capital de Mongolia, y le describió contando que «Su rifle ha conocido los cinco continentes y sus escopetas han disparado en muchos países. La selva primaria del África profunda, angustiosa y muda, le ha visto repetidamente siguiendo la pista de los elefantes, conoce la mirada pétrea de los búfalos y la exaltación que se alcanza cuando se derriba un gran carnero en las laderas del Karakórum o un íbice de cuerna inacabable en el Tian Shan».

Para terminar se refirió a Ramón Pérez-Maura con un detallado repaso de su historial profesional y personal, pero concretó en los méritos de su artículo diciendo que: «En su artículo expone una defensa tan acertada como inteligente de la actividad cinegética, para terminar echando en cara la doble moral o la ética torcida de quienes se alegran de que las compañías aéreas dificulten los viajes de los cazadores sin cuestionar, sin embargo,  que esas compañías de transporte mantengan pujantes los repugnantes viajes de turismo sexual. ¿Son más importantes los animales silvestres que la dignidad de la persona?  Contestad vosotros.»  

A continuación tomó la palabra Javier Barcáiztegui, quien agradeció la concesión de esta distinción, y en forma muy breve refirió que «Al nacer, Dios me ha dado dos grandes regalos. El primero la afición al campo y a la caza, y el segundo, cierta habilidad para el dibujo humorístico. La conjunción de estos favores tan bonitos me han hecho pasar grandes momentos de felicidad y confieso que doy constantemente gracias por ello».

En segundo lugar habló Eduardo Romero, que dibujó la caza como una actividad en la que es consustancial el esfuerzo, y que a pesar de haber recorrido los cinco continentes en busca de las piezas más extrañas, era un profundo amante de sus especies más apreciadas; el corzo, el jabalí y el rebeco, y como modalidad principal la montería española. También nos glosó brevemente como había nacido su proyecto estrella, el Museo de la Fauna Salvaje de Boñar, donde recientemente ha nacido el primer bisonte europeo español tras miles de años de carencia de esta especie emblemática.

Para cerrar el acto, Ramón Pérez-Maura, se dirigió a los presentes, y nos manifestó las motivaciones para escribir el artículo premiado diciendo: «Cuando escribí este artículo por el que tan generosamente me habéis premiado, no estoy seguro de que tuviera en mente la venatoria tanto como la libertad. La libertad de actuación y la libertad frente a quienes sólo viven para prohibir. Los que se pasan el día creando inquisiciones que nada tienen de santas. La caza, como la tauromaquia, padece hoy un constante acoso por parte de quienes gustan mirar por encima del hombro a los demás. De quienes se creen en posesión de la verdad frente a los que, supuestamente ‘promovemos la barbarie’.»

P. 2014

Premios 2014 del Real Club de Monteros

 

Diptico premios RCM 2014
Diptico premios RCM 2014
Jaime Fernández Gasset da lectura al acta del Jurado de los Premios del Real Club de Monteros (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Jaime Fernández Gasset da lectura al acta del Jurado de los Premios del Real Club de Monteros

(Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Premios 2014 del Real Club de Monteros
 

Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, y presidente del Real Club de Monteros entre los años 1992 y 2007, fue el impulsor de crear desde el Club unos premios anuales que tuvieran mucho que ver con la caza.

 

Fotografía: José Madrazo Ambrosio

Fotografía: José Madrazo Ambrosio

Fotografía: Juan Luís Oliva de Suelves

Fotografía: Juan Luís Oliva de Suelves

Premio Literario Jaime de Foxá 2014

 

El pasado 4 de mayo se reunió el jurado del Premio Literario Jaime de Foxá del Real Club de Monteros, que decidió conceder este galardón en su edición del año 2014, al Sr. D. Juan Luís Oliva de Suelves*, «articulista y escritor, por la calidad de su prosa unida a la originalidad de su obra y la capacidad de observación demostrada en sus viajes de caza».

 

El jurado de este premio es diferente del de los otros dos premios del Club y está designado a tal efecto. En este caso está compuesto por el Excmo. Sr. D. Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, como presidente, el Excmo. Sr. D. Rafael Castellano Barón, conde de Priego, como secretario, formando el resto del jurado los Sres. D. Juan Delibes de Castro, D. Pablo Capote Urosa, D. Julián Coca Borrego, D. César Fernández de la Peña, como presidente del Real Club de Monteros y el Sr. D. Juan José Viola Cardoso, como galardonado en la edición del 2012.

 

En 1996, el Club instituyó un premio anual para distinguir el mejor artículo que, a juicio del jurado que lo otorga, exprese, defienda o divulgue de manera sobresaliente cualquier tema de carácter cinegético y haya sido publicado en la prensa nacional. Además del artículo se considera también la trayectoria personal de cada uno de los candidatos al premio, en relación a la caza y a la conservación de la naturaleza.  Dicho premio lleva el nombre de Jaime de Foxá, en homenaje al que fuera nuestro fundador y conlleva una dotación económica y una medalla conmemorativa del Club.

Rafael Castellano Barón, conde de Priego, en su calidad de secretario, nos ofreció la lectura del acta del Jurado del Premio Literario Jaime de Foxá (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Rafael Castellano Barón, conde de Priego, en su calidad de secretario, nos ofreció la lectura del acta del Jurado del Premio Literario Jaime de Foxá (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, inició el uso de la palabra celebrando que dos grandes amigos suyos hubieran recibido este honor (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, inició el uso de la palabra celebrando que dos grandes amigos suyos hubieran recibido este honor (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Premio Personalidad Venatoria 2014

 

El pasado 9 de abril, se reunió el jurado del Premio a la Personalidad Venatoria del Real Club de Monteros, que decidió por unanimidad conceder este galardón en su edición del año 2014, a el Sr. D. José Madrazo Ambrosio*, «por su larga trayectoria como cazador internacional del más alto nivel ético, poseedor de las más extensas y laboriosas experiencias de caza de montaña por los cinco continentes, amante de los retos para conseguir la pieza más difícil, y garante de la conservación de especies en serios problemas de extinción».

 

El jurado de este premio está conformado por los miembros de la Junta Directiva del RCM, el Ilmo. Sr. D. José Antonio Rein Duffau, los Sres. D. Jaime Fernández Gasset, D. Ramón Estalella Halffter, D. Santiago Segovia Pérez, D. Miguel Angel Perlado Sotodosos, D. Pablo Fernández Gasset, D. Felipe Torroba Maestroni, D. Julián Coca Borrego, D. Eduardo Trigo y Sierra y D. Ramón Menéndez-Pidal y Eiras, presididos por D. César Fernández de la Peña.

 

El Club, fiel a los principios que inspiraron su constitución, instituyó en 1992 este premio, para distinguir a las personas que se han convertido en ejemplo por su buen hacer cinegético, y se concede anualmente. Las propuestas razonadas de candidatos podrán presentarse en la sede social, o en nuestra dirección de correo electrónico, por los socios del Club, asociaciones cinegéticas, entidades artísticas o culturales, y por las personas a quienes se hubieran otorgado anteriormente estos premios. El plazo de admisión de candidatos quedará cerrado el día 15 de marzo de cada año a las 12 horas.

 

Corresponde a su presidente dirigir las deliberaciones y en su caso las votaciones que se produzcan, y a su secretario levantar el acta de las sesiones e interpretar el presente reglamento.

 

El premio se otorgará a la candidatura que obtenga la mayoría de los votos del jurado. El voto deberá ser emitido personalmente por cada uno de los miembros del jurado, durante las sesiones en las que este se halle formalmente reunido. En caso de empate decidirá el voto del presidente.

 

Los premios no podrán declararse desiertos, ni concederse a título póstumo.

 

El premio consistirá en un diploma y en una figura artística representativa del galardón, un bronce que el Club encargó y compró expresamente para este fin, al socio y escultor D. José Antonio Lalanda Mejía.

 

Juan Luís Oliva de Suelves, quien agradeció la concesión de esta distinción (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Juan Luís Oliva de Suelves, quien agradeció la concesión de esta distinción

(Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Actos de la entrega de Premios 2014
del Real Club de Monteros

 

El pasado miércoles 10 de junio de 2015 se celebraron los actos de entrega de los premios anuales del Real Club de Monteros, correspondientes al año 2014. El lugar elegido para esta ceremonia fue nuestra sede social, el Club Financiero Génova, que presentaba un salón superado en su capacidad, teniendo que habilitar mesas extras, debido a la excelente acogida que tuvieron estos actos, entre socios y amigos de los premiados.

 

Una vez terminada la cena el presidente del Real Club de Monteros, César Fernández de la Peña, hizo una breve exposición sobre los ideales y objetivos de nuestro Club, como la preservación de la autenticidad de la montería española, recordando una vez más que nuestro lema es «Venari non est occidere», una frase que bien puede compendiar nuestra visión de la caza y que estuvo presidiendo estos actos. Aprovechó la ocasión para felicitar a Mariano Aguayo Alvarez, por su reciente consideración como Socio Honorífico del RCM, y a Javier Barcáiztegui Rezola, conde del Llobregat, como ganador del premio Mingote 2015.

 

En este instante, nuestro presidente pasó la palabra a Jaime Fernández Gasset, tesorero del Club, quien dio lectura del acta del acuerdo por el que se nombraba al galardonado en esta edición 2014, con el Premio a la Personalidad Venatoria. En primer lugar refirió como el pasado 8 de abril de 2015, reunido el Jurado, conformado por los miembros de la Junta Directiva del RCM, José Antonio Rein Duffau, Jaime Fernández Gasset, Ramón Estalella Halffter, Santiago Segovia Pérez, Miguel Angel Perlado Sotodosos, Pablo Fernández Gasset, Felipe Torroba Maestroni, Julián Coca Borrego, Eduardo Trigo y Sierra y Ramón Menéndez-Pidal y Eiras, presididos por César Fernández de la Peña, acordó por unanimidad, una vez estudiadas las diversas candidaturas presentadas, conceder el Premio a la Personalidad Venatoria 2014 a José Madrazo Ambrosio «por su larga trayectoria como cazador internacional del más alto nivel ético, poseedor de las más extensas y laboriosas experiencias de caza de montaña por los cinco continentes, amante de los retos para conseguir la pieza más difícil, y garante de la conservación de especies en serios problemas de extinción».

 

Acto seguido nuestro presidente hizo entrega de esta distinción al interesado.

 

Tras este momento, Rafael Castellano Barón, conde de Priego, en su calidad de secretario, nos ofreció la lectura del acta del Jurado del Premio Literario Jaime de Foxá, que decidió conceder este galardón en su edición del año 2014, al prestigioso cazador y escritor, Juan Luís Oliva de Suelves, «articulista y escritor, por la calidad de su prosa unida a la originalidad de su obra y la capacidad de observación demostrada en sus viajes de caza». El jurado de este premio es diferente del de los otros dos premios del Club y está designado a tal efecto. En este caso está compuesto por Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, como presidente, Rafael Castellano Barón, conde de Priego, como secretario, formando el resto del jurado Juan Delibes de Castro, Pablo Capote Urosa, Julián Coca Borrego, César Fernández de la Peña, como presidente del Real Club de Monteros y Juan José Viola Cardoso, como galardonado en la edición del 2012.

José Madrazo Ambrosio se confesó muy honrado y orgulloso de recibir esta consideración (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

José Madrazo Ambrosio se confesó muy honrado y orgulloso de recibir esta consideración

(Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Tras este momento, Rafael Castellano Barón, conde de Priego, en su calidad de secretario, nos ofreció la lectura del acta del Jurado del Premio Literario Jaime de Foxá, que decidió conceder este galardón en su edición del año 2014, al prestigioso cazador y escritor, Juan Luís Oliva de Suelves, «articulista y escritor, por la calidad de su prosa unida a la originalidad de su obra y la capacidad de observación demostrada en sus viajes de caza». El jurado de este premio es diferente del de los otros dos premios del Club y está designado a tal efecto. En este caso está compuesto por Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, como presidente, Rafael Castellano Barón, conde de Priego, como secretario, formando el resto del jurado Juan Delibes de Castro, Pablo Capote Urosa, Julián Coca Borrego, César Fernández de la Peña, como presidente del Real Club de Monteros y Juan José Viola Cardoso, como galardonado en la edición del 2012.

 

Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, como presidente del Jurado, efectuó la entrega del premio.

 

Inició el uso de la palabra él mismo, quien celebró que dos grandes amigos suyos hubieran recibido este honor. Comenzó glosando los méritos alcanzados por José Madrazo, expresando que «pocos reúnen tantos méritos como Pepe Madrazo para el premio a la Personalidad Venatoria, quien ha impreso la suya en los cinco continentes y en casi todas las montañas del mundo y si no son la totalidad es porque algunas carecen de la entidad suficiente para que él deje en ellas su huella». La relación de distinciones que atesora el premiado y que fueron enumeradas exhaustivamente, resulta fantástica. No olvidó reseñar las también innumerables actividades de Pepe Madrazo en el ámbito de la conservación.

 

En cuanto a Juan Luís Oliva, le describió como un inquieto e indagador cazador, amante de los viajes y de la vertiente cultural de los mismos, ya que «es renacentista en el interés por su entorno, piensa que la caza no se detiene en la acción de cazar y debe continuarse en el estudio de sus circunstancias».

 

Sin embargo quiso hacer especial hincapié en virtudes creativas con la pluma, haciendo una breve descripción de sus obras, de una de las cuales comentó que en ella «se muestra como un viajero curioso, en la onda de Bernal Diaz o Stanley, y sus observaciones abarcan lo mismo la naturaleza que la sociedad que encuentra, la cacería como la historia de los pueblos».

 

A continuación tomó la palabra Juan Luís Oliva de Suelves, quien agradeció la concesión de esta distinción, explicando que al principio de sus afanes escritores, sus miras estaban centradas en editar obras que tuvieran una misión eminentemente didáctica, y en las que su sentido de la ingeniería tuviese una plasmación en la práctica de la caza de alta montaña. También comentó sus experiencias como asiduo articulista, y la evolución que vivió posteriormente, profundizando en el campo en el que sus obras ganaban en profundidad literaria.

 

Para cerrar el acto José Madrazo, quien comenzó por congratularse porque otros miembros de la Cofradía Culminum Magister, le acompañaran en esa velada, y como no, por estar presente en la entrega de otro premio del RCM a su amigo y compañero en la misma, Juan Luís Oliva. Se sintió muy honrado y orgulloso de recibir esta consideración, de una institución que «tiene como lema ‘venari non est occidere’, y que defiende las buenas formas y la tradición en la caza, alguien que honra la pieza cobrada con dignidad, alguien cuyo credo es el homenaje al animal abatido en noble lid y el sometimiento a las normas, es alguien a quien respeto sobremanera y de cuyo aprecio me siento honrado ».

Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, José Madrazo Ambrosio, Juan Luís Oliva de Suelves y César Fernández de la Peña (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, José Madrazo Ambrosio, Juan Luís Oliva de Suelves y César Fernández de la Peña (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Discurso de presentación del
Excmo. Sr. D. Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna

 

José Madrazo, premio a la Personalidad Venatoria y Juan Luis Oliva de Suelves, premio Jaime de Foxá «Decíamos ayer». Puedo empezar repitiendo las palabras de Fray Luis de León porque una vez más me encuentro en la tribuna del Real Club de Monteros empujado por el afecto de César, nuestro presidente. En esta ocasión para celebrar a dos grandes amigos Pepe Madrazo y Juan Luis Oliva de Suelves que hoy reciben el Premio a la Personalidad Venatoria, y el Literario Jaime de Foxá.

 

Pocos reúnen tantos méritos como Pepe Madrazo para el premio a la Personalidad Venatoria quien ha impreso la suya en los cinco continentes y en casi todas las montañas del mundo y si no son la totalidad es porque algunas carecen de la entidad suficiente para que él deje en ellas su huella.

 

Sus inicios fueron como debe ser, de niño y en la finca familiar: primero haciendo aguardos a los gazapos con una escopeta de aire comprimido, (que llamábamos de plomillos) hasta que a los doce años derribó un conejo en compañía de su madre y con la escopeta del calibre 20 que ella poseía. Allí se consagró su afición y empezaba un largo recorrido que, respecto a las cumbres tuvo su bautismo en 1978 recechando el mítico macho montés en la sierra de Gredos, tan cercana a su querida Salamanca.

 

Pepe luego ha recorrido, rifle al hombro, el mundo entero. Conoce el embrujo de África con sus noches llenas de música, ha sufrido la mentalidad Robinson Crusoe de los americanos que solo disfrutan en la naturaleza si están incómodos, y sabe mejor que nadie de la aventura que supone cazar en Asia, donde puede ocurrir y ocurre de todo menos aquello que se había programado. Si yo hubiera recibido una educación sajona me extendería en cifras para que, en aras de la matemática, cualquiera supiera valorar las empresas de Madrazo, pero me formaron como hijo de Roma y prefiero cantar el espíritu de esas hazañas mejor que cuantificar sus resultados.

 

Eso ya lo han hecho y cumplidamente en EE.UU., cabeza del mundo: ha conseguido las máximas distinciones del Club Ovis y posiblemente es el cazador de todos los tiempos con mayor número de especies de montaña; es el único español en haber recibido el exigente premio Conklin (2013), además obtuvo el World Hunting Award Ring (2013) y el Internacional Hunting Awarad (2015), la máxima distinción del SCI, y está en puertas del Weatherby Award, del que ha sido finalista los últimos 5 años. Esta institución es, a mi entender, la que más ha contribuido a la pervivencia de especies silvestres por la vía de potenciar económicamente su caza.

 

En la vieja Europa, Pepe fue reconocido en el 2007 con el premio Culminum magíster, instituido para distinguir a unos cazadores muy especiales cuyas virtudes se resumen en su declaración de principios: «La caza es un instinto impreso en la naturaleza humana que, condicionado por el entendimiento, mueve en su desarrollo a respetar las presas y a aceptar la guía de una ética. Esta filosofía se vive especialmente en las cacerías montanas porque en ellas se cumplen los tres requisitos que conforman la clave de la caza: el salvajismo de los animales, el esfuerzo a que obliga una naturaleza exigente y la incertidumbre del resultado.»

 

Pepe sintió como propias esas palabras y colaboró muy activamente para que se formara la Cofradía Culminum magíster (Maestro de las Cumbres), que reconoce y honra el mérito de los cazadores de montaña, esos enamorados del silencio y la soledad. Forma parte de la Junta directiva con el cargo de Secretario y es el motor de la cofradía.

 

Entre viaje y viaje, o quizás en las largas horas de vuelo y en las solitarias estancias de los hoteles, Madrazo ha robado tiempo al tiempo para rellenar cuartillas y publicar cuatro obras: «Primavera oriental. De Budorcas, Capricornis y otras especies de montaña»; «Ovis ammon. La senda del argali»; «Safari en China»; y «Montañas de los 5 Continentes». Estos libros cuentan sus vicisitudes por las cumbres, sus angustias, las esperanzas hechas realidad y, claro está, las que no llegaron a realizarse, a lo largo de sus páginas va desgranando su concepto de la caza, el espíritu que informa sus cacerías y su filosofía existencial.

 

Así es José Madrazo Ambrosio, nuestro amigo Pepe Madrazo.

 

Todo cuanto he dicho de Pepe podría repetirlo de Juan Luis, entusiasta cazador que se forjó en la dura escuela del Pirineo persiguiendo sarrios (mejor dicho izards porque se trataba del pirineo leridano), en expediciones de una semana:«Escalábamos algunos picos, hacíamos vivacs en los bosques, dormíamos en las bordas de los pastores…». Termina la carrera de ingeniero industrial como el más joven que nunca lo hiciera en España y su situación económica le permite lanzarse a aventuras de más alcance, la selva primaria en la Guinea española en pos del trabajoso elefante de selva, el carnero del Altai en Mongolia hasta que el mundo se le queda pequeño para su afición. El África más recóndita, la América menos habitual y el Asia eterna conocen sus pasos al tiempo que su inquietud intelectual le hace devorar libros y preocuparse de la arqueología como un homenaje a su abuelo el naturalista y arqueólogo D. Manuel Cazurro.

 

Juan Luis, que es renacentista en el interés por su entorno, piensa que la caza no se detiene en la acción de cazar y debe continuarse en el estudio de sus circunstancias; por tanto entra a formar parte de la Junta Nacional de Homologación de Trofeos de Caza que luego preside durante diez años, funda y dirige la Comisión de Cataluña de Homologación de Trofeos de Caza de la que está al frente de forma casi vitalicia y es nombrado vicepresidente de la Comisión de caza mayor paleártica del CIC (Consejo internacional de la Caza). Durante esa etapa recuerdo una anécdota que refleja el alto sentido de la jerarquía de los estados socialistas: Juan Luis iba a impartir, en alemán, una conferencia sobre ungulados de montaña en Ljubljana y le acompañábamos Alfonso Urquijo y yo. En Yugoeslavia (aun no había estallado esa confederación de eslavos) tuvieron la delicadeza de invitarnos a los tres a cazar un rebeco en sus montañas: pues bien Alfonso, Presidente del CIC, consiguió un estupendo macho, yo presidente de la Delegación española cacé uno de los llamados representativos y Juan Luis no tiró. Igualdad de oportunidades.

 

Fundador del Capítulo de Cataluña del SCI. En el 2009 recibió el premio Culminum magíster y fue fundador de la cofradía como el maestro de las cumbres que es.

 

Aunque sea tan grande su trayectoria como cazador, hoy se trata de otra vertiente suya, la literaria. La primera de sus obras es de una originalidad que no tiene igual en los libros cinegéticos, se titula «La técnica de la caza de montaña» y vio reconocido su mérito con el premio literario del CIC. En ella Oliva de Suelves sienta los principios de la caza al rececho y con la meticulosidad del ingeniero desciende a las pequeñas circunstancias que en las cumbres resultan imprescindibles cumplir, por ejemplo recortarse las uñas de los pies que, si no se hace, puede convertir en tortura la bajada de los montes. Ese libro tuvo una continuación en «La técnica de la caza en selvas y sabanas», en el que el autor se traslada desde los riscos para describir y comentar las cacerías en las llanuras, África es la gran protagonista pero también figuran zonas tan desconocidas como el Chaco paraguayo o la jungla india donde son escasísimos los cazadores que han tenido oportunidad de cazar, ¿Quién puede decir que ha cazado el tigre, el nilgó o el sambar acompañado por hindúes de turbante? Esas localizaciones ya hablan del talante aventurero que distingue a Juan Luis y que se refleja en su obra escrita.

 

Estos dos libros son didácticos y su propio objetivo no permite desarrollar toda la capacidad descriptiva que engalana a Oliva de Suelves más que en los relatos de cacerías a las distintas especies silvestres. En su siguiente publicación «La luna llena de Medouné» encuentra el autor campo abierto para desplegar sus virtudes de escritor. Expone dos expediciones contrapuestas la selva primaria en la Guinea española y la alta montaña en una Mongolia comunista que, entonces, pocos sabrían donde ubicarla en un mapa.

 

La angustia del bosque ecuatorial, sin luz y sin sonido, tras el elefante brinda la ocasión a Juan Luis para exponer sus sentimientos, a describir las emociones sentidas y el momento político le permite realizar interesantísimas consideraciones que el futuro vendría a avalar. El Altai mongol completa el libro en un ambiente absolutamente distinto, luminosidad y altos cielos, el esfuerzo de agrias pendientes que se complementa con el impacto de los avances técnicos de los rusos en la carrera espacial y poder comprobar in situ las miserias y glorias de una sociedad socialista real. En esta obra Oliva se muestra como un viajero curioso, en la onda de Bernal Diaz o Stanley, y sus observaciones abarcan lo mismo la naturaleza que la sociedad que encuentra, la cacería como la historia de los pueblos.

 

Dentro de ese rango cabe situar «El tigre y el Marco Polo», en el que presenta otra dualidad: la India que conoce en 1969, todavía comparable a la de la época victoriana, con el salvaje corredor de Waján en el Afganistán de 1975. El escritor se explaya en atinadas observaciones, teñidas siempre de sentido del humor. Es una obra como la anterior en el que el viajero y el culto observador se dan la mano para presentar un escenario que ya entonces participaba de la mítica exploradora.

 

Hoy el Real Club de Monteros introduce a Juan Luis en la compañía de Paco León, Miguel Delibes, Alfonso Urquijo, Mariano Aguayo, Alfonso Ussía, Raul del Pozo, Pérez-Reverte y todos los ganadores del premio Jaime de Foxá, por la calidad literaria de sus textos y por la profundidad de las ideas que expone, ¡Enhorabuena! Es algo merecido.

Fotografía: Juan Luís Oliva de Suelves

(Fotografía: Juan Luís Oliva de Suelves)

Discurso de D. José Madrazo Ambrosio

 

Miembros del Jurado del Premio «Personalidad Venatoria», señoras, señores, cazadores, amigos, buenas noches y mi gratitud por permitir que les dirija estas palabras.

 

Un tanto turbado por la loa que de mí ha hecho mi querido amigo el marqués de Laserna, sin duda motivada por el aprecio que me tiene, y que cordialmente le agradezco, pero en la que todos habrán apreciado la magnificación de mis logros, no obstante concédanme la licencia de admitirla ya que, al mencionar los premios que he recibido como cazador, me permite decir que el hoy otorgado, inesperadamente para mí, por el RC de M, ocupará un lugar preferente entre ellos, situándose en el centro de todos por el prestigio y categoría de la institución que me lo concede.

 

Motivo de alegría es también compartir escenario esta noche con mi buen amigo Juan Luis Oliva, maestro en el arte de la caza de montaña, de certero disparo y acertada pluma, y cofrade conmigo de la «Culminum magister», hecho este que produce un raro doblete, de pelo y pluma. De pelo mis cabras o argalis, diría yo, y de pluma sus magníficos escritos venatorios, doblete como es el conseguir para nuestra Cofradía dos premios en el mismo acto. ¡Felicidades, Juan Luis!

 

Hace pocas semanas, cuando regresé de uno de mis frecuentes viajes, encontré en casa un recado de Santiago Segovia. Me apremiaba para que le llamara tan pronto como estuviera en Madrid. Así es que picado por la curiosidad que tal urgencia despertaba, apenas deshecha la maleta me fui al despacho, marqué su teléfono y recibí un ofrecimiento completamente inesperado. Me proponía ser candidato al premio «Personalidad Venatoria 2014» que concede cada año ésta acreditada organización. Poco después recibí con alegría la noticia de habérseme otorgado.

 

Y detrás de esta anécdota va otra:

 

No había transcurrido una hora desde la confirmación telefónica de la adjudicación del premio, cuando recibí la llamada, alarmada, de otro amigo, maestro mío en la caza internacional, inquiriendo la confirmación de la noticia que había recibido de ser yo la persona galardonada con el premio «Montero del Año» del RC de M. Inmediatamente le tranquilicé diciendo que no, que no era así, que yo recibiría la distinción a la «Personalidad Venatoria 2014», no por mis éxitos monteros sino como gracia a mi trayectoria de cazador internacional. Respiró tranquilo y me felicitó con un abrazo.

 

Con humildad y modestia recibo este galardón, completamente inesperado y que me llena de júbilo. Inesperado, insisto, pues no solo nunca me postulé para él sino que además me es graciosamente otorgado por una distinguida organización, el Real Club de Monteros, caracterizada por su culto a una modalidad venatoria que si bien admiro, y me gusta practicar, no es precisamente aquella donde he curtido mis galones cinegéticos.

 

Pero a la vez que inesperado, o tal vez por ello, me produce júbilo, como ya he dicho. Júbilo no solo por ser un halago a mi vanidad, que lo es, sino sobre todo por NO serle de aplicación el apotegma de mi amigo Jesús Caballero en su libro «Ludogramas y minimarium sobre la Caza» cuando dice: «hay cosas patéticas, pero pagarte un premio ….». O cuando, aún mejor, dice «Medallitas falsas con cinta barata. ¿No les da vergüenza a su edad?». A Dios gracias ¡no estamos en esa situación!

 

En este caso, Señores, me siento muy honrado y orgulloso de recibir esta distinción, lejos del oropel barato, no por mí o mis humildes méritos sino por la categoría y trayectoria de la institución que con ella me premia. Alguien que tiene como lema «venari non est occidere», y que defiende las buenas formas y la tradición en la caza, alguien que honra la pieza cobrada con dignidad, alguien cuyo credo es el homenaje al animal abatido en noble lid y el sometimiento a las normas, es alguien a quien respeto sobremanera y de cuyo aprecio me siento honrado.

 

Pero en este oficio de cazador, en el que llevo desde mi más tierna infancia, en este oficio digo, los premios y los trofeos se ponen en su sitio. La distinción se valora por el organismo que te la concede, por el reto personal que supuso aquella peripecia venatoria y por ser el reconocimiento de un logro obtenido con esfuerzo, pero créanme, el premio, el premio de verdad es la satisfacción personal, íntima, en solitario, por haber triunfado.

 

En la caza en general y especialmente en la de montaña, el trofeo es el camino recorrido y el premio es la satisfacción personal por haber vencido a la montaña y doblegado a tu adversario, en su terreno y en lucha noble. El trofeo es el recuerdo y el premio volver a leer tus notas de aquella cacería. Notas que escribiste para inmovilizar en el tiempo el recuerdo de aquel lance, efímero, con el que tanto disfrutaste.

 

Y hablando de la caza de montaña, quiero mencionar el lema de la «Cofradía Culminum magister» que a mi entender es aplicable no solo al ejercicio de la caza sino también a los trofeos. Su lema es «Silencio, Soledad, Esfuerzo» y son estos los tres elementos que definen la esencia de un trofeo. Silencio que te rodea al conseguir tu objetivo y disfrutarlo, alejado de cohetes y alharacas. Soledad para tu lucha tesonuda, sin mariachis ni altavoces, tu, la montaña y tu oponente. Y por último el esfuerzo, que ha presidido tu actuación desde el primer paso hasta el último, ese último que diste para aproximarte a recoger y rendir tributo a tu trofeo que yace por tierra.

 

He planteado mi cacería como un ejercicio deportivo, con espíritu inquieto y aventurero pero siempre con unas reglas que han servido de referente en mi actuación y que siguiéndolas y exigiéndomelas han contribuido a que la satisfacción al conseguir la pieza me haya dejado siempre un sentimiento de plenitud y agradecimiento por el logro obtenido.

 

He cazado y cazo porque me gusta, esta es y ha sido mi única motivación. No hay otra ni tampoco la busco, pero eso sí, me gusta esta actividad cuando implica dificultad, esfuerzo, entorno natural, gentes auténticas y pelea equilibrada, por ejemplo contra un gran macho de argali en su propio territorio. De igual modo considero importante contribuir a preservar el medio natural y las especies que lo pueblan para disfrute de generaciones venideras, y en este sentido soy un ferviente defensor del ejercicio de la caza como elemento decisivo en los programas conservacionistas, al influir en la gestión de los recursos medioambientales por la aportación económica, la selección de especímenes y la determinación de cuotas de abate.

 

No me interesa romper moldes, ni centímetros de cuerna, ni metros cuadrados donde colgar trofeos, me motiva exclusivamente mi propia satisfacción y obviamente conseguir el mejor de los trofeos posibles. Mi disfrute lo obtengo informándome sobre el territorio, decidiendo cuando y con quién, planeando el viaje y realizando la excursión venatoria que culmina, muchas veces pero no siempre, abatiendo al más viejo de los carneros que encontremos, plasmando por escrito la vivencia y colgando el trofeo en la escarpia dispuesta para ello. A ese proceso le llamo caza, es un recorrido, es un itinerario y todo él supone una unidad que me apasiona y que culmina en la interiorización del momento final cuando vences a tu bravo oponente.

 

La cacería, especialmente la de montaña requiere esfuerzo y tenacidad y otorga el premio que supone experimentar esa alegría íntima, ese sentimiento de plenitud que la culminación del reto pone a tu alcance.

 

Peregrinación interior que me ha permitido conocerme mejor y conocer gentes y sus costumbres para enriquecimiento propio del que estoy orgulloso y ansioso por profundizar. Consecución de objetivos, colección de logros, en suma algo que consigues cada día que te enfrentas a ti mismo en situaciones difíciles, exigentes y sobre todo nuevas.

 

Así las cosas, déjenme decirles, que la cacería también ha sido y es disfrute personal, entre otras cosas, en muchas ocasiones por compartir el viaje con amigos y por la vivencia de mil y una experiencias divertidas. A veces situaciones complicadas que una vez superadas te hicieron reír y que al recordarlas vuelves a reír o bromear sobre ellas. Las veces que habremos recordado aquella cacería, una de las primeras internacionales, en la que con un amigo estábamos cazando el oso negro en Canadá, en primavera, con millones de mosquitos, y aunque pertrechados de la red protectora en la cabeza, a ese amigo solo se le ocurrió llevar un sombrero sin ala (con lo que la red le quedaba pegada a la nariz) y usar uno de esos guantes que permiten tener descubierto el dedo índice de la mano que dispara. Al cabo de cuatro o cinco horas de espera en el apostadero, su dedo y nariz habían recibido el picotazo de miles de diminutos mosquitos, picotazos que no sientes en el momento pero que al día siguiente habían convertido la nariz y el dedo en una especie de protuberancia tumefacta, casi una morcilla, que producía risa. Seguimos cazando, el pobre en agonía, pero aquello empeoró y no tuvimos más remedio que ir a un hospital para que le trataran con antihistamínicos. Hoy todavía seguimos sonriendo al recordar aquella, nuestra, ingenuidad venatoria, fuera del suelo patrio.

 

Si además de todo esto, del disfrute que has experimentado y de los logros alcanzados, recibes un reconocimiento como pueda ser un premio, ¡qué más puedes pedir! Recibir un premio por hacer aquello que te gusta ¿No es maravilloso? A mí me lo parece. Ser premiado, obtener un reconocimiento por hacer aquello con lo que disfrutas, que premien la dedicación a tu pasión favorita y además que te incentiven a seguir cazando, es inusitado y sorprendente.

 

Finalmente debo decir que todas mis experiencias de caza, todos mis viajes alrededor del mundo, todas mis publicaciones han sido posibles por la ayuda y el ejemplo de otras personas, como mis amigos cazadores, mis guías y organizadores de cacerías, y especialmente mi familia, a toda ella pero en especial a mi mujer, Christine, que con estoica paciencia ha soportado mis ausencias, haciendo frente en solitario a cuantas adversidades fueron necesarias para cuidar de la familia.

 

Por todo ello, gracias de nuevo por este inesperado premio que lucirá, en la vitrina de trofeos de mi casa, como hermoso recuerdo del momento y de la institución que me lo ha otorgado. Gracias sentidas.

 

Madrid, 10 de Junio de 2015.

(Fotografía: José Madrazo Ambrosio)

(Fotografía: José Madrazo Ambrosio)

Notas biográficas sobre Juan Luis Oliva de Suelves

 

Juan Luis Oliva de Suelves, nacido en Barcelona, es Doctor Ingeniero Industrial, Diplomado en Arqueología y empresario de la construcción. 

 

Ha practicado la caza durante más de cincuenta años y la caza mayor de montaña desde 1959. Esta última especialidad cinegética la ha venido realizando muy especialmente en España, donde ha conseguido una colección de trofeos compuesta, entre otras especies, de un centenar de sarrios o rebecos y más de cuarenta machos monteses. Su colección general de trofeos comprende unas ciento cincuenta especies, de las cuales más de treinta corresponden a animales de montaña. Todas estas especies han sido cazadas en treinta y un países diferentes de Europa, Asia, África, y América del Norte y del Sur. 

 

En lo referente a la alta montaña, su actividad se ha desarrollado en los siguientes ámbitos: en Europa ha cazado en Los Alpes, en el Macizo Central Francés, en los Balcanes y en el Cáucaso. En Asia lo ha hecho en las Cordilleras de Altai, Pamir, Albors, Taurus, Himalaya e Hindu-Kush. En África ha cazado en los Montes Winterberg de Suráfrica, en la cordillera de Arussi, en Etiopía y en los montes de Nubia en el Sudán. En América ha cazado en la Sierra Madre mejicana, en las Montañas Rocosas, en la Cordillera de Alaska y en la Península de Alaska. 

 

Es miembro de la Junta Nacional de Homologación de Trofeos de Caza Española desde hace veintisiete años, habiendo sido presidente de la misma desde 1991 hasta 1999. Es actualmente presidente de la Comissió de Catalunya d´Homologació de Trofeus de Caça. Es miembro del Consejo Internacional de la Caza (C.I.C.) y ha sido durante varios años vicepresidente del Comité de Caza Mayor Paleártica. Es también vocal de la junta del Safari Club Internacional, Capítulo de Cataluña y fue fundador y presidente de su primer capítulo en Barcelona en 1983. 

 

Es un prolífico escritor de temas cinegéticos. Ha publicado más de un centenar de artículos en las revistas especializadas y ha celebrado numerosas conferencias. En colaboración con otros autores ha participado en las siguientes ediciones: «Enciclopedia de la caza», «Caza en Europa Central y del Sur», «La Caza en España» y «África safari». A su pluma en solitario «La Técnica de la Caza de Montaña», trabajo que consiguió en Berlín, en el año 2000, el Premio Internacional de Libros de Caza del C.I.C. (Consejo Internacional de la Caza). Posteriormente ha publicado «La Técnica de la Caza en Selvas y Sabanas», obra que viene a ser una continuación del trabajo anterior, si bien relativo a otros biotopos, «Luna llena en Medouné» y «El tigre y el Marco Polo, 1969 y 1975». 

 

Durante unos veinticinco años ha creado y colaborado en la gestión de nuevos cotos de macho montés del área de Tortosa Beceite.

 

Notas biográficas sobre José Madrazo Ambrosio

 

José Madrazo Ambrosio, nacido en Salamanca (España) en 1943 comenzó la caza con su padre y su madre a muy temprana edad, principalmente en la finca familiar donde solía pasar las vacaciones de verano y Navidad. A la edad de 16 años empezó a cazar con sus propias armas no sólo caza menor, sino también la caza mayor que existía en España: Jabalí, Ciervo, Cabra Montés y Rebeco. Comenzó a cazar a nivel internacional en 1981 y desde entonces ha cazado en los cinco continentes, con un total de 153 expediciones de caza internacional, cobrando más de 500 ejemplares de caza mayor de 365 especies diferentes. Su pasión ha sido siempre la caza de montaña, de la que ha logrado más de 90 trofeos del género Caprinae, con 36 subespecies diferentes de carneros y 38 cabras.

 

Entre sus carneros cuenta con once Argalis diferentes y los cuatro de América del Norte, y en su lista de cabras posee todas las del mundo, así como los difíciles Serow, Goral y tres Takin. Referente a sus otros logros de montaña también incluyen 10 subespecies diferentes de rebeco, 3 subespecies diferentes de Carneros de las Nieves de Rusia, 3 Tahrs y 10 subespecies de Uriales y Muflones.

 

Ha cazado 133 especies de África, entre ellos 21 de diferentes antílopes espiralados, los cinco grandes, 4 subespecies diferentes de búfalos y 21 de diversos antílopes enanos. Ha logrado 38 especies europeas y 55 especies de América del Norte, entre ellas cinco osos diferentes: Polar, Grizzly, Brown, Continental y Oso Negro de Costa.

 

Cuenta con 9 Récords del Mundo SCI, y ha sido galardonado en tres ocasiones por GSCO en la Categoría Capra International, siete veces en VENATORIA por sus Trofeos Internacionales cobrados en Asia, África y Europa, y por el CIC con un Récord Mundial y varias medallas de oro y plata de trofeos europeos. Está en posesión de «Grand Slam», el «Ovis World Slam Super 30», «Capra World Slam Super 30», y el «Triple Slam», «Premio Culminum Magister», el «Conklin Award 2013», el «SCI World Hunting Award Ring», «SCI International Hunting Award 2014» y 23 « SCI Diamond Awards ». Se ha posicionado varias veces como finalista en el premio Caldesi y el Weatherby.

 

Después de terminar sus estudios universitarios ejerció cuarenta años como abogado, y continúa en los consejos de administración de varias empresas e instituciones. Ha dedicado toda su vida, y continúa haciéndolo, a trabajar en proyectos de educación en conservación y naturaleza. Empezó cuatro nuevos capítulos SCI en España y Portugal y actualmente está dedicando tiempo y esfuerzo a un «Proyecto contra la caza furtiva y la protección de la naturaleza» en Camerún, coordinando las partes implicadas con el SCI.

Es miembro de algunas organizaciones de caza y conservación como SCI, CIC, la Orden Internacional de San Huberto, GSCO, FNWAS y otras.

 

Ha escrito ampliamente en medios especializados de España, donde su libro «Ovis Ammon, la senda del Argali» se publicó por primera vez en español y más tarde traducido al inglés y publicado en EE.UU. Este libro ha sido seguido por dos más como «Primavera Oriental» y «Safari en China. The most elusive mountain game». Este segundo publicado en una edición bilingüe, en inglés y español. También ha escrito el prólogo de varios libros de caza, entre ellos el recientemente publicado «A Hunting Life and Two Exploratory Asian Hunts» de Robert E. Speegle, MD.

 

 

P. 2013

Premios 2013 del Real Club de Monteros

 

César Fernández de la Peña, Pablo Ortega Martín-Rosales, Arturo Pérez Reverte y Alfonso Ussía Muñoz Seca (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

César Fernández de la Peña, Pablo Ortega Martín-Rosales, Arturo Pérez Reverte y Alfonso Ussía Muñoz Seca

(Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Fotografía: Arturo Perez-Reverte

(Fotografía: Arturo Perez-Reverte)

(Fotografía: Pablo Ortega Martín-Rosales)

(Fotografía: Pablo Ortega Martín-Rosales)

Premios 2013 del Real Club de Monteros

 

Iñigo Moreno de Arteaga, Marqués de Laserna, y presidente del Real Club de Monteros entre los años 1992 y 2007, fue el impulsor de crear desde el Club unos premios anuales que tuvieran mucho que ver con la caza.

 

Premio Literario Jaime de Foxá 2013

 

El pasado 2 de abril de 2014 se reunió el jurado del Premio Literario Jaime de Foxá del Real Club de Monteros, que decidió conceder este galardón en su edición del año 2013, al prestigioso escritor, periodista y miembro de la Real Academia Española, Arturo Pérez-Reverte Gutiérrez, por el artículo titulado «Colmillos en la memoria»* publicado por el autor el 17 de febrero de 2013, en su columna del suplemento dominical de los diarios del grupo Vocento, XL Semanal.

 

El jurado de este premio es diferente del de los otros dos premios del Club y está designado a tal efecto. En este caso está compuesto por el Excmo. Sr. D. Alfonso Ussía, como presidente, el Excmo. Sr. D. Rafael Castellano, Conde de Priego, como secretario, formando el resto del jurado el Excmo. Sr. D. Iñigo Moreno de Arteaga, Marqués de Laserna, el Illmo. Sr. D. Javier Barcáiztegui, Conde del Llobregat, el Sr. D. Juan Delibes, el Sr. D. Pablo Capote, el Sr. D. César Fernández de la Peña, como presidente del Real Club de Monteros y el Sr. D. Juan José Viola, como galardonado en la edición del 2012.

 

En 1996, el Club instituyó un premio anual para distinguir el mejor artículo que, a juicio del jurado que lo otorga, exprese, defienda o divulgue de manera sobresaliente cualquier tema de carácter cinegético y haya sido publicado en la prensa nacional. Además del artículo se considera también la trayectoria personal de cada uno de los candidatos al premio, en relación a la caza y a la conservación de la naturaleza.  Dicho premio lleva el nombre de Jaime de Foxá, en homenaje al que fuera nuestro fundador y conlleva una dotación económica y una medalla conmemorativa del Club.

 

Premio Personalidad Venatoria 2013

 

El pasado 9 de abril de 2014, se reunió el jurado del Premio a la Personalidad Venatoria del Real Club de Monteros, que decidió por unanimidad conceder este galardón en su edición del año 2013, a Pablo Ortega Martín-Rosales, por su larga trayectoria como apasionado defensor de la caza genuina, que le reconoce al animal la dignidad de su salvajismo.

 

El Club, fiel a los principios que inspiraron su constitución, instituyó en 1992 este premio, para distinguir a las personas que se han convertido en ejemplo por su buen hacer cinegético, y se concede anualmente. Las propuestas razonadas de candidatos podrán presentarse en la sede social, o en nuestra dirección de correo electrónico, por los socios del Club, asociaciones cinegéticas, entidades artísticas o culturales, y por las personas a quienes se hubieran otorgado anteriormente estos premios. El plazo de admisión de candidatos quedará cerrado el día 15 de marzo de cada año a las 12 horas.

 

El jurado que decida los premios serán los miembros de la Junta Directiva del Club en cada momento. Corresponde a su presidente dirigir las deliberaciones y en su caso las votaciones que se produzcan, y a su secretario levantar el acta de las sesiones e interpretar el presente reglamento.

 

El premio se otorgará a la candidatura que obtenga la mayoría de los votos del jurado. El voto deberá ser emitido personalmente por cada uno de los miembros del jurado, durante las sesiones en las que este se halle formalmente reunido. En caso de empate decidirá el voto del presidente.

 

Los premios no podrán declararse desiertos, ni concederse a título póstumo.

 

El premio consistirá en un diploma y en una figura artística representativa del galardón, un bronce que el Club encargó y compró expresamente para este fin, al socio y escultor D. José Antonio Lalanda Mejía.

 

Como es habitual César Fernández de la Peña, hizo un sucinto repaso de las actividades llevadas a cabo durante el último año, y también relacionó brevemente los proyectos en los que está inmerso el Club (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Como es habitual César Fernández de la Peña, hizo un sucinto repaso de las actividades llevadas a cabo durante el último año, y también relacionó brevemente los proyectos en los que está inmerso el Club

(Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Guillermo Reparaz Vallhonrat, dio lectura a las actas de los acuerdos por los que se nombraban a los premiados en esta edición (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Guillermo Reparaz Vallhonrat, dio lectura a las actas de los acuerdos por los que se nombraban a los premiados en esta edición (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Actos de la entrega de Premios 2013
del Real Club de Monteros

 

El pasado miércoles 11 de junio de 2014 se celebraron los actos de entrega de los premios anuales del Real Club de Monteros, correspondientes al año 2013.

 

El lugar elegido para esta ceremonia fue el Real Club Puerta de Hierro, que presentaba un lleno total de su salón, debido a la excelente acogida que tuvieron estos actos, a los que asistieron personas procedentes de variados puntos de nuestra geografía nacional, al haberse configurado esta celebración como un punto de encuentro y confraternización de todos los aficionados a la montería española, entre socios y amigos de los premiados.

 

Una vez terminado el almuerzo el presidente del Real Club de Monteros, César Fernández de la Peña, hizo un sucinto repaso de las actividades llevadas a cabo durante el último año, y también relacionó brevemente los proyectos en los que está inmerso el Club. Hizo mención a la adaptación que tenemos que ir promoviendo centrándonos en lo que consideramos esencial a nuestra actividad. Por ello expuso que: «Algo que consideramos fundamental es conservar la autenticidad de la montería española. En ese esfuerzo nos hemos manifestado siempre y así seguiremos, para distinguir el concepto de ‘montería’ de otras actividades más o menos éticas, que en algunos casos puedan considerarse de forma muy distinta a la caza.

 

En este instante, nuestro presidente pasó la palabra a Guillermo Reparaz Vallhonrat, secretario del Club, quien dio lectura a las actas de los acuerdos por los que se nombraban a los premiados en esta edición.En primer lugar refirió como el pasado 9 de abril de 2014, reunido el Jurado compuesto por César Fernández de la Peña, José Antonio Rein, Jaime Fernández Gasset, Rafael Arnedo, Santiago Segovia, Ramón Estalella, Miguel Ángel Perlado y Guillermo Reparaz, éste último como secretario del mismo, acordaron por unanimidad, una vez estudiadas las diversas candidaturas presentadas, conceder el Premio a la Personalidad Venatoria 2013 a Pablo Ortega Martín–Rosales, como modelo del cazador español defensor de la ética de la caza, de la incertidumbre en sus resultados -la caza incierta- y del salvajismo de las especies sobre las que se vaya a realizar.

 

En segundo lugar nos ofreció la lectura del acta del Jurado del Premio Literario Jaime de Foxá, que estando compuesto por Alfonso Ussía, como presidente, Rafael Castellano, Conde de Priego, como secretario, y formando el resto del jurado Iñigo Moreno, Marqués de Laserna, Javier Barcáiztegui, Conde del Llobregat, Juan Delibes, Pablo Capote, César Fernández de la Peña, como presidente del Real Club de Monteros, y Juan José Viola, como galardonado en la edición del 2012, decidió conceder este galardón en su edición del año 2013, al prestigioso escritor, periodista y miembro de la Real Academia Española, Arturo Pérez-Reverte Gutiérrez, por el artículo titulado «Colmillos en la memoria» publicado por el autor el 17 de febrero de 2013, en su columna del suplemento dominical de los diarios del grupo Vocento, XL Semanal.

 

Inició el uso de la palabra Pablo Ortega, quien nos explicó las dudas que él sintió al aceptar este galardón, dado que en nuestra actual sociedad ganar en notoriedad «en estos tiempos de descrédito y condenación pública de la caza, podría incluso calificarse de imprudente». Sin embargo, la meditación sobre sus orígenes familiares, su infancia en un ambiente rural y el convencimiento de actuar correctamente, le mueven a pensar que no tiene ambages en confesar públicamente que es cazador. A continuación nos glosó en unos versos, la inaceptable posición que algunos adoptan en contra de la caza, desde la más profunda ignorancia del mundo natural. Hizo un pequeño análisis sobre las posibles causas que promuevan esa actitud negativa de la sociedad actual contra la caza, y afirmó estar «convencido de que en el origen de la antipática imagen que para la sociedad tenemos, está el haber perdido el norte de la caza silvestre y natural» sustituyéndola por un «mero ‘pimpampúm’ sobre animales de criadero».

 

Acto seguido tomó la palabra Arturo Pérez-Reverte, cuya intervención era muy esperada por ciertos comentarios que realizó en alguna red social hace tiempo. Sorpresa causó su intervención nada más comenzar, ya que declaró que él había sido cazador en su juventud, pero había dejado de serlo tras un tiempo en el que había frecuentado lugares del mundo donde el objeto de la caza eran los seres humanos, siendo él mismo una pieza a cobrar durante su estancia en Sarajevo, algo que averiguó tras charlar con los francotiradores que el día anterior le habían tenido en su punto de mira. Aún así sigue vinculado a la caza a través de sus familiares y algunos amigos, y sus últimas piezas fueron unas gacelas que cazó para comer en Mauritania durante el año 1978.

 

Definió el mundo de la caza y el campo como magnífico y grato. Percibe que su perro Sherlock a veces se muestra melancólico y nostálgico, porque le comprende desubicado, no está donde debiera; cazando. Por ello, sabe lo que siente un cazador y le debe a su perro una cierta sensibilidad para cazar imágenes y hechos. Acabó reconociendo que «La caza ética es respetable y educativa».

 

Para concluir, cerró el acto Alfonso Ussía, que con su brillante, ocurrente y particular prosa enunció los méritos de cada uno de los premiados, incluyendo en su alocución multitud de chascarrillos y anécdotas que provocaron las inevitables risas de los asistentes, como es habitual en él.

César Fernández de la Peña entrega el premio a Pablo Ortega Martín-Rosales (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

César Fernández de la Peña entrega el premio a Pablo Ortega Martín-Rosales

(Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Arturo Pérez Reverte recibe el galardón de manos de Alfonso Ussía Muñoz Seca (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Arturo Pérez Reverte recibe el galardón de manos de Alfonso Ussía Muñoz Seca

(Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Pablo Ortega Martín-Rosales dirigiéndose a la sala (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)
Arturo Pérez-Reverte, cuya intervención era muy esperada por ciertos comentarios que realizó en alguna red social hacía tiempo (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Pablo Ortega Martín-Rosales dirigiéndose a la sala

(Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Arturo Pérez-Reverte, cuya intervención era muy esperada por ciertos comentarios que realizó en alguna red social hacía tiempo (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Alfonso Ussía Muñoz Seca glosando los méritos de los premiados (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Alfonso Ussía Muñoz Seca glosando los méritos de los premiados

(Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Pablo Ortega Martín-Rosales con guarro (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Pablo Ortega Martín-Rosales con guarro

(Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Notas biográficas sobre Pablo Ortega Martín-Rosales

 

Nació en 1959, en Madrid, en el seno de una familia donde confluyen una antigua tradición cazadora –no en vano su estirpe puede vanagloriarse de ser titular de una rehala que, bajo dueños con un mismo apellido, se mantiene en activo desde mediados del siglo XIX– con otra literaria, pues su bisabuelo –el novelista Ortega Munilla– fue académico de la lengua, su familia creó y dirigió el periódico «El Imparcial» y el filósofo Ortega y Gasset era hermano de su abuelo.

 

Su vocación venatoria se manifiesta tempranamente ya en la niñez, y ha ido ascendiendo con los años todos los peldaños de la afición al campo y a la caza: desde la infantil captura de pajarillos con liga o ballesta hasta el elevado rececho de alta montaña, desde el tiragomas al rifle de caza mayor.

 

Una temprana inquietud conservacionista le acerca en su primera juventud a la Asociación Española de Ornitología, en la que trabaja de anillador ya en 1977, y al pequeño círculo de cetreros creado en torno al Dr. Rodríguez de la Fuente. Las aves, y en especial las rapaces y anátidas, constituyen desde entonces su pasión y debilidad. De aquella época le ha quedado una profunda inquietud por compatibilizar la caza con la conservación de la naturaleza.

 

Siguiendo la estela familiar, ha practicado la montería española asiduamente desde hace más de cuarenta años, primero como infantil acompañante de su padre y, posteriormente –desde que a la temprana edad de 15 años se hiciera novio con una carambola de cochinas de un disparo de escopeta del 20– como montero en activo u organizador de monterías familiares o de diversos grupos de amigos. En 2004 recibió la Insignia de Plata del Club de Monteros Portugueses y fue nombrado Miembro de Honor del mismo.

 

Ha cazado intensamente en España y fuera de ella, habiéndolo hecho con mucha asiduidad en Inglaterra, Austria y Alemania. El descubrimiento de la elevada cultura cinegética europea y su envidiable respeto por las tradiciones ha troquelado imborrablemente su entendimiento de la acción venatoria.

 

Arquitecto de profesión, publicó en 1982 su primer artículo de caza (con una historia de montería titulada «La sierra era una esperanza» en la revista Caza y Pesca. Desde entonces ha colaborado habitualmente como articulista en todas las revistas de caza españolas (Trofeo, Caza y Pesca, Federcaza, Caza Mayor, Jara y Sedal, Perros de Caza, Caça i Medi Natural,...) y en algunas literarias (Leer), así como en los boletines de diversas asociaciones venatorias (ACCAzadores, Segontia, ACE, etc.).

 

Durante los años 1985 y 1986, bajo la dirección general del periodista Pepe Medina, fue responsable de la sección de caza de la revista Trofeo, en la que mantuvo durante bastantes años una columna habitual.

 

En su intensa labor de divulgación y defensa de la caza ha impartido multitud de cursos, simposios y ponencias en universidades, asociaciones de caza y organismos públicos:

 

Fundador en el año 2000 de la Asociación del Corzo Español (de la que fue presidente hasta 2004 y actualmente ostenta el cargo de presidente honorífico), ha asistido en representación de esta Asociación a diversas conferencias o encuentros internacionales sobre el corzo, como los de Lancaster (Inglaterra, 2002), Santarem (Portugal, 2004) o Elverum (Noruega, 2009) y también al «VII Congreso Europeo del Corzo» celebrado en Jerez de la Frontera en marzo de 2005.

 

Ha participado en numerosos programas de radio y televisión (Hablemos de Caza y Pesca, Salimos de Caza, Linde y Ribera, Canal Campero, Seasons, Caza y Pesca, Jara y Sedal...) con intervenciones sobre temas cinegéticos y ambientales.

 

Fue miembro del jurado del Premio Carlos III, del Premio de Periodismo y del Premio de Novela Corta de la Federación Española de Caza en 1998, 1999 y 2.000.

 

Fue premiado en 1996 en el Segundo Concurso Nacional de Novela Corta, organizado por la Federación Española de Caza, con la obra titulada «Estampas de una temporada (Vivencias de un cazador corriente)», editada en 1998.

 

Ha prologado diversos libros de caza («El corzo, pasión por las seis puntas», de Gerardo Pajares, «La caza en la cocina», de Rafael Rodríguez, o «El corzo: cada cosa son cuarenta cosas», de Pedro Domecq).

 

En 2009 publicó el libro «Cosas de Corzos», resumen de sus experiencias y conocimientos sobre la especie.

 

Este libro ha debido ser reeditado en 2010 al quedar agotada la primera edición en pocos meses.

 

En 2010 coordinó y prologó el libro «Capreolus Deliciosus, del monte a los fogones», editado por la Asociación del Corzo Español, primera y única monografía en español dedicada al aprovechamiento y la cocina de la carne del corzo, que ha resultado ganador en España de los Premios Gourmand World Cookbook 2011.

 

En 2011 prologó y, en colaboración con su hijo mayor, realizó la traducción y adaptación al castellano del libro del conde Georg de Münster titulado «Los secretos del arte del reclamo, experiencias y vivencias en la caza del corzo», una obra de referencia entre los cazadores de habla alemana.

 

A pesar de haber cobrado importantes trofeos de caza mayor –tiene en su haber, por ejemplo, el Récord Nacional de corzo de 1994, por el que recibió el Premio de la Asociación Nacional de Taxidermistas– rechaza el «trofeísmo» al uso. Más bien al contrario, su perfil de apasionado defensor de la caza auténtica, de la caza de siempre, es el que se esboza en los siguientes versos que le dedicó el desaparecido Francisco León:

 

Poeta y cazador en una pieza;
cazador y poeta, extraña raza,
escondido rincón de la belleza,
dorada ilusión que por fin llega
al encontrar las claves de la caza:
secreto vertebral de Pablo Ortega.
Discurso de D. Pablo Ortega Martín-Rosales
Entrega de Premios 2013 del Real Club de Monteros
Real Club Puerta de Hierro
11 de junio de 2014
 

Respetados miembros del Jurado, estimados socios del Real Club de Monteros, queridos amigos todos:

He de confesar que cuando el actual secretario del Club me comunicó una tarde de abril por teléfono la concesión del Premio a la Personalidad Venatoria de 2013 y me preguntó si lo aceptaba, se me amontonaron las dudas. Las de aquel día fueron dudas atropelladas y repentinas que, por lo inesperado de la llamada y ante la necesidad de emitir una pronta respuesta, no hubo tiempo de desmenuzar. Hoy, dado ya irreversiblemente el paso de la aceptación y meditadas en cierta profundidad sus implicaciones, es quizá el momento de hacerlo.

 

Nacían tales dudas, ante todo, de lo limitado de mis merecimientos para recibir esta distinción. Lo digo sin falsa modestia, plenamente convencido de que algunos amigos que están aquí presentes tienen buena parte de culpa de ello. Pero a esas dudas también se solapaba una inevitable y difusa inquietud sobre las posibles consecuencias del premio. Digo esto, primero, porque soy plenamente consciente de que cualquier reconocimiento que uno alcance en un país como el nuestro, cuyo pecado capital todos conocemos, acarrea siempre lo que ahora se llaman “daños colaterales”. Pero lo digo también por las implicaciones de imagen que este premio tiene. En mi caso, que a estas alturas de la existencia aspiro sobre todo a vivir tranquilo, no tenía mucho que ganar incorporándome a la primera línea de batalla de un frente en el que –reconozcámoslo– se está perdiendo escaramuza tras escaramuza. Así visto, aceptar el premio a la Personalidad Venatoria de 2013 es algo que, en estos tiempos de descrédito y condenación pública de la caza, podría incluso calificarse de imprudente. Aunque yo intentase aplacar cualquier inquietud con el argumento de que este galardón tiene una repercusión indiscutiblemente limitada, era perfectamente consciente de que Google no olvida y me veía en la tesitura de asumir lo que mostrará desde ahora cualquier pantalla de ordenador cada vez que a alguien se le ocurra escribir en el buscador “Pablo Ortega Caza”.

 

 

Debo decir, sin embargo, que si algo me decidió a dar el paso de la aceptación fue que, en lo que a lo venatorio atañe, solo tengo obligaciones con mi propia conciencia y que, en una evolución bastante común en los hombres al cumplir años, cada vez me importa menos lo que los demás opinen de mí. Por ello, educado desde niño en que hay que defender aquello que firme y honestamente se cree, aunque no guste a los otros y sin plegarse al avasallador argumento de la mayoría, no tengo ambages en confesar públicamente que soy cazador y que pertenezco a esa clase de cazadores que, como Sherlock –el teckel de Arturo Pérez Reverte–, llevan la caza en la herencia de la sangre; a esos cazadores que casi no pueden recordar, por difuminarse entre las lejanas brumas de su infancia, las primeras veces que fueron al campo a hacer lo que en él debía naturalmente hacerse: cazar. Esto se debe a que crecí en el ambiente de una familia de profundas raíces cazadoras, en la que la caza no se entendía como un pasatiempo venial, sino como algo realmente serio, dotado de una estricta ética que se debía respetar y cargado de una honda tradición que había que mantener.

 

Fui educado también en la creencia de que lo que hacíamos en el campo no era una mera actividad de entretenimiento como cualquier otra, sino que estaba provista de un irrenunciable componente moral. Solo frente al monte, en cada lance el cazador se pone a prueba, pasando la reválida de diferentes asignaturas: la de cazar aquello que se debe y en la época que corresponde; la de dar una oportunidad al animal, evitando ventajas excesivas o medios demasiado artificiales; y, por fin, la de procurarle una muerte limpia y rápida y proporcionar después adecuado destino a la pieza cobrada.

 

Intuyo que esta, que es la mía y la que como tal defiendo, no es la imagen de la caza que la sociedad tiene. No voy a detallar aquí los últimos y más sonoros vapuleos públicos a la actividad cinegética, protagonizados en algunos casos por personas tan mediáticas como Pablo Motos o Julia Otero. Se trata de dos de tantos contemporáneos nuestros que, afectados por el extendido “síndrome Bambi” y pecando de atrevimiento, incurren en el habitual delito de condenar lo que se juzga sin conocerlo previamente. Son, como nítidamente escribe Eduardo Coca en su artículo de este mes en la revista Trofeo, “combatientes de una caza que enjuician, sin fundamentos ni distingos, no habiendo cazado nunca ni visto cazar noblemente al cazador deportista”, pero sus opiniones, merced a sus programas de televisión o radio, calan profundamente en una sociedad para la que un lobo o un elefante ya no son animales sino símbolos. “El colectivo anticaza –sigue diciendo Coca– consagra de una vez para siempre el surtido de tópicos, prejuicios o simplemente vocablos hueros que el azar ha amontonado en su interioridad y, con la audacia que solo la ingenuidad explica, lo impone dondequiera”. Con todo cariño, yo sin embargo matizaría a mi buen amigo Eduardo que detrás de esas opiniones, más que ingenuidad, hay mucha ignorancia y no menos mala fe.

 

Sobre ello se me ocurren unos ripios, que pueden venir bien para relajar un poco este discurso en su ecuador. Allá van:

 

Ya mi paciencia agotada

por la incesante agresión,

con un versillo ligero

sin ninguna pretensión

de poética destreza,

desde esta escogida grada

voy a decir mi opinión:

Yo no acepto recibir

enseñanza ni lección

de amor a naturaleza,

conservacionista esmero

ni de campera pasión

de quien, preso en su salón

de una vivienda adosada,

viendo la televisión

se cree ecologista entero,

presto al mundo redimir,

mas no alcanza a distinguir

a una mansa cogujada

del belicoso alcaudón.

Y ese no es el peor baldón,

pues muchos de esa camada

tampoco sabrían decir…

¡si un campo es trigo o cebada!

 

Es evidente sin embargo que por ahí, negándole al enemigo la capacidad de crítica, no se va a ninguna parte. Frente a la agresión exterior, es preciso un profundo análisis que nos haga ver qué cosas son las que los cazadores hemos hecho, seguimos aún haciendo, para merecer tan mala prensa. Pues ha de haberlas, sin duda. De entrada, quizá debamos caer en la cuenta de que en la caza, por tratarse de una de las más arcaicas e instintivas pulsiones del hombre, lo sublime y lo abyecto están demasiado, peligrosamente, cerca, y esto comporta un innegable riesgo cuando alguien viene a centrar el foco en la moralidad de nuestra afición. Lo mismo ocurre, por cierto, con otras de las pasiones realmente primitivas del ser humano, como la guerra o el amor.

 

Pero, aún así, tanta animadversión como cosechamos últimamente no resulta fácil de entender. Hay que seguir buscando. Yo estoy convencido de que en el origen de la antipática imagen que para la sociedad tenemos está el haber perdido el norte de la caza silvestre y natural, el haber apostatado de manera demasiado generalizada de lo que para nuestros antecesores era casi religión, sustituyendo en excesivas ocasiones aquella persecución de “un hombre libre, tras una pieza libre sobre una tierra libre” del maestro Delibes por un mero pimpampúm sobre animales de criadero. He de decirlo de manera rotunda: desde mi punto de vista, la caza artificial no es una alternativa diferente, simplemente no es caza. Esa es mi personal opinión, y la que llevo años propagando.

Sé que esto suena a idealista y utópico y que inmediatamente se argumentará en contra que los tiempos románticos ya pasaron y que hoy, en el siglo XXI y en un país de Europa occidental como es el nuestro, para que haya caza son necesarias labores de manejo y gestión del campo, que ineludiblemente implican artificialidad en algún grado. No puede negarse que esto es así, aunque hay una frontera que el hombre, en su intervención, no habría nunca de traspasar si no quiere destruir aquello en lo que se afana: la que cerca a la pieza en sí misma, manteniéndola suficientemente ignota y libre. La adecuada gestión de fincas y cazaderos puede llegar a asegurar la existencia de piezas de caza en ellos, pero no debería garantizar la irrupción de una concreta, en un día y a una hora determinada ante el arma del cazador. El desafío es hacer compatible una buena ordenación cinegética –y la abundancia y calidad de piezas consiguientes– con la libertad de éstas para escoger huidas o querencias, de manera que el cazador que acertó con la elección del puesto o el trazado del rececho pueda sentirse singularmente afortunado. Ya sé que esto es difícil, como es difícil escoger el momento exacto en que una viña debe vendimiarse o establecer el tiempo adecuado de curación en barrica de un vino. Pero esto es lo que diferencia a uno bueno de uno del montón.

 

Es cierto que, como bien indicaba el año pasado el marqués de Laserna en esta misma tribuna, degenerados sucedáneos de lo que debe ser una cacería existieron siempre. Pero no es menos cierto que nunca tan burdos ni en tanta proporción, y ello, como él también reclamaba, hace cada vez más necesario e ineludible “trazar la línea divisoria entre caza y fiesta”. La defensa de una actividad felicitaria y de ocio como es la cinegética de la que hablamos, se encuentra hoy con la dificultad añadida de que difícilmente puede hacerse imponiendo normas, leyes o regulaciones que vengan a limitar el albedrío de nuestros contemporáneos. Tengo pocas dudas de que serían mal entendidas y peor aceptadas. Bien por el contrario, en una sociedad libre y occidental, para enderezar el rumbo de la caza solo existe un camino: el de la ejemplaridad. Quiero pensar que ello es lo que nos reúne hoy aquí. Pues, si no se logra delimitar con claridad ese línea divisoria que reclamaba el marqués de Laserna, la caza, la única privilegiada herramienta de que disponemos para vivir plenamente la naturaleza desde dentro, proporcionándonos aquellas “vacaciones de humanidad” de que hablaba el filósofo; la caza, herencia ancestral que nos ha modelado como seres humanos, pues está en el origen nada menos que del lenguaje, del arte y de la evolución técnica de nuestra especie; la caza, instrumento indispensable en nuestros días para el mantenimiento del equilibrio animal y por ello necesario para la adecuada conservación de la naturaleza; la caza, en fin, que es todas esas cosas y muchas más, estaría sentenciada a muerte.

 

Escribía hace unas semanas Ignacio Camacho que “este es un tiempo de bases líquidas, de principios relativos, de referencias poco sustanciales”, y extendía ese diagnóstico al arte y a otras manifestaciones de nuestra sociedad. La caza es evidentemente una de ellas y también el ámbito de nuestra afición se halla contaminado por ese malentendido liberalismo que considera que el respeto a las opciones diferentes del prójimo es incompatible con la sólida defensa de aquello en lo que uno cree. Yo estoy firmemente convencido de que en la caza la extendida y cómoda actitud de “que cada cual haga lo que quiera” no resulta inocua para el futuro de la actividad cinegética en los países desarrollados. Pues olvidar que (como escribió cierto filósofo español) la dificultad, la escasez y la incertidumbre son consustanciales a la caza, y llegar a creer que abatir faisanes de jaulón o matar jabalíes de recebo en un cercado es realmente cazar, tiene sus secuelas. Practicar esas actividades –que cada cual califique– y transmitir así a nuestros coetáneos la idea de que la caza no es otra cosa que un pasatiempo cruel, la inclinación de algunos inadaptados al ritmo de los tiempos modernos, que en vez de entretenerse dando patadas a una pelota encuentran insano placer en derramar la sangre de otro ser vivo, no sale gratis. Ya lo estamos viendo. Ofrecer esa imagen de la caza a una sociedad mayoritariamente urbana pero cada día más preocupada –al menos sobre el papel– por el medio ambiente y la ecología, es condenarla a una lógica incomprensión y a su extinción inevitable. Evitarlo es el reto que tenemos por delante.

 

Muchas gracias.

Pablo Ortega.

11 de junio de 2014.

Colmillos en la memoria
Arturo Pérez-Reverte, Artículo XL Semanal
Colmillos en la memoria Arturo Pérez-Reverte, Artículo XL Semanal
Discurso del Excmo. Sr. D. Alfonso Ussía
P. 2012

Premios 2012 del Real Club de Monteros

 

Los premiados Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, Juan José Viola Cardoso y Juan José Béjar Delgado  (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

Los premiados Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, Juan José Viola Cardoso y Juan José Béjar Delgado (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

Entrega de Premios 2012 
del Real Club de Monteros

 

El próximo día 26 de junio de 2013 se celebrará la ceremonia anual de entrega de premios del Real Club de Monteros, correspondientes al año 2012.

 

Se ofrecerá el Premio a la Personalidad Venatoria al Excmo. Sr. D. Iñigo Moreno de Arteaga, Marqués de Laserna.

 

A su vez, se hará entrega del Premio de Arte y Cultura que en esta edición ha recaído sobre la Asociación Nacional de Taxidermistas de España, ANTAX.

 

Ambos premios han sido acordados por completa unanimidad de la Junta Directiva del Club, en su reunión celebrada el pasado 7 de marzo.

 

El Club, fiel a los principios que inspiraron su constitución, instituye en 1992 el Premio Club de Monteros a la Personalidad Venatoria, para distinguir a las personas que se han convertido en ejemplo por su buen hacer cinegético, y el Premio Club de Monteros al Arte y la Cultura, para destacar a quienes han dedicado su capacidad creadora, artística o literaria hacia la caza, y a los que han impulsado bajo cualquier aspecto el mejor conocimiento de la misma. En el año 2005 se decidió que el de Arte y la Cultura se conceda cada dos años o más.

 

Cada uno de estos dos premios consiste en un diploma y en una figura artística representativa del galardón; un bronce que el Club encargó y compró expresamente para este fin al socio y escultor D. José Antonio Lalanda Mejía.

 

También se procederá a la cesión del Premio Literario Jaime de Foxá al Sr. D. Juan José Viola Cardoso, por su artículo titulado «Las liebres, pieza de caza misteriosa y sus vedas» publicado por la revista ‘Caza Extremadura’ en su número del pasado enero del 2012. El jurado de este premio está compuesto por el Excmo. Sr. D. Alfonso Ussía, como presidente, el Excmo. Sr. D. Rafael Castellano, Conde de Priego, como secretario, formando el resto del jurado el Excmo. Sr. D. Iñigo Moreno de Arteaga, Marqués de Laserna, Illmo. Sr. D. Javier Barcáiztegui, Conde del Llobregat, Sr. D. Juan Delibes, Sr. D. Pablo Capote y Sr. D. César Fernández de la Peña, como presidente del Real Club de Monteros.

 

En 1996, el Club instituyó un premio anual para distinguir el mejor artículo que, a juicio del jurado que lo otorga, exprese, defienda o divulgue de manera sobresaliente cualquier tema de carácter cinegético y haya sido publicado en la prensa nacional. Dicho premio lleva el nombre de Jaime de Foxá, en homenaje al que fuera nuestro fundador y conlleva una dotación económica de tres mil euros y una medalla conmemorativa del Club.

 

La entrega de premios se llevará a cabo en una ceremonia que se celebrará el próximo 26 de junio a las 14,00 hs. en el Real Club Puerta de Hierro de Madrid.

César Fernández de la Peña repasando de las actividades llevadas a cabo durante el último año (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

César Fernández de la Peña repasando de las actividades llevadas a cabo durante el último año

(Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

Actos de la entrega de Premios 2012
del Real Club de Monteros

 

El pasado miércoles 26 de junio de 2013 se celebraron los actos de entrega de los premios anuales del Real Club de Monteros, correspondientes al año 2012.

 

El lugar elegido para esta ceremonia fue el Real Club Puerta de Hierro, que presentaba un lleno total de su salón, debido a la excelente acogida que tuvieron estos actos, a los que asistieron más de 140 personas procedentes de variados puntos de nuestra geografía nacional, al haberse configurado esta celebración como un punto de encuentro y confraternización de todos los aficionados a la montería española, entre socios y amigos.

 

Una vez terminado el almuerzo el presidente del Real Club de Monteros, D. César Fernández de la Peña, hizo un sucinto repaso de las actividades llevadas a cabo durante el último año, y también glosó brevemente los proyectos en los que está inmerso el club.

 

Anunció para todos los socios el recientemente logrado acuerdo de correspondencia con el Club de la Chasse et de la Nature de Francia, gracias a las gestiones promovidas por D. Nicolás Franco. Este es el club más emblemático que existe en nuestro país vecino en referencia a la caza y posee unas instalaciones y un museo dignos de admiración. Este acuerdo permitirá a los socios del Real Club de Monteros acceder a sus instalaciones y recibir los mismos servicios, que los que pueden tener los propios socios del club galo, recibiendo los socios de este club los mismos beneficios por nuestra parte.

 

En segundo lugar, anunció la creación de una categoría de afiliado a nuestro club pensada exclusivamente para los jóvenes, con la intención de que se vaya produciendo una promoción de la montería entre ellos y se asegure una continuidad del club, con la figura del Socio Júnior.

 

A partir de ese momento se anunció el próximo lanzamiento de nuestra nueva página web, y se hizo referencia a la celebración para sus miembros de la II Montería del Real Club de Monteros, montería que ha de cumplir con estrictos requisitos en cuanto al tipo de finca donde se ha de celebrar, que ha de ser abierta y con las posturas naturales.

 

En este instante, nuestro presidente pasó la palabra a D. Guillermo Reparaz Vallhonrat, secretario del club, quien dio lectura a las actas de los acuerdos por los que se nombraban a los premiados en esta edición.

 

La encargada de la entrega de los premios a los galardonados fue S.A.R. Dª Teresa de Borbón, marquesa de Laserna. El primer galardón, Premio a la Personalidad Venatoria, recayó sobre el Excmo. Sr. D. Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna. Posteriormente se hizo entrega del Premio Arte y Cultura a la Asociación Nacional de Taxidermistas (ANTAX), personalizada en su presidente D. Juan José Béjar Delgado, que acudió bien arropado por un nutrido grupo de profesionales de su asociación, y por último se hizo entrega del Premio Literario Jaime de Foxá, que obtuvo el extremeño D. Juan José Viola Cardoso.

 

Inició el uso de la palabra Juan Béjar, quien agradeció profundamente la concesión de este premio en nombre del colectivo profesional que representa. Durante su alocución nos hizo ver como esta profesión trasciende con mucho el concepto que todos tenemos de ella, bastante simplista y muy lejos de la variedad de materias que ha de dominar a la perfección, compendio de habilidades que acercan esta actividad más bien al rango de artística que a cualquier otra categoría.

 

Según sus palabras: «Es una de las profesiones más complejas, dentro del gremio de los artistas, ya que se requieren buenas dotes de escultor, carpintero, pintor, gran naturalista y conocedor de cada uno de los entornos de los animales con los que trabaja. Tan sólo si reúne todas estas cualidades, podrá un taxidermista proporcionar a sus clientes trabajos exclusivos y de gran calidad.»

 

A su juicio la variedad de especies que llegan ahora a los talleres de taxidermia es inmensa, y esto ha devenido en que cada profesional trate de conseguir una especialización que es muy necesaria: «La tendencia hoy en día en el mundo de la taxidermia, es a la especialización. Por la gran diversidad existente de trabajos, cada maestro taxidermista se hace más entendido en uno de ellos y podrá tener mejores resultados. Por eso, hoy encontramos talleres de taxidermia donde se trabaja sólo con peces y reptiles, otros con aves y otros con mamíferos, e incluso algunos que sólo hacen trabajos de hueso. Las técnicas, los materiales y las herramientas que utilizan en cada uno de ellos son muy distintas y la especialización redunda en una ventaja para los clientes, pues se aseguran un resultado óptimo.»

 

Pero no olvida los problemas que en la actualidad envuelven a su actividad dada la maraña legal que en materia medioambiental sufrimos en España, llegando a situaciones esperpénticas por las diferencias autonómicas.

 

Acto seguido tomó la palabra el Excmo. Sr. D. Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, quien agradeció el premio, pero especialmente el ser el sucesor de Anna Gamazo, lo cual significaba un orgullo para él. Sin más dilación y tras referir brevemente las actividades del club, pasó a hacer públicas unas reflexiones sobre la caza en el mundo actual. «Se oyen voces que se quejan de la orientación que ha tomado actualmente, que se ha mercantilizado, que busca el éxito como su fin primordial, que importa más el cuanto que el cómo, en fin, que ha perdido su esencia.»

 

Para corroborar sus afirmaciones hizo un recorrido histórico desde el siglo XV, en el que nos citó varios autores que referían monterías de telas, la persecución de los osos y jabalíes que se habían soltado en un bosquete inmediato o incluso aquel relato de 1718 en los bosques que rodean Moritzburg, en Sajonia, donde «tuvo lugar un magno festejo cinegético en un recinto cercado con telas, en medio del cual se había levantado un pabellón desde el que los espectadores asistían al espectáculo; a las señoras se las reservó el piso alto y en el inferior, esforzados caballeros salían a dar cuenta de las reses aprisionadas. En esta reunión se abatieron 337 ciervos, 128 gamos y 614 jabalíes. Una minucia.»

 

Incluso llegó a referir una experiencia vivida por él en el Reino de Marruecos. En la descripción efectuada no faltaba detalle: «Habían dispuestos cinco puestos instalados sobre tarimas cubiertas de alfombras, el del rey Hassán II de unos 60 m2, capaz para el medio centenar de personas que le acompañaban, los otros, más modestos, de unos 15 o 20 m2 para los dos cazadores, secretarios, ayudantes, cargadores y camareros que habían de ocuparlos. Entre un puesto y otro, el camino estaba barrido y contorneado con cantos rodados.» para acabar diciendo: «Creo haber demostrado que estas fiestas venatorias han existido siempre y estoy convencido de que seguirá habiéndolas.»

 

Para el premiado los supuestos en los que se basa la caza son el salvajismo de las presas, la aleatoriedad de los resultados y el esfuerzo del cazador, con lo que concluyó su discurso afirmando «Quizás en la superpoblada Europa, la cacería no puede ser tan exigente y habrá que convivir con lo artificioso; la solución puede que sea semántica. No decimos ‘cazar al pichón’, lo llamamos ‘tiro de pichón’; tampoco llamamos ‘cacería de tórtolas’, la nombramos ‘tirada’ o ‘paso’; pues de un modo parecido podemos buscar la voz adecuada para distinguir a los festejos en los que se abaten animales más o menos silvestres, para diferenciarlos de esas esforzadas cacerías en las que la caza es salvaje, el éxito es incierto y el esfuerzo es obligado. ¿La voz ‘fiesta’ pudiera convenir? ¿No podría llamarse a esos jolgorios, ‘Fiesta de caza’?»

Rafael Castellano Barón, conde de Priego, dando lectura al acta del jurado del Premio Literario Jaime de Foxá (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

Rafael Castellano Barón, conde de Priego, dando lectura al acta del jurado del Premio Literario Jaime de Foxá

(Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

A continuación el Excmo. Sr. D. Rafael Castellano, Conde de Priego, como secretario del jurado del premio Premio Literario Jaime de Foxá, dio lectura al acta por la cual se definía como ganador de este premio en su edición del año 2012 a D. Juan José Viola Cardoso, por su artículo titulado «Las liebres, pieza de caza misteriosa y sus vedas» publicado por la revista ‘Caza Extremadura’ en su número del pasado enero del 2012. Acto seguido el premiado dirigió a todos los presentes unas palabras de agradecimiento.

 

Nada más comenzar su mensaje pretendió obtener la venia de los allí presentes por su torpeza con la lengua española «No domino el castellano como para eso. Verán, yo soy extremeño, pero nacido en la raya con Portugal, en Monteoscuro, Alburquerque, lo que Pureza Canelo llama el Oeste de Extremadura. De manera que primero aprendí a hablar portugués, como lo hacía mi familia a pesar de ser todos españoles, ya bastante crecido, aprendí español.»

 

Posteriormente hizo un repaso por sus orígenes en la condición de montero, recordando la Sierra de San Pedro de antaño y la lista de los personajes que por ella cazaban como tierra pródiga en monteros. Sin embargo, no pudo evitar comparar esa sierra con la de ahora: «Aquella Sierra de San Pedro, que les decía que antaño era prácticamente libre como el viento, ahora en su cuerda principal, esta cercada desde el Millarón hasta el Puerto del Clavín, de tal manera que los venaos de las riberas Sansustre, Zapatón y Albarragena, de la cuenca del Guadiana, no pueden cruzarse con los del Ayuela y el Salor, de la cuenca del Tajo.» para seguir diciendo: «Tal vez el problema en sí no sean los cerramientos, si tienen la extensión debida, si tiene comida y se cuida la forma de paliar la endogamia, las cercas, si cumplen esas condiciones, no son necesariamente malas. Si se solapan a lo largo de cien km. sin dejar pasos, si lo son. Pero el principal problema son los cercones donde se estabulan venaos, muflones, jabalíes, gamos y otras especies cinegéticas que luego pueden ser compradas para soltar en las manchas en el momento de ir a montearlas.»

 

Como colofón pidió disculpas por presentar en ese acto problemas de esta índole, pero explicó que «De Vds, de todos nosotros, ahora que estamos en tiempos de reformas, creo que es de donde pueden partir las recomendaciones oportunas para que la caza pueda seguir siendo una actividad ética y noble.»

 

Para concluir, cerró el acto el Excmo. Sr. D. Alfonso Ussía, que con su particular prosa glosó los méritos de cada uno de los premiados, incluyendo en su alocución multitud de chascarrillos y anécdotas que provocaron las inevitables risas de los asistentes, como es habitual en él.

 

Terminó afirmando que «Los premios del Real Club de Monteros resisten y resistirán, y son ya referencia de la cultura venatoria.» con lo que el acto de dio por concluído.

S.A.R. Dª Teresa de Borbón, marquesa de Laserna, entregando el Premio a la Personalidad Venatoria, a Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)
S.A.R. Dª Teresa de Borbón, marquesa de Laserna, entregando el Premio Arte y Cultura a la Asociación Nacional de Taxidermistas (ANTAX), personalizada en su presidente D. Juan José Béjar Delgado (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

S.A.R. Dª Teresa de Borbón, marquesa de Laserna, entregando el Premio a la Personalidad Venatoria, a Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

S.A.R. Dª Teresa de Borbón, marquesa de Laserna, entregando el Premio Arte y Cultura a la Asociación Nacional de Taxidermistas (ANTAX), personalizada en su presidente D. Juan José Béjar Delgado

(Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, pronunciando su discurso (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)
Juan José Viola Cardoso, agradeciendo el galardón recibido (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, pronunciando su discurso 

(Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

Juan José Viola Cardoso, agradeciendo el galardón recibido (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

Juan José Béjar Delgado hablando en nombre de ANTAX (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

Juan José Béjar Delgado hablando en nombre de ANTAX

(Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

Alfonso Ussía Muñoz-Seca presentando a los premiados (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

Alfonso Ussía Muñoz-Seca presentando a los premiados

(Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)

Discurso Excmo. Sr. D. Alfonso Ussía
Entrega de Premios 2012 del Real Club de Monteros Real
Club Puerta de Hierro, 26 de Junio de 2013

 

Queridos todos,

 

Estamos de nuevo reunidos aquí, un año más, en el almuerzo que justifica la entrega de los premios anuales del Real Club de Monteros, y que en esta edición, han sido recibidos por Iñigo Moreno de Arteaga, Marqués de Laserna, de soltero Marqués de Laula, a la Personalidad Venatoria, por ANTAX, la Asociación de Taxidermistas representados por Juan Béjar, el correspondiente a Arte y Cultura, y por Juanjo Viola, que pasa a formar parte de la ilustre relación de ganadores del Premio “Jaime de Foxá”, cuyo Jurado me honro presidir.

 

Antes de todo, y con inmensa emoción y tristeza, quiero recordar a un amigo del alma y gran cazador que se nos marchó, en plena pujanza vital por un cáncer devastador el pasado 2 de abril. Amigo de muchos de los aquí presentes, que disfrutamos de su señorío, de su buena educación, de sus divertidos prontos deportivos, de su gran bondad y enorme simpatía y naturalidad, que hoy nos han dejado huecos en todos los rincones de nuestra memoria. Carlos Domecq Urquijo, un amante desmedido de nuestras manchas y nuestros campos, un patriota firme y un amigo incomparable.

 

El premio a la Personalidad Venatoria aterriza en las manos de Iñigo Moreno de Arteaga. Creo que es, junto al de “El mejor bombero de Játiva”, el único premio que no tenía. Y resulta extraña tanta tardanza, por cuanto Iñigo Laserna, antes Laula, es una de las grandes personalidades de la Venatoria de España, estupendo escritor, cazador indomable, trepador de riscos infatigable, sabio de la caza y amigo de todos los que hemos tenido la suerte de conocerlo en profundidad. A Iñigo se le pueden adaptar sin esfuerzos los formidables versos de Eduardo Marquina a los soldados de la fiel infantería. “No hay a su duro pie risco vedado / sueño no ha menester, quejas no quiere. / Donde le ordenan va, jamás cansado; / ni el bien le abruma, ni el desdén le hiere”. Como hoy voy a referirme a milagros y hallazgos venatorios, me considero libre de haceros partícipes de lo que me narró Svaiza Koktar, un guía de caza de las montañas de Uzbequistan. Hasta allá viajó Iñigo para matar uno de los pocos carneros que le faltan. Figúrense el paisaje, desolador, de las altas montañas de aquellos predios. Svaiza Koktar divisó un par de machos en un valle absurdo, por cuanto carecía de pasto. Pero aquellos carneros son así, entre otros motivos, porque en la extinta Unión Soviética estaba prohibido quejarse y los carneros son muy obedientes. Koktar rodeó a los carneros y surgió por el montículo sito a sus espaldas, con el fin de inducirlos a que corrieran hacia el lugar donde Iñigo se aprestaba a dar a uno de ellos matarile. Pero ante el estupor de Svaiza Koktar, uno de los carneros le habló al otro en perfecto uzbeco: “Nietny upralveny shlotak. Siem fornitsky. Ujs Laulov ezcazan”. Traduzco: “Hacia el sopié ni hablar. Estamos jodidos. El cazador es Laula”. Y el lance no se produjo como era de esperar. Con excepción de esta historia fallida, Iñigo Laula es una de las referencias del señorío en la caza, y este premio del Club de Monteros no hace otra cosa que establecer justicia por sus altos merecimientos.

 

Juan Béjar, en nombre de los taxidermistas españoles, recoge el Premio Arte y Cultura, que resume en su nombre la esencia de la taxidermia, que en España es arte y es cultura. Todos ellos son descendientes y alumnos aventajados de la saga de los Benedito, que desde la maestría en la pintura, saltaron a la taxidermia y disecaron lo que es uno de los grandes museos de Ciencias Naturales del mundo. Reconozco que a mí me gustaba más el antiguo, con sus animales abigarrados y lejanos a los espacios temáticos que tanto gustan hoy en día. Los espacios temáticos me aburren, aunque sean lo que la moda actual aconseja. Un gran taxidermista es ante todo, un gran artista y un dominador de la naturaleza. La técnica en solitario no sirve, si no va acompañada de un profundo conocimiento de los animales y sus costumbres, sus gestos, sus posturas y sus características, claro, que también hay taxidermistas torpes. En el desaparecido Bar Balmoral, maravillosamente dibujado por el Conde de Llobregat, había en la barra una avutarda disecada que en nada se parecía a una avutarda, y si en cambio, a un asiduo cliente del local, de tal modo, que en el cierre nocturno del bar, muchos de los rezagados despedían a la avutarda con un cariñoso “hasta mañana, Pepe”, digno de resaltar. Los taxidermistas de hoy han superado, incluso, la maestría de los legendarios Benedito, y España es una referencia mundial en su arte. Hoy, la suma de estos artistas de la naturaleza recibe el premio Arte y Cultura, de lo cual se honra el Real Club de Monteros.

 

Y en el “Jaime de Foxá”, toma el relevo del triunfo de Juan Delibes, el escritor y cazador Juanjo Viola, de larga y brillante trayectoria, ibérico puro, con sangre española y portuguesa, afincado en Extremadura, querido y admirado por cuantos lo conocen, y autor de un libro, “Conversaciones con la Duquesa de Aveyro”, al que yo accedí gracias a la generosidad de Alonso Álvarez de Toledo, Marqués de Valdueza, de una calidad y hondura extraordinarias. Juanjo Viola ha sido premiado por un artículo en concreto y por su luminosa trayectoria en los mundos de la caza y de la palabra, y todos cuantos hemos tenido la fortuna de ganar el “Foxá” nos sentimos más alegres y orgullosos al saber que contamos con su nombre en la relación de sus poseedores.

 

 

Decía al principio que mis palabras iban a regodearse en los hallazgos científicos. Casi todos los aquí presentes son cazadores y amantes de la naturaleza. Y al decir “cazadores”, lo hago con admiración y orgullo, porque me consta la limpieza en la práctica de la caza y el respeto, y por qué no decirlo, el amor hacia los animales, pluma o pelo, de los campos de España. Pero no olvidemos que, por inteligentes o astutos que éstos sean, lo son menos que el hombre. Y que a medida que el tiempo transcurre, los cazadores van superando los problemas naturales que la caza impone. Jaime de Foxá, padre de nuestro presidente César Fernández de la Peña, César Foxá, estableció dos clases de monteros en su maravilloso “Solitario”. Los arochos y los panolis. Arochos, serranos de verdad, como los cochinos así llamados. Y panolis, los que se ponen verdes hasta los calzoncillos, por no hacer mención de la íntima prenda de las cazadoras llevado de mi innata y conocida timidez. Cada vez se sabe más de los secretos de la montería, y hoy aprovecho la ocasión para hacer público un hallazgo que he mantenido en secreto durante décadas. Que a los cochinos, lo que de verdad les gusta comer, el manjar por el que arriesgan su vida sin concederle importancia al peligro, es la merluza rebozada. Y eso lo sabe el Conde de Llobregat, al que acompañé en un puesto en la Dehesa de Peromingo, en una postura prodigiosa que dominaba un extenso valle y teniendo como compañero en el puesto inmediato a otro amigo que jamás se nos va a olvidar, Tito Tassara, un resumen de bondad, simpatía y conocimientos cinegéticos insuperables. Habíame llevado a Peromingo merluza rebozada fría, que ya se sabe que en la mar y en el campo el hambre se agudiza. Dábamos al aire con toda franqueza, y Tito protestó por la mala fortuna. La suelta fue decepcionante. Y los cochinos, efectivamente, a dos centenares de metros se volvían o rompían a este u oeste despreciando a nuestra armada. Ante semejante situación, abrí el recipiente con los filetitos de merluza y Javier y yo iniciamos el placer de su degustación. Placer poco duradero, porque inmediatamente todos los jabalíes de Peromingo acudieron presurosos al aroma de la merluza, y la armada que daba el aire, se hartó de disparar. Nada tiene de extraño. El cochino vive para comer, y harto de bellotas, y demás frutos ariscos de la sierra, pierde la cabeza ante una meluza rebozada, lo que prueba que comparte con el ser humano alguno de sus gustos y más de una preferencia. Dato éste que revelo con el fin de que los escritores cinegéticos y los monteros pelmazos lo tomen en cuenta y no nos den más el tostón con la excusita de que daban el aire. Lleven a las monterías merluza rebozada fría, y ni aire ni vainas ni porras ni leches.

 

Hemos vivido un ciclo anual difícil. Los premios del Real Club de Monteros resisten y resistirán, y son ya referencia de la cultura venatoria. Un año en el que, además de la indiscutible crisis económica, hemos soportado un alarmante nivel de crítica y desprecio hacia una de las instituciones fundamentales para nuestra unidad y armonía. La Corona. Y todo empezó, con excepción de actuaciones nada ejemplares de algún postizo, por un elefante en Botswana. Ignorábamos la cantidad de partidarios que tienen en España los elefantes de Botswana. Se pueden asesinar decenas de miles de seres humanos indefensos en las clínicas abortistas, y no se puede cazar un elefante de Botswana, una cacería legal, necesaria para mantener el equilibrio natural y en el caso que nos ocupa, gratuita y sin coste alguno en perjuicio del contribuyente español. De hacer caso a los ecologistas “sandías”, verdes por fuera, rojos por dentro, que tanto han lamentado el fallecimiento del dichoso elefante, en unos años, con las trompas como periscopios, los elefantes cruzarán el estrecho de Gibraltar a nado y se comerán las buganvillas marbellíes de Gunilla Von Birmark. El Rey no merece, después de tantos años de brillante reinado, esta calamitosa injusticia. Y aquí, hoy, en este almuerzo que une la caza con la cultura, me apresuro a identificarme como portavoz de los presentes dedicándole al Rey nuestro respeto y admiración y deseándole muchos años en la cumbre de las instituciones de nuestra Patria, España.

 

Muchas gracias.

Discurso Excmo. Sr. D. Iñigo Moreno de Arteaga, Marqués de Laserna
Entrega de Premios 2012 del Real Club de Monteros Real
Club Puerta de Hierro, 26 de Junio de 2013

 

LA CAZA, HOY

 

Gracias a tantos amigos como habéis acudido hoy en una prueba más de afecto al club y a los premiados, gracias de todo corazón al Jurado por este premio que me hace enorme ilusión y gracias también a Alfonso Ussía por sus elogiosas palabras. Estoy convencido de que ambos, los miembros del jurado y Alfonso se han dejado llevar por la amistad y el cariño; pues tanto mejor, valoro la amistad como una virtud y, además, algún gracia tendré cuando puedo preciarme de tales amigos.

 

Si alguien, en algún momento, recorre la lista de los premios a la Personalidad Venatoria del Real Club de Monteros, al llegar a mi nombre, dirá:

 

-“El que sucedió a Anna Gamazo”.

 

Y es que Anna ha desarrollado una labor inmensa en el África más abandonada, una labor silenciosa, sin que la mano diestra conozca lo que hace la otra, como se hace el bien.

 

Sucederla es para mí, un orgullo.

 

El Real Club de Monteros ha sido, desde su fundación, un espejo en el que se han mirado los cazadores: ha tenido presidentes emblemáticos como el Conde de Yebes, Carlos Rein, Jaime de Foxá, Alfonso Urquijo, Rocío Montellano y Paco Basarán; el Club colaboró decisivamente en el Manifiesto de la Montería, y uno de sus directivos, Paco León fue quien le dio forma literaria. Su obra se ha desarrollado a través de conferencias, exposiciones artísticas, publicación de libros como el extraordinario “Tras las monteses de Sierra Madrona”, y eventos deportivos.

 

Con esos antecedentes, parece el foro oportuno para reflexionar sobre la caza en nuestros días.

 

Se oyen voces que se quejan de la orientación que ha tomado actualmente, que se ha mercantilizado, que busca el éxito como su fin primordial, que importa más el cuanto que el como, en fin, que ha perdido su esencia.

 

Tengo que decir que esas voces ya se han oído antes y por sucesos parecidos.

 

Unos ejemplos, muy pocos, para no aburriros:

 

El Conde de Haro, en el siglo XV, para celebrar la boda de Enrique IV, todavía príncipe, con Blanca de Navarra montó en el prado trasero a su palacio de Briviesca, un estrado con dosel para que los novios pudieran contemplar la persecución de los osos y jabalíes que se habían soltado en un bosquete inmediato.

 

¿Tengo que recordar la montería de gamos, en tela cerrada, en Aranjuez, pintada por Mazo, en la que algunos caballeros acuchillan a los gamos que corren por el artificial corredor? ¿O la de jabalíes en otro recinto capturados por el hocico con una horquilla gracias al brazo firme de Felipe IV, desarrollada por Velázquez?

 

Vayamos ahora a Sajonia: en 1718 en los bosques que rodean Moritzburg tuvo lugar un magno festejo cinegético en un recinto cercado con telas, en medio del cual se había levantado un pabellón desde el que los espectadores asistían al espectáculo; a las señoras se las reservó el piso alto y en el inferior, esforzados caballeros salían a dar cuenta de las reses aprisionadas. En esta reunión se abatieron 337 ciervos, 128 gamos y 614 jabalíes. Una minucia.

 

Felipe V redujo sus cacerías a fastuosos ojeos a los que llegaba en carroza. De esas monterías el embajador francés, Duc de Saint-Simon, nos ofrece en sus Memoires una cumplida descripción del espectáculo al que fue invitado por los Reyes españoles.

 

En el lugar escogido, se levantaban dos puestos, construidos con ramajes, que estaban próximos uno del otro. El Rey, la Reina, y cuatro arcabuceros destinados a cargar las armas se quedaban en el primer puesto, con una veintena de arcabuces y sus municiones correspondientes.

 

El otro puesto estaba ocupado por el Príncipe de Asturias, junto con otros personajes y los numerosos arcabuces y gente encargada de cargarlos.

 

Una multitud de batidores se habían pasado la noche y las primeras horas del día concentrando la caza en la zona donde se habían montado las dos posturas, auxiliados por aquellas telas que trajera de Flandes Carlos V.

 

“Este placer, o mejor dicho, esta especie de carnicería, duró alrededor de media hora, viendo pasar, matando e hiriendo venados, ciervas, corzos, jabalíes y lobos. Había que dejar tirar al Rey y a la Reina, [...] los que estábamos en el otro puesto [...] teníamos que esperar a que se hiciera el silencio en el puesto Real, para que en el nuestro, el Príncipe a su vez disparara su arma, dándose el caso de que a veces ya no había nada a la vista.”

 

Para terminar los ejemplos, relataré una experiencia vivida por mí. Tuvo lugar cerca de Fez y con sabor de las Mil y una noches.

 

Se trataba de entregar la medalla de oro del CIC a Hasán II de Marruecos; curiosamente fue el rey mogrebí quien designó quienes debían efectuarlo; el presidente en funciones Conde de Montbel, el Conde de Bernadotte, presidente de la delegación sueca, el Rajá de Kapurtala, (nieto de aquella danzarina que enamoró a su abuelo con ocasión de los festejos de la boda de Alfonso XIII) y yo que era el presidente de la delegación española. La comitiva se dispuso jerárquicamente, Hasán II en un Rolls-Royce y sus invitados en Mercedes, y los 30 km de carretera estaban cubiertos por el ejército, que curiosamente no rendía honores, sino de espaldas vigilaba el horizonte.

 

Una división de Infantería estuvo durante los días anteriores concentrando a los jalufos de una enorme extensión de terreno para el éxito del evento; cuando llegamos pudimos ver las tiendas de la tropa y hasta dos carros de combate preparados para la acción.

 

Habían dispuestos cinco puestos instalados sobre tarimas cubiertas de alfombras, el del rey Hasán II de unos 60 m2, capaz para el medio centenar de personas que le acompañaban, los otros, más modestos, de unos 15 o 20 m2 para los dos cazadores, secretarios, ayudantes, cargadores y camareros que habían de ocuparlos. Entre un puesto y otro, el camino estaba barrido y contorneado con cantos rodados.

 

No entiendo por qué se doblaban las posturas pero esa era la organización. A mi me tocó acompañar al príncipe Muley Hamid, y tengo que confesar que cometí la inconveniencia de matar más jabalíes que S.A.R. islámica.

 

Luego tuvo lugar una exquisita comida servida ante la sierra de Ifrane en mesas con manteles de damasco y con el suelo también cubierto por alfombras en una extensión de un par de hectáreas.

 

Creo haber demostrado que estas fiestas venatorias han existido siempre y estoy convencido de que seguirá habiéndolas.

 

En Europa con una población que se cuenta por cientos de millones, los animales silvestres tienen que convivir con los humanos, es decir tienen que dulcificar su salvajismo. Quizás los únicos que no lo hagan sean el corzo, que es un impertinente, y las especies de montaña porque el hombre no ha colonizado las alturas. ¡Y aun así! La plataforma en el Gredos abulense o las innumerables sendas de los Alpes, cuajadas de excursionistas, ofrecen un mentís a lo anteriormente dicho.

 

¿Entonces, debemos aceptar como ineludible que todo es caza?

 

Creo que el relativismo que impregna hoy a nuestra sociedad ha llevado a jugar con los vocablos para disminuir el rigor de algunos de ellos, pero las palabras definen conceptos y olvidarse de esa circunstancia puede conducir a errores.

 

La caza es la expresión de un instinto impreso en la naturaleza humana, el instinto de predación, como es el de alimentación para nuestra supervivencia o el sexual para la reproducción, pero el hombre es un compuesto de cuerpo y alma, y el espíritu no puede permitir que un instinto actúe ciegamente como en los animales, el entendimiento debe conducir e iluminar ese instinto de predación y elevarlo a la categoría humana.

 

Según eso, los tres supuestos en los que se sustenta la caza son:

 

El salvajismo de las presas, tan esencial que constituye la justificación de la muerte en la caza, porque los animales silvestres prefieren entregar la vida antes que su libertad.

 

La aleatoriedad del resultado, la seguridad en la captura conduciría inexorablemente a la pérdida de las facultades del predador, el éxito incierto es pues fundamental.

 

El esfuerzo del cazador, como en toda actividad humana, el mérito está en relación con el esfuerzo a que obliga.

 

Quizás en la superpoblada Europa, la cacería no puede ser tan exigente y habrá que convivir con lo artificioso; la solución puede que sea semántica.

 

No decimos cazar al pichón, lo llamamos tiro de pichón; tampoco llamamos cacería de tórtolas, la nombramos tirada o paso; pues de un modo parecido podemos buscar la voz adecuada para distinguir a los festejos en los que se abaten animales más o menos silvestres, para diferenciarlos de esas esforzadas cacerías en las que la caza es salvaje, el éxito es incierto y el esfuerzo es obligado.

 

¿La voz “fiesta” pudiera convenir? ¿No podría llamarse a esos jolgorios, “Fiesta de caza”?

 

La dificultad estribará en trazar la línea divisoria entre caza y fiesta: vosotros, los cazadores tenéis la palabra.

Discurso Sr. D. Juan José Béjar Delgado
Entrega de Premios 2012 del Real Club de Monteros Real
Club Puerta de Hierro, 26 de Junio de 2013

 

Hoy en día, el trabajo de taxidermista requiere una gran cultura y habilidad para obtener buenos resultados. Es una de las profesiones más complejas, dentro del gremio de los artistas, ya que se requieren buenas dotes de escultor, carpintero, pintor, gran naturalista y conocedor de cada uno de los entornos de los animales con los que trabaja. Tan sólo si reúne todas estas cualidades, podrá un taxidermista proporcionar a sus clientes trabajos exclusivos y de gran calidad.

 

La mayor habilidad que se requiere para este trabajo de taxidermia es sin dudad la escultura y el modelado. Es totalmente imprescindible tener conocimientos en esta materia para entender de volúmenes y dimensiones. Hay que saber modelar desde la postura del animal hasta el más mínimo músculo, arruga o vena que queramos resaltar. Un animal sin un buen modelado, parecerá que está muerto.

 

En segundo lugar, hay que ser un gran naturalista, conocer todos los animales. También es necesario ser un excelente observador capaz de captar las expresiones o gestos de los animales que queremos realizar, o cómo son, que dimensiones tienen, que posturas adoptan, que gestos son los más corrientes: enfadado, agresivo, en calma, o cuál es su movimiento, el color de sus ojos, de que forma ponen las orejas, en que ambiente viven, cuál es la flora que les rodea y por cuál se puede sustituir y así un largo etcétera.

 

Por otra parte, debe ser un paciente estudioso, renovándose día a día en cuanto a técnicas y mejora en los procesos, so pena de quedarse anclado en técnicas obsoletas. Su trabajo convierte el laborioso proceso en arte cuando es capaz de obtener un resultado que parece preservar la vida de los animales trabajados, a base de dominar las mejores técnicas de la escultura, la pintura, combinadas con las del alquimista y el ebanista.

 

Por lo que se refiere al curtido de las pieles, es un elemento imprescindible en la taxidermia moderna que ha mejorado mucho. Hoy se consiguen pieles flexibles y sobre todo de gran durabilidad que no tienen nada que ver con los antiguos curtidos, en los que por mucho que un taxidermista fuera excepcional sus resultados nunca podrían ser buenos. La dureza de la piel y la poca elasticidad hacían que en poco tiempo se rasgaran las fibras y las pieles, estropeando de ese modo su trabajo.

 

La tendencia hoy en día en el mundo de la taxidermia, es a la especialización. Por la gran diversidad existente de trabajos, cada maestro taxidermista se hace más entendido en uno de ellos y podrá tener mejores resultados. Por eso, hoy encontramos talleres de taxidermia donde se trabaja sólo con peces y reptiles, otros con aves y otros con mamíferos e incluso algunos que sólo hacen trabajos de hueso. Las técnicas, los materiales y las herramientas que utilizan en cada uno de ellos son muy distintas y la especialización redunda en una ventaja para los clientes, pues se aseguran un resultado óptimo.

Discurso Sr. D. Juan José Viola Cardoso
Entrega de Premios 2012 del Real Club de Monteros Real
Club Puerta de Hierro, 26 de Junio de 2013

 

Agradezco al Real Club de Monteros, a su presidente Don César Fernández de la Peña, y al Jurado, formado de notables personalidades de la caza y de la cultura, por concederme el “Jaime de Foxá”, el más prestigioso premio de la caza en España.

 

Lo agradezco por que a estas alturas, cuando me estoy volviendo cada vez más torpe, no esperaba este honor. Ha sido una grata sorpresa, una más de la muchas que la caza ha me a aportado.

 

No voy a decir, aquí, no es necesario, lo importante que es la caza. Sí contarles que a mí me ha proporcionado los mejores amigos, los mejores ratos y el reencuentro con la naturaleza, algo muy importante para mí que sigo siendo un campesino. También, a veces la caza, me dado importantes lecciones de humildad, cuando he fallado una pieza que estaba a papo, o he planteado mal el lance, y eso me ha ocurrido no solo una vez ni dos, sirviéndome, también, paras rebajar el ego.

 

Decirles, también, que no puedo ofrecerles un buen discurso. ¡Bien que me gustaría! No domino el castellano como para eso. Verán, yo soy extremeño, pero nacido en la Raya con Portugal, en Monteoscuro, Alburquerque, lo que Pureza Canelo llama el Oeste de Extremadura. De manera que primero aprendí a hablar portugués, como lo hacía mi familia a pesar de ser todos españoles, ya bastante crecido, aprendí español. De tal forma que he logrado, “perfectamente” no hablar bien el español y tampoco el portugués. Por consiguiente, en ninguno de los dos idiomas podría ofrecerles un buen discurso.

 

Aun así espero que Vds. me entiendan, y pueda contarles como entré en esto de la caza mayor. Ya saben que para ser montero conviene ir a la universidad de la sierra que es donde se aprende, después, ir a una montería, que te hagan novio, luego, según la teoría, ya eres montero. Así que empecé por lo primero, mediados de los 60 tuve la suerte de ser admitido en la mejor cátedra de caza mayor de la Sierra de San Pedro, la de los maestros de Aliseda comandado por Antonio Moyano.

 

En aquel tiempo en toda la Sierra había apenas media docena de cotos, el resto era libre como el viento. Dábamos ganchos en los manchones donde Paco el Escobero, Avelino o Sixto habían concertado algún guarro o venao, los perros y toda la cuadrilla viajábamos en dos coches. En los mismos regresábamos con la caza. Así hice las primeras tablas.

 

A primeros de los 70, convencido de que nunca iba a juntar dinero para comprar una finca de caza mayor, arrendé con todos los aprovechamientos la Manca y Mingolla, tal vez la finca más bonita de la Sierra de San Pedro. En el lote entró el guarda Antonio Zamarra y los tres jotreadores más dispares que Vds. puedan imaginar, el Sordo del Clavín, El Portugués tío Crespo y un cabrero locuelo que batía cantado por el monte. Estas tres alhajas las compartí a veces con el montero más genial, conocido de uno a otro confín, D. Javier López de Ceballos, pues eran los mismos que él empleaba.

 

Pasados varios años, a pesar de haber cobrado más de dos docenas de venaos, varios guarros, algún rebeco, muflones, corzos etc. seguía sin ser montero, porque estaba sin bautizar. Eso solo podía ser en una montería y para ello había que ser invitado, entonces a las monterías solo se asistía por invitación, y yo no había hecho aun méritos. Lo que son las cosas. Años después he sido convidado a todas las monterías de prestigio en Extremadura e incluso a veces me ponen en las traviesas, pero ya tan crecido, la verdad les debió dar reparos hacerme novio.

 

Esto, y mis broncas con la Administración de la Comunidad Autónoma en defensa de la caza, en esencia, resumen mi flaca historia de montero.

 

Pero en mi tierra, afortunadamente, no todos los casos son como el mío. Extremadura ha sido y es pródiga en dar grandes monteros. Citaré como pequeña muestra solo unos cuantos y de los antiguos, porque si cito los de ahora podría olvidarme de alguno y eso, sería imperdonable. Valga como ejemplo Antonio Covarsí y Fernando Gutiérrez Pombo, el Guti, dos de los muchos que cazaron jabalíes de ronda, de noche al agarre, con perros alanos, siguiendo la vieja y brava tradición creada por los Franciscos mendicantes del conventito de Lauriana. Estos y por supuesto otros muchos más, pertenecientes a familias como Grageras, pachecos, Castillos, Pasalodos, Savedras, sin olvidar el mítico cura Bejarano, de Puebla de Obando que practicaba esta forma de caza, las más de las veces en solitario, caballero en una mula blanca, con dos buscas y tres alanos. Digamos que estos representaron la parte seria. Otros como Don Floro Cáceres o Don Antonio Cuellar. Fueron más divertidos, pero igual de famosos. Cualquiera de ellos, de haber existido entonces este prestigioso premio, bien lo hubieran merecido.

 

Ahora, por razones que el jurado sabrá me han concedido Vds. a mí el “Jaime de Foxá” el más importante premio de la caza en España, al más modesto montero de aquella tierra. Ojala hayan descubierto en mi alguna pequeña, aunque sea muy pequeña, reminiscencia de aquella estirpe, si es así me sentiré muy orgulloso de haber recibido este premio, más que en nombre mío, en nombre de ellos, de todos los grandes monteros de Extremadura.

 

Largo se podría hablar de ellos y de la caza mayor en Extremadura. No es el caso, tal vez otro día. Vamos a lo que nos trae aquí.

 

Para todos nosotros Jaime de Foxá. Fue una persona excepcional. Nos legó, con su extraordinaria sensibilidad, multitud de trabajos literarios, un libro en el cual un jabalí “El Solitario” cuenta su vida. Tal vez el más poético de los libros escrito en prosa sobre un animal salvaje. Pero también en el orden de las cosas prácticas fue persona de extraordinario mérito por todo lo que hizo por la naturaleza: Él estableció las nuevas normas de administración de la caza y los montes que perduraron con eficacia durante muchos años, hasta el advenimiento de las autonomías, con 17 normas distintas vinieron a complicar todo.

 

Jaime de Foxá creó este Real Club de Monteros que hoy me honra con el premio que lleva su nombre. Creó también, con Eduardo Figueroa, Alonso Alvarez de Toledo, padre, los Condes de Seefrie y Villada, José Luis Benedicto y mi paisano Fernando Silos, la Junta de Homologación Nacional de Trofeos de Caza, Institución, que a lo largo de más de medio siglo ha hecho una labor ingente catalogando miles de trofeos, dando un significado ético a la caza y potenciando el desarrollo de la mejoras en los animales de caza mayor. Tarea ilusionante y desinteresada que se sigue realizando con el mismo entusiasmo. Su presidente actual, El Sr. Marqués de Valdueza, y varios de mis ilustres compañeros, vocales, que todos ellos tienen enorme paciencia con mis torpezas, hoy me hacen un inmerecido honor con su presencia aquí, hecho que merece, desde luego toda mi gratitud.

 

Quiero aprovechar para decir que de todos los monteros que he mencionado y, desde luego muchos otros que no lo he hecho, de la época anterior a la nuestra, y también más recientes, por citar solo un par de ellos, como Alfonso Urquijo y Paco León que tanto me ayudaron en el Congreso Internacional de la Caza en Cáceres. Todos ellos nos legaron una forma ética de comportarnos, un campo y una caza poco inalterados. Este legado, tal vez por un desarrollo mal entendido, en nuestra generación se ha deteriorado, estimo, que en demasía.

 

Aquella Sierra de San Pedro, que les decía que antaño era prácticamente libre como el viento, ahora en su cuerda principal, está cercada desde el Millarón hasta el Puerto del Clavín, de tal manera que los venaos de las riberas Sansustre, Zapatón y Albarragena, de la cuenca del Guadiana, no pueden cruzarse con los del Ayuela y el Salor, de la cuenca del Tajo.

 

Pienso que esto no es bueno. En la Manca y Mingolla, cuando la tuve arrendada, cobramos varios venaos en berrea que Carlos Prudencio, un casero de Azagala marcaba en las orejas cuando eran gabatos para que el Sr. Marqués de Valdueza pudiera ver el desarrollo de los mismos. Entre Azagala y la Manca y Mingolla hay más de 30 kms. Los venaos necesitan estos intercambios.

 

Tal vez el problema en sí no sean los cerramientos, si tienen la extensión debida, si tiene comida y se cuida la forma de paliar la endogamia, las cercas, si cumplen esas condiciones, no son necesariamente malas. Si se solapan a lo largo de cien km. Sin dejar pasos, si lo son. Pero el principal problema son los cercones donde se estabulan venaos, muflones, jabalíes, gamos y otras especies cinegéticas que luego pueden ser compradas para soltar en las manchas en el momento de ir a montearlas.

 

Otras veces, aun peor, se mantienen a pesebre con el fin de obtener trofeos records que no hacen más que crear graves problemas a las comisiones de homologación de las distintas Comunidades y a la propia Junta Nacional.

 

Tal vez los que hemos tenido la suerte de conocer las antiguas y sabias costumbres de la caza debiéramos hacer un esfuerzo en el sentido de mejorar lo que está ocurriendo, a fin de legar a la generación que nos sigue algo de la esencia de lo que recibimos nosotros de los nobles monteros que nos precedieron.

 

Ruego que me disculpen por presentar aquí este problema, pero estimo que aquí está la esencia de los mejores, de los más acreditados, monteros y cazadores de España. De Vds, de todos nosotros, ahora que estamos en tiempos de reformas, creo que es de donde puede partir las recomendaciones oportunas para que la caza pueda seguir siendo una actividad ética y noble.

 

Nada más, agradecerles humilde y sinceramente este honor que me han concedido, agradecerles su presencia aquí, la de mis amigos Boby, Nacho y Luis, con un saldo de 42 monterías una cada año en Casa Corchada, a Angel Blázquez que, sin rifle, me abrió los secretos de la Sierra de Gredos, a mi familia, a mi mujer que ha aguantado la caza y los perros, a mi hijo Luis que ha venido de lejos para estar aquí, a Guadalupe y José Carlos, y un recuerdo para los otros hijos y para mi nieta que no han podido venir, a todos ellos les estoy muy agradecido, y a Vds. por el honrarme con este premio.

 

Muchísimas gracias.

Artículo titulado «Las liebres, pieza de caza misteriosa y sus vedas» publicado por la revista ‘Caza Extremadura’ en su número del pasado enero del 2012, y que le valió el Premio Literario Jaime de Foxá a Juan José Viola Cardoso
Alfonso Ussía Muñoz-Seca presentando a los premiados (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)
P. 2010

Premios 2010 del Real Club de Monteros

 

Esperanza Aguirre Gil de Biedma, Presidenta de la Comunidad de Madrid, entrega el Premio Literario «Jaime de Foxá» 2010 a Javier Hidalgo (Fotografía: José María García Medina)

Esperanza Aguirre Gil de Biedma, Presidenta de la Comunidad de Madrid, entrega el Premio Literario «Jaime de Foxá» 2010 a Javier Hidalgo (Fotografía: José María García Medina)

También fue Esperanza Aguirre Gil de Biedma, Presidenta de la Comunidad de Madrid, la encargada de entregar el Premio a la Personalidad Venatoria a Pedro González de Castejón  (Fotografía: José María García Medina)

También fue Esperanza Aguirre Gil de Biedma, Presidenta de la Comunidad de Madrid, la encargada de entregar el Premio a la Personalidad Venatoria a Pedro González de Castejón

(Fotografía: José María García Medina)

Los dos premiados acompañados por Esperanza Aguirre y César Fernández de la Peña (Fotografía: José María García Medina)

Los dos premiados acompañados por Esperanza Aguirre y César Fernández de la Peña

(Fotografía: José María García Medina)

Los premiados (Fotografía: José María García Medina)

Los premiados (Fotografía: José María García Medina)

P. 2008

Premios 2008 del Real Club de Monteros

 

Alfonso Ussía presenta a Tico Medina como el Premio Literario «Jaime de Foxá» 2008  (Fotografía: José María García Medina)

Alfonso Ussía presenta a Tico Medina como el Premio Literario «Jaime de Foxá» 2008

(Fotografía: José María García Medina)

Paco Basarán hace lo propio con el Premio a la Personalidad Venatoria 2008, que recayó sobre Manuel Silvela, conde del Castillo de la Vera (Fotografía: José María García Medina)

Paco Basarán hace lo propio con el Premio a la Personalidad Venatoria 2008, que recayó sobre Manuel Silvela, conde del Castillo de la Vera

(Fotografía: José María García Medina)

Paco Basarán hace entrega del galardón a  Manuel Silvela, conde del Castillo de la Vera (Fotografía: José María García Medina)

Paco Basarán hace entrega del galardón a  Manuel Silvela, conde del Castillo de la Vera

(Fotografía: José María García Medina)

Manuel Silvela, conde del Castillo de la Vera, nos agradece el reconocimiento (Fotografía: José María García Medina)

Manuel Silvela, conde del Castillo de la Vera, nos agradece el reconocimiento

(Fotografía: José María García Medina)

Al igual que Tico Medina (Fotografía: José María García Medina)

Al igual que Tico Medina

(Fotografía: José María García Medina)

P. 2007

Premios 2007 del Real Club de Monteros

 

P. 2006

Premios 2006 del Real Club de Monteros

 

Laurentino Carrascosa, Premio a la Personalidad Venatoria 2006, escucha las palabras de presentación de su premio junto a la Duquesa de Calabria y Teresa de Borbón (Fotografía: José María García Medina)

Laurentino Carrascosa, Premio a la Personalidad Venatoria 2006, escucha las palabras de presentación de su premio junto a la Duquesa de Calabria y Teresa de Borbón (Fotografía: José María García Medina)

Laurentino Carrascosa, agradeciendo este galardón (Fotografía: José María García Medina)

Laurentino Carrascosa, agradeciendo este galardón (Fotografía: José María García Medina)

P. 2005

Premios 2005 del Real Club de Monteros

 

Castor Cañedo pronuncia unas palabras tras recibir el Premio a la «Personalidad Venatoria» 2005 (Fotografía: José María García Medina)

Castor Cañedo pronuncia unas palabras tras recibir el Premio a la «Personalidad Venatoria» 2005

(Fotografía: José María García Medina)

P. 2004

Premios 2004 del Real Club de Monteros

 

De pie César Fernández de la Peña inicia el acto. Sentados Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna y Raúl del Pozo escuchan sus palabras (Fotografía: José María García Medina)

De pie César Fernández de la Peña inicia el acto. Sentados Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna y Raúl del Pozo escuchan sus palabras (Fotografía: José María García Medina)

S.M. el Rey D. Juan Carlos I recibe de manos de Teresa de Borbón el Premio a la Personalidad Venatoria 2004. (Fotografía: José María García Medina)
S.M. el Rey D. Juan Carlos I recibe de manos de Teresa de Borbón el Premio a la Personalidad Venatoria 2004. (Fotografía: José María García Medina)

S.M. el Rey D. Juan Carlos I recibe de manos de Teresa de Borbón el Premio a la Personalidad Venatoria 2004.

(Fotografía: José María García Medina)

Manuel Silvela, conde del Castillo de la Vera, nos agradece el reconocimiento (Fotografía: José María García Medina)

S.M. el Rey D. Juan Carlos I dirige unas palabras de agradecimiento a todos los presentes

(Fotografía: José María García Medina)

Raúl del Pozo recibe de Teresa de Borbón el Premio Literario «Jaime de Foxá» 2004 (Fotografía: José María García Medina)

Raúl del Pozo recibe de Teresa de Borbón el Premio Literario «Jaime de Foxá» 2004

(Fotografía: José María García Medina)

Iñigo Moreno de Arteaga cerrando el acto conjuntamente con Alfonso Ussía Muñoz Seca (Fotografía: José María García Medina)
Raúl de Pozo pronuncia unas palabras explicando cuales son sus sentimientos al recibir este galardón (Fotografía: José María García Medina)

Raúl de Pozo pronuncia unas palabras explicando cuales son sus sentimientos al recibir este galardón

(Fotografía: José María García Medina)

Alfonso Ussía nos dirige unas palabras (Fotografía: José María García Medina)

Iñigo Moreno de Arteaga cerrando el acto conjuntamente con Alfonso Ussía Muñoz Seca

(Fotografía: José María García Medina)

Alfonso Ussía nos dirige unas palabras

(Fotografía: José María García Medina)

P. 2003

Premios 2003 del Real Club de Monteros

 

El jurado del Premio Jaime de Foxá, para literatura cinegética, ha concedido por unanimidad a Eduardo Coca Vita el correspondiente a la edición de 2003, que se acaba de fallar, en los últimos días de diciembre pasado. Lo ha sido por el artículo «El cazador y la noche», aparecido en la revista Trofeo Caza y Conservación de noviembre de aquel año, en su habitual página mensual «Desde mi postura».

 

Eduardo Coca es el premiado número ocho desde la creación del premio por el Real Club de Monteros en 1996. Le precedieron, por el orden que se citan, los siguientes: Ricardo Medem, Paco León, Miguel Delibes, Mariano Aguayo, José Cuenca, Dr. Jesús Caballero y Alfonso Ussía.

 

En esta ocasión, el jurado estaba compuesto por: Alfonso Ussía, ganador de la anterior edición y presidente; Rafael Castellano, conde de Priego y conde de Trastamara, secretario; y, como vocales, Mariano Aguayo; César Fernández de la Peña; Íñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laula; y Juan Ignacio Contreras y Fernando Álvarez de Sotomayor, codirectores de Jara y Sedal, estos últimos como representantes rotativos y variables de los medios de comunicación del mundo de la caza.

 

La entrega, se llevó a cabo el jueves 24 de febrero de 2005 a las 21:00 h, en el Club Financiero Génova.

Recorte de prensa premio Jaime de Foxá 2003
Discurso de Eduardo Coca Premiado en la cena de los Premios Agustín de Foxá 2003 del Real Club de Monteros
Discurso de Alfonso Usía en la cena de los Premios Agustín de Foxá 2003 del Real Club de Monteros
Cena de los Premios Agustín de Foxá 2003 del Real Club de Monteros
P. 2002

Premios 2002 del Real Club de Monteros

 

P. 1997

Premios 1997 del Real Club de Monteros

 

Francisco León agradeciendo el Premio Literario «Jaime de Foxá».(Fotografia: Real Club de Monteros)

Francisco León agradeciendo el Premio Literario «Jaime de Foxá».(Fotografia: Real Club de Monteros)

P. 1995

Premios 1995 del Real Club de Monteros

 

La Infanta entregando el Premio a la «Personalidad Venatoria» a la Duquesa Viuda de Montellano

La Infanta entregando el Premio a la «Personalidad Venatoria» a la Duquesa Viuda de Montellano

P. 1994

Premios 1994 del Real Club de Monteros

 

Marques de la Viesca, Maria Cabanyes, Conde de Teba, Infanta Dª Alicia, Iñigo Moreno de Arteaga, Condesa de Teba y César Fernández de la Peña. (Fotografía: Real Club de Monteros)

Marques de la Viesca, Maria Cabanyes, Conde de Teba, Infanta Dª Alicia, Iñigo Moreno de Arteaga, Condesa de Teba y César Fernández de la Peña. (Fotografía: Real Club de Monteros)

Iñigo Moreno de Arteaga, Condesa de Teba y César Fernández de la Peña. (Fotografía: Real Club de Monteros)

Iñigo Moreno de Arteaga, Condesa de Teba y César Fernández de la Peña. (Fotografía: Real Club de Monteros)

El Conde de Teba recibiendo el Premio a la «Personalidad Venatoria» de manos de la Infanta Dª Alicia acompañados de Iñigo Moreno de Arteaga. (Fotografía: Real Club de Monteros)

El Conde de Teba recibiendo el Premio a la «Personalidad Venatoria» de manos de la Infanta Dª Alicia acompañados de Iñigo Moreno de Arteaga. (Fotografía: Real Club de Monteros)

Alfonso de Urquijo recibiendo el Premio al «Arte y Cultura». (Fotografía: Real Club de Monteros)

Alfonso de Urquijo recibiendo el Premio al «Arte y Cultura». (Fotografía: Real Club de Monteros)

P. 1993

Premios 1993 del Real Club de Monteros

 

La marquesa de Laula, la Infanta Dª Alicia, Premio a la «Personalidad Venatoria» y César Fernández de la Peña. (Fotografía: Real Club de Monteros)

La marquesa de Laula, la Infanta Dª Alicia, Premio a la «Personalidad Venatoria» y César Fernández de la Peña. (Fotografía: Real Club de Monteros)

Andrés Parladé Premio al «Arte y Cultura» y la Infanta Dª Alicia. (Fotografía: Real Club de Monteros)

Andrés Parladé Premio al «Arte y Cultura» y la Infanta Dª Alicia. (Fotografía: Real Club de Monteros)

La marquesa de Laula, Andres Parladé, Infanta Dª Alicia, marqués de Laula, duquesa de Calabria, Alfonso Urquijo, una persona no identificada, y César Fernández de la Peña. (Fotografía: Real Club de Monteros)

La marquesa de Laula, Andres Parladé, Infanta Dª Alicia, marqués de Laula, duquesa de Calabria, Alfonso Urquijo, una persona no identificada, y César Fernández de la Peña. (Fotografía: Real Club de Monteros)

P. 1992

Premios 1992 del Real Club de Monteros

 

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