Hay días de caza que quedan indeleblemente marcados en el calendario del recuerdo. Eso aconteció el pasado día 19 de noviembre en la finca de “Los Llanos”, Horcajo de los Montes, en la montería que anualmente viene celebrando el Real Club de Monteros para sus socios.
Si los prolegómenos fueron buenos, con una animadísima cena el día anterior en el pueblo de Horcajo, en la que se respiró un ambiente de auténtica familia, de cariño y sincera fraternidad entre los miembros del Club, y en la que se llevó a cabo el sorteo de las posturas, el desarrollo y desenlace de la montería que vivimos el sábado no pueden si no ser calificados de extraordinarios.
Batimos la mancha de la mano de Alberto Muñoz-Calero que ayudó con pleno acierto a nuestros dos capitanes de montería, Pablo Fernández Gasset y Miguel Ángel Perlado Sotodosos, que llevaban meses dejándose literalmente la piel, para ofrecer a los socios una jornada de caza que seguro ninguno olvidará.
Tras una semana de, por fin, intensas lluvias, el sábado amaneció completamente despejado con un sol radiante y escaso viento, día que, como bien apuntó Rafael Alonso, tras rezar en común la Salve Montera de Jaime de Foxá, con la que se puso fin al estupendo desayuno que se preparó en los porches de Navalcaballo, nos regaló, en esta ocasión, nuestro también patrón S. Eustaquio.
De ahí, con una organización casi militar, parte de las armadas partieron hacia la mancha, lo que previamente habían hecho una hora antes otros monteros desde Horcajo, donde desayunaron juntos, pues ocupaban cierres que necesitaba colocación previa. La mancha era, sencillamente, una belleza compuesta de sierra, morras, valles, rañas…. vestidos de un reverdecido bosque mediterráneo que desprendía ese olor mágico que tanto apreciamos los monteros.
Batíamos el monte en abierto, fieles a uno de los principios que es pilar de nuestro querido RCM, con dieciocho magníficas rehalas, entre las que se encontraban algunas de nuestros más emblemáticos socios, que hicieron las delicias de los monteros tanto por su belleza, como por su buen hacer, cerrándolo con cincuenta y ocho posturas. Su incuestionable trabajo, a los mandos de sus perreros, que se batieron el cobre sin ambages, fue esencial para el exitoso resultado de la jornada.
Desde el primer momento, tras la algarabía de la suelta, comenzaron a escucharse disparos en la mancha, con una cadencia casi ininterrumpida hasta que sonaron las caracolas tocando a recogida sobre las tres de la tarde.
Como siempre pasa cuando se caza en abierto, la suerte estuvo repartida, pero la gran mayoría de los que allí concurrimos tuvimos la oportunidad de levantar el rifle para intentar abatir a alguno de los bravos venados, listas ciervas y escurridizos cochinos a los que nos enfrentamos. Alguno casi se queda sin balas, mientras que unos pocos no apretaron el gatillo, pero todos, absolutamente todos, disfrutamos por igual de los lances propios y los ajenos, de los aciertos y de los inevitables fallos. Los cierres, tras el acierto en la decisión del modo de cazar las rehalas, disfrutaron de lo lindo sumando muchos lances, lo mismo que les sucedió a las traviesas.
Hubo puestos que revolcaron hasta cuatro animales y varios tres. Y otros que fallaron otros tantos. El cervuno dio el juego esperado y los marranos pusieron a prueba el temple y el oficio de los monteros. Las ladras y las carreras no dejaron de producirse hasta la finalización de la montería para gran regocijo de todos.
El tapete lo conformaron 28 venados, 27 jabalíes y 25 ciervas. Ochenta animales cobrados en abierto. El número, pese a no ser los más importante, lo dice todo. Llegaron algunos venados realmente bonitos a la junta.
El Club goza de evidente salud. Un buen puñado de juniors, que rondaban los veinticinco, y unos cuantos seniors, también en aumento, nos dimos la mano en una jornada decididamente inolvidable que nos impulsa a seguir trabajando y que augura, ojalá Ntra. Sra. de la Cabeza lo quiera, la celebración de ese fin de semana montero completo para la próxima temporada.
Larga vida al RCM.
Ramón Menéndez-Pidal.
Comunicación RCM
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